Trump prevé un “baño de sangre” si los republicanos no apoyan sus planes
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha advertido a los congresistas de su partido que si no apoyan sus planes y no son capaces de unirse para tumbar el Obamacare, los republicanos sufrirán “un baño de sangre” en las elecciones de medio mandato del 2018, es decir, que perderían el control del Senado y la posibilidad de llevar a cabo la agenda política conservadora.
La advertencia la realizó Trump en una reunión a puerta cerrada con congresistas que tenía por objetivo contrarrestar las críticas y el rechazo que ha suscitado entre senadores del Grand Old Party (GOP) el proyecto de ley con el que la dirección del partido pretende derogar la reforma sanitaria implantada por la administración anterior. “No habrá otra oportunidad”, advirtió Trump, según lo que trascendió al pool de periodistas que cubren permanentemente la actividad del presidente. “Voy a apoyar el plan de sustitución del Obamacare y me voy a reunir con los congresistas lo que sea necesario para conseguir la aprobación”. La reacción de Trump es significativa por el grado de división que registra el Partido Republicano, que después de estar seis años denunciando el Obamacare como la causa de todos los males, no tenía preparada ninguna alternativa de consenso cuando ha conquistado de nuevo el poder. La alternativa conservadora presentada ahora para derogar y sustituir el sistema de asistencia médica asequible no ha satisfecho a los conservadores más radicales y a los libertarios contrarios al intervencionismo del Gobierno federal, que la consideran una mera reforma del sistema anterior. La llaman Obamacare lite y Obamacare 2.0”. Pero tampoco satisface a los congresistas centristas procedentes de estados que se sumaron al Obamacare para extender la asistencia médica asegurada en su territorio. La Asociación Médica de Estados Unidos rechazó el proyecto y apeló a la conciencia de los legisladores para que no apoyen una ley que “penaliza a los pobres, a los ancianos y a los enfermos”.
Los republicanos no tendrán problemas para superar el trámite en la Cámara de Representantes, que ya empezó ayer los debates, pero necesitan una mayoría de 51 senadores. Tienen 52 pero los senadores que se han manifestado en contra son suficientes para tumbarla junto a los demócratas.
Con este escenario, el líder de la Cámara, Paul Ryan, atribuyó la imagen de división al hecho de que los republicanos llevaban ocho años en la oposición y todavía no se han adaptado a la tarea legislativa de apoyo a una administración republicana. “Son los dolores del crecimiento”, dijo.