La reforma que no llega
El Gobierno del PP presentó una nueva reforma de las pensiones –la última es del 2013 y no se acabará de desplegar hasta dentro de una década– como una de sus grandes metas para esta legislatura. Sin embargo, de momento no hay ninguna señal que permita hablar de algún tipo de avance tanto en la comisión parlamentaria del pacto de Toledo como en las negociaciones entre la ministra de Empleo, Fátima Báñez, y los agentes sociales. La comisión parlamentaria se comprometió en su día a presentar un paquete de recomendaciones antes del verano. Desde hace tiempo, los miembros de la comisión ven imposible cerrar algún acuerdo en lo que queda de año. La mesa de las pensiones, que reúne a gobierno, la patronal y los sindicatos mayoritarios también, está atascada. Las posiciones son extremadamente dispares y las acusaciones, cruzadas. Mientras unos piden eliminar el factor de revalorización –que limitará durante años la subida de las pensiones al 0,25% anual– e incrementar, por ejemplo, las cotizaciones máximas; otros son partidarios de dejar de pagar las bonificaciones con cargo a las arcas de la Seguridad Social o financiar prestaciones como la de viudedad con impuestos. A la espera de una reforma que no llega, por ejemplo, la propuesta de Báñez de hacer compatible al 100% pensión y trabajo –que reclama la OCDE y que anunció la ministra hace más de un año– continúa en el limbo.