El mensaje de las 2.676 palabras
Casi 22 minutos de discurso, un total de 2.676 palabras que se cerraron con tres minutos de aplausos desde el hemiciclo. El Rey casi superó ayer la duración de su discurso de proclamación, el más largo y el más intenso de cuantos ha pronunciado como correspondía a la ocasión. Ayer, la apertura de la XII legislatura se desarrolló con una solemnidad institucional que recordaba la del 19 de junio de 2014 cuando diputados y senadores fueron testigos de su proclamación como Rey. Con una escenografía muy similar, aunque en esta ocasión no se alteró la configuración de la tribuna presidencial, el Jefe del Estado vivió ayer una experiencia inédita, por ser la primera vez que presidía la ceremonia más importante del sistema democrático y por las circunstancias en las que se ha producido, tras dos convocatorias electorales y diez meses de gobierno interino. Ayer, el Rey tenía muchos temas a tratar, desde el triple compromiso de la Corona: con los ciudadanos, la democracia y España, hasta el papel de la clase política en la resolución de una crisis que a punto estuvo de abocar en unas terceras elecciones. El Jefe del Estado habló los 22 minutos para dar la voz a los parlamentarios hasta la próxima convocatoria electoral y, al final, senadores y diputados, menos Podemos y los nacionalistas, le dedicaron tres minutos de aplausos.
La última vez que Felipe de Borbón asistió a una apertura del Parlamento fue el 27 de diciembre de 2011; como Príncipe de Asturias. Habían pasado 32 años desde la primera ocasión cuando el 9 de mayo de 1979, asistió a la apertura de las primeras cortes constituyentes. Tenía 11 años, los mismos que tiene ahora la Princesa de Asturias quien, representando la continuidad de la Corona, estuvo ayer en la tribuna presidencial, junto a la Reina y su hermana, la infanta Sofia, de 9 años. Las dos niñas, la princesa de rojo, y la infanta de gris (una elección no casual que marca la relevancia de la heredera al trono) se sentaron juntas, a diferencia de las ocasiones en las que el Príncipe Felipe acudió a la ceremonia y sus hermanas, las infantas Elena y Cristina, se situaban en la tribuna de honor, por encima de los escaños. La Reina, con gesto serio y vestido achanelado verde, de Felipe Varela, estuvo pendiente de las niñas que, por un día, faltaron al colegio. Los Reyes mantienen una estricta normativa en cuanto a la aparición de sus hijas en actos oficiales y de hecho, además del día de la proclamación, Leonor y Sofía, solo están presentes en el desfile del 12 de Octubre, aunque no acuden a la recepción posterior en el Palacio Real. Su presencia ayer fue simbólica, para remarcar la esencia de la institución monárquica: continuidad y estabilidad dentro del marco constitucional.
Los Reyes acudieron a la ceremonia junto a la princesa Leonor, de rojo, y la infanta Sofía, de gris