Collboni garantiza que mantendrá el pacto hasta el final del mandato
El socialista Jaume Collboni quiso ayer cortar de raíz los rumores que desde hace meses hacen apuestas sobre cuándo pondrá fin al pacto de gobierno que mantiene con la alcaldesa Ada Colau, con las especulaciones en torno a en qué momento los socialistas se desmarcarán del equipo municipal y tratarán de marcar perfil propio a fin de que sus apoyos no acaben diluidos entre los de los comunes. Collboni está tan satisfecho con este primer año de acuerdo que está bien dispuesto a llegar hasta el final del mandato. Al menos esa es su intención. Al menos así lo aseguró a los periodistas ayer por la tarde unos minutos antes subirse al escenario del salón de actos del Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) para hacer su particular balance de este primer año de entendimiento con Colau. El balance sobre los dos primeros años de mandato, entonces con el mono de segundo teniente de alcalde, ya lo hizo hace pocas semanas a cuatro manos con el alcalde accidental Gerardo Pisarello.
Y cuando Collboni, arropado por sus concejales y el propio Miquel Iceta, cogió ayer por la tarde el micrófono y se dirigió a los suyos en un ambiente muy festivo demostró cómo pretende marcar perfil propio, de qué manera planea no diluirse como suele ocurrirles a tantos socios minoritarios: poniendo sin ningún complejo el acento en la izquierda. Quizás sea porque algunas recientes encuestas electorales aseguran que los socialistas de Barcelona están poniendo fin a la sucesión de descalabros que sufrían comicio tras comicio... o quizás sea porque los del PSC no tenían tan claro hace un año cómo saldrían parados de esta empresa, pero el caso es que Collboni quiso mostrarse ayer dispuesto a llegar al final.
Y si bien la entrada del PSC en el gobierno parecía principalmente destinada a normalizar las relaciones del Ayuntamiento con el empresariado barcelonés, Collboni sacó ayer pecho del trabajo de los socialistas en materia social. Habló de emergencias sociales, de barrios fracturados, de precariedad y pobreza. “¿Cómo podíamos hablar del Mobile si teníamos en la ciudad niños que no comían tres veces al día?”. Todo ello con un punto vintage, sin perder nunca de vista los resultados de las tres décadas de gobiernos de su partido de esta ciudad. “Nosotros tenemos una responsabilidad, tenemos un patrimonio de gobiernos de izquierdas. De modo que no cogimos calculadoras electorales. No pensamos qué sería lo más conveniente para el partido. Decidimos hacer lo que teníamos que hacer, lo que era bueno para Barcelona. No entramos en el gobierno para dar lecciones a nadie, pero tampoco, permitiremos que nos las den”.