La bebé oculta en una bolsa de deporte
Dos mujeres marroquíes detenidas al pasar a Melilla con una niña de mes y medio a punto de asfixiarse en un maletín cerrado
El nerviosismo las delató. Su intento de ocultar a la Guardia Civil de Melilla la bolsa de deportes granate, de apenas cincuenta centímetros de longitud, en la que dos mujeres marroquíes escondían a un bebé de mes y medio terminó por infundir sospechas en el agente que, hasta entonces, se había limitado a un control rutinario. Cuando la primera mujer, cargada con una bolsa de barras de pan y con un niño de dos años de la mano, intentó pasar a su compañera la mochila que llevaba colgada a la espalda, despertó las sospechas del agente.
Fuentes de la Comandancia de la Guardia Civil de Melilla confirmaron ayer a este diario que la sorpresa del guardia, de nombre Rachid, que se encontraba de servicio el martes en el paso fronterizo de Beni Enzar, fue mayúscula cuando encontró en el interior de la bolsa a la niña, envuelta en una manta y con la cremallera cerrada herméticamente y con síntomas de asfixia. La temperatura era bastante alta en esos momentos, en torno a la una del mediodía del martes, una jornada de calor en Melilla pese a estar a mediados del mes de noviembre.
Rachid rescató al bebé de su prisión y observó que “estaba como dormida, pero ya tenía en su cara un color bastante rojizo, síntoma de que se estaba asfixiando. Cuando la cogí se puso inmediatamente a llorar”. Respirar aire la reanimó y vomitó sobre el uniforme de Rachid cuando fue extraída del interior. La niña fue trasladada inmediatamente a la Casa Cuna de Melilla, dependiente de los servicios sociales melillenses, donde se recupera satisfactoriamente.
El guardia civil que destapó la situación comenta que “me sorprendió mucho la reacción de las dos mujeres cuando descubrimos a la niña ya que apenas reaccionaron. Ni se pusieron a llorar, ni a protestar, como hubiera sido lo lógico. Estuvieron frías, muy frías, como si la niña no tuviera nada que ver con ellas”.
Las dos mujeres, de 31 y 27 años de edad y ambas de nacionalidad marroquí, fueron detenidas por la Guardia Civil y puestas a disposición judicial. El magistrado encargado del caso ha ordenado el ingreso en prisión de la mujer de más edad, la que portaba la bolsa, que tiene su domicilio en Melilla, acusada de un delito contra el derecho de ciudadanos extranjeros. También decidió dejar en libertad provisional con cargos a la mujer más joven, que asegura que es la madre de la niña y aporta una partida de nacimiento con la que intenta demostrar que la bebé tiene la nacionalidad española.
Fuentes de la Delegación del Gobierno de Melilla dudan de que esa partida de nacimiento sea legal y se inclinan por una falsificación, ya que si el documento fuera válido no hubieran tenido ningún problema para atravesar la frontera con la niña en brazos. Tienen serias sospechas de que se trata de un caso de tráfico de bebés, aunque “serán finalmente las pruebas de ADN las que determinen si la niña es efectivamente familiar de la joven marroquí que dice ser su madre”.
El paso de bebés en la frontera de Melilla, especialmente por la de Beni Enzar que es atravesada por unos 15.000 marroquíes cada día, es muy frecuente. Una buena parte de los partos de mujeres procedentes de todo el norte de Marruecos tienen lugar en el hospital comarcal de Melilla, 1.800 el año pasado, el 60,8% de los nacimientos que se produjeron en el centro sanitario. Por ello, es muy habitual y frecuente que madres marroquíes atraviesen la frontera con sus hijos recién nacidos, bien para regresar a sus domicilios en Marruecos, bien para someter a los pequeños a revisiones en el hospital donde dieron a luz.
El caso de la niña de la bolsa de deportes recuerda al ocurrido en mayo de 2015 cuando un niño subsahariano de siete años fue localizado en el interior de una maleta gracias al escáner situado en el paso fronterizo ceutí de Tarajal. Hoy el pequeño, de nombre Adou Outtara, vive en Madrid con su familia, aunque su padre se enfrenta a una petición de tres años de cárcel.
En aquella ocasión se pudo comprobar que la entrada del niño de la maleta era un intento de reagrupamiento de una familia procedente de Costa de Marfil, que habían rehecho su vida en Lanzarote. Pero faltaba por reincorporar al pequeño Adou, que se había quedado en África al cuidado de los abuelos, y su padre recurrió a las mafias que trafican con personas para que lo introdujeran en España por la frontera de Ceuta. El padre, Alí, siempre sostuvo que pagó a las mafias pero no sabía que su hijo iba a ser introducido en el interior de una maleta, lo que pudo haberle provocado la muerte por asfixia.
La policía investiga si la pequeña es de verdad hija de una de las arrestadas o se trata de tráfico de bebés