Ser o no ser... malvada
Hay un largo reguero de referencias, miguitas de pan tiradas en el bosque cultural, que nos llevan a esta Lady Macbeth de Oldroyd. Excelente elección, se puede decir, como película inaugural del Festival de Autor (D’A) que ayer arrancaba en Barcelona.
Cuenta la historia de una mujer primero sometida y luego apasionadamente vengativa. Que ha sufrido y, quizá por eso, porque ha sufrido, no duda en hacer sufrir y, ya puestos, no duda en matar.
Estamos, y entramos de pleno en la película de Oldroyd, en la Inglaterra rural de mediados del XIX. Katherine (Florence Pugh), como la Macbeth de Shakespeare, está marcada por el mal, con un mal difuso que la rodea como un aura.
No se puede decir que Oldroyd, que proviene del teatro, resulte excesivamente teatral en su debut cinematográfico. Por el contrario, despoja su película de música y de todo aquello que no abunde en la belleza de la composición. Es como una sucesión de pinturas que remiten a cierto arte digamos escandinavo, de una austeridad tan desnuda como amenazante. Aunque superficialmente al menos no hay exceso de drama ni patetismo. Porque el drama, como la procesión, va por dentro de Katherine, casada con un hombre que la ignora. Un ser amargado, como su suegro, que vive con ellos. Un viejo terrateniente dominante y cruel. Los dos la desprecian y la humillan. Hasta que llega la venganza. Primero en forma de un apasionado idilio con un bruto subalterno, y luego todo lo demás...
Esta historia, y así empezamos ya a recoger las miguitas del camino cultural recorrido, se basa en el relato Lady Macbeth de Mtsensk de Nikolai Leskov; la misma historia en la que Shostakovich se inspiró para su ópera, tan denostada por Stalin. En Shostakovich, a diferencia del relato original, la culpa de la mujer hundía sus raíces en lo social.
En el filme, como en sus referentes, el mal es la cuestión. Pero Oldroyd hace descansar la pregunta, como la película, en la maravillosa interpretación de Florence Pugh, de una compleja, brutal y descarnada calidad. ¿Estamos ante una asesina por cálculo? ¿O lo es por amor? Nada es sencillo aquí.