Una cruzada con diferentes trajes
La coalición de intereses artísticos, de convicciones ideológicas y quizás también de equilibrios generacionales que desde hace unos años protagonizan Neil Young y el grupo Promise of the Real sigue adelante. Ya en forma de giras, de conciertos o de nuevos discos, mientras que Young de forma paralela va publicando jugosas muestras de sus amazónicos y gloriosos archivos... para alivio de una parte de sus incondicionales. Porque es indudable que un segmento de la afición youngiana no tiene suficiente, o le sabe a poco, con su actual joint venture con la banda liderada por el hijo de Willie Nelson, Lukas.
The visitor es, en cualquier caso, un nuevo capítulo de esta colaboración en forma de tercer álbum, después de The Monsanto years de hace dos temporadas y el directo Earth, de hace una. El trasfondo de reivindicación y denuncia que subyace en la génesis de este proyecto conjunto desde sus inicios muestra aquí unos matices significativos, como que las estereotipadas y airadas canciones de denuncia aparecen ahora en forma de cálida, un punto divertida y formalmente hermosa música de protesta. Divertida en el sentido, por ejemplo, de contestar al lema trumpiano de “make America great again” con la canción Already great, que abre el volumen a modo de toma de posicionamiento y que vendría a ser un Rockin’ in the free world puesto al día. Más allá de ello, sonoramente el proyecto es, como mínimo, confuso y a ratos desconcertante, con sitio hasta para un funk sui generis, gotas de latinidad (Carnival )opuro y duro spoken word.