El Barça recupera a Leo Messi ante el Celtic
El Barça se aferra a su delantera para iniciar un resurgimiento en Glasgow
Hubo un tiempo en que dio la sensación de que el partido del Barcelona en the Paradise iba a ser un trámite, pero una velada en el campo del Celtic, orgulloso y pasional ante cualquier adversario, nunca ha carecido de sustancia. Y menos hoy para el conjunto de Luis Enrique, que necesita un triunfo para asegurar el pase a los octavos de final de la Liga de Campeones por décima tercera vez consecutiva y levantar el ánimo para encarar un tramo de Liga de extrema dificultad, agravada por el empate del pasado sábado. Sonará en Glasgow el himno de la Champions, la afición local entrará en calor interpretando el You’ll never walk alone y el Barcelona expondrá su tridente –que ha firmado 11 goles en la presente edición– en uno de los escaparates más formidables de Europa.
Messi, plenamente recuperado de la indisposición que le impidió jugar el sábado, se ejercitó ayer en Celtic Park con toda normalidad. Hacía frío, y la temperatura a la hora del partido no rebasará por mucho los cero grados, pero el argentino no ofreció ningún síntoma de malestar. Para la afición del Celtic es como una pesadilla. Brendan Rodgers, técnico local, afirmó que el Barça es diferente con o sin Leo. Recordó que el equipo blaugrana perdió contra el Alavés en ausencia del crack y en el partido siguiente atropelló al Celtic por 7-0. Recordó asimismo que el Barcelona viene de empatar contra el Málaga, también sin Messi, como diciendo que la secuencia apunta a otra actuación estelar.
Según Luis Enrique, el Celtic que visitó el Camp Nou, con cinco defensas y una presión dispersa con lo que Rodgers traicionó sus postulados, no tendrá absoluta-
mente nada que ver con el que aparecerá hoy. En primer lugar, porque si no gana dilapidará todas sus opciones de clasificación. En segundo término, porque la afición y el ambiente del Celtic Park obligan al ímpetu, según pudo comprobar el Manchester City, que tuvo que conformarse con un empate (3-3) en un partido de enorme intensidad. “El Barça ya lo experimentó antes, saben que es un sitio complicado”, avisó Rodgers, y prometió agresividad. “Es un escenario de los escogidos de Europa –asintió Luis Enrique–, donde a cualquier jugador le apetece jugar por la historia y la magnifica afición que tiene, en un ambiente espectacular”. A Messi le encanta jugar en the Paradise, del que conserva varios recuerdos, como la camiseta de un rival, de sus dos anteriores visitas. Tiene un mística especial.
Pero no es momento de romanticismos para el Barcelona. Es el momento de recuperar el potencial demoledor. De que Messi, autor de 7 goles, se consolide como máximo realizador de la Champions, de que Neymar recobre el instinto después de anotar un único gol en los últimos 7 partidos, de que Luis Suárez haga innecesarias las incorporaciones de Piqué al ataque. El central, que no se entrenó el lunes por las molestias de un pisotón en el partido contra el Málaga, se ejercitó ayer en Escocia y no se pone en duda su participación. No. Aunque juegue en the Paradise el Barça no está para sentimentalismos, por mucho que Luis Enrique afirmara que es como una semana cualquiera. “Tengo la misma sensación que en una semana normal de campeonato. Todavía estamos en la jornada doce de Liga, en la quinta de Champions, en el mes de noviembre... Quedan tantos meses que para mí es una semana normal”, argumentó.
Pero bajo esta supuesta normalidad el drama permanece latente. En diez días el Barça puede perder una fracción muy relevante de sus opciones en la Liga o condenarse a la última jornada de la Champions para intentar acceder a las eliminatorias. Diez días que empiezan hoy en Glasgow con una obligación y que si no parecen tan adversos no es por la tendencia del equipo, sino porque la delantera titular está en perfecto estado de revista.