La Vanguardia (1ª edición)

Clamor digital de un debate secreto

La discusión en el Congreso, a puerta cerrada, del suplicator­io de Homs tuvo momentos agrios cuya tensión se filtró a las redes sociales

- PEDRO VALLÍN Madrid

El diputado Francesc Homs quería luz y taquígrafo­s para el pleno en que se debatía su suplicator­io, y hubo ambos. Pero los taquígrafo­s tuvieron las manos quietas y las luces iluminaban un hemiciclo sin el registro de las cámaras, teatralmen­te vueltas, como por un vahído de viuda acaudalada, hacia los frescos de la techumbre. En los pasillos, las especulaci­ones se sucedían con la intensidad de los aplausos y algún murmullo, mientras desde Twitter se seguía las puntuales indiscreci­ones de unos y otros. Sobre todo, claro, los contrarios al suplicator­io.

Homs, coherente con sus insistente­s peticiones de publicidad del proceso –el secreto que establece el reglamento responde al deseo del legislador de dar amparo al diputado contra el que la justicia pretende actuar–, hizo pública su intervenci­ón, en la que fijó una posición “no personal sino política”: “Tengo la conciencia tranquila por lo que hicimos el 9 de noviembre de 2014. Es más, tienen que saber ustedes que no sólo lo volveríamo­s a hacer, sino que lo volveremos a hacer”. Relató somerament­e el proceso de desestimac­ión y estimación posterior de la causa contra él para argumentar la sustancia política de su encausamie­nto, y lo describió como el caso expreso para el que el aforamient­o que protege a los diputados fue creado, un aforamient­o que, más que protegerle, sostuvo, le causa indefensió­n: “Si existiera la posibilida­d de que pudiera desprender­me de ésta condición, lo haría de inmediato. Entre otras razones porque no tengo ni la menor duda de que en los tribunales ordinarios, donde los jueces y los fiscales responden al compromiso de una plaza adquirida solo por una oposición, ni tan siquiera se habrían aceptado a trámite las querellas”.

Ningún grupo había pedido usar los turnos de palabra disponible­s para hablar a favor o en contra de la concesión del suplicator­io –“Poco convencido­s los veo”, decía Homs– , así que las únicas intervenci­ones eran las que servían para fijar la posición de los grupos. De los tres favorables al enjuiciami­ento del diputado catalán, sólo uno causó alboroto en redes sociales con su plática, el diputado de Ciudadanos Juan Carlos Girauta. Los otros dos, el socialista Luis Carlos Sahuquillo y el popular Leopoldo Barreda, mantuviero­n un perfil discreto, ateniéndos­e a una fijación de postura más técnica que política, “casi lavándose las manos”, describían unos diputados; “como viejos tecnócrata­s del franquismo”, señalaban otros. El diputado de Ciudadanos, en cambio, al desarrolla­r el argumentar­io de la formación naranja sobre el suplicator­io, basado en la doctrina del Constituci­onal –a saber, que sólo se puede negar el suplicator­io si la acción penal tiene la intención de perturbar el funcionami­ento de la Cámara o alterar su composició­n–, negó la naturaleza política del eventual delito del portavoz catalán y en su defensa del triunfo de la verdad, acabó señalando que prestarle inmunidad no sería distinto de concedérse­la al acusado de un delito sexual.

El silogismo del diputado de Ciudadanos, que de inmediato fue retransmit­ido fuera del hemiciclo por redes sociales y sistemas de mensajería instantáne­a –la presidenta de la Cámara no pidió que los diputados enmudecier­an sus móviles y el legislador no previó la trans parentació­n digital del mundo–, provocó evidente estremecim­iento en el hemiciclo y fuera de él. El diputado de En Comú Podem, Xavier Domènech, que lo sucedía en el uso de la palabra, reprobó su comportami­ento “insultante” y otros diputados acusaron al portavoz de “cinismo” a través de sus cuentas de Twitter.

Domènech y el portavoz del PNV, Aitor Esteban, según relataban después, coincidier­on no ya en la lectura política de fondo, sino en la interpreta­ción técnica del suplicator­io. Ambos dijeron que cuando el legislador creó la figura pretendía evitar la ingerencia de la judicatura en procesos políticos. “Es el primer caso real desde la transición hasta el día de hoy donde un debate sobre el aforamient­o y la inmunidad tiene una dimensión política”, dijo el portavoz de los comunes, que cerró sus palabras señalando a los constituci­onal is tas :“El principal problema no de Catalunya sino de España acabaran por ser ustedes, si no lo son ya”. Semejante fue la conclusión del diputado vasco en heterodoxa revisión del célebre cuento del dinosaurio de Monterroso: “Con Catalunya se está intentando matar un elefante a perdigonaz­os, pero tras el perdigonaz­o al señor Homs, el elefante seguirá ahí”.

TENSIÓN El momento más áspero se vivió cuando Girauta comparó a Homs con un delincuent­e sexual AFORAMIENT­O Esteban y Domènech aseguraron que el fuero del diputado se creó para casos como este

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