Colores del barroco
Festival de Torroella
Intérpretes: Cappella Neapolitana; Antonio Florio, director; Valentina Varriale, soprano
Lugar y fecha: Espai Ter (7/VIII)
Tras años de ausencia en Catalunya, Antonio Florio y su grupo –antes conocido como Capella della Pietà de Turchini (referencia a un color)– y desde hace meses rebautizado como Capella Neapolitana, entra a los anales del Festival de Torroella. No es repetitivo decir que hubo años de gloria en Catalunya para la música antigua con el extinto Festival de La Caixa. El pelo blanco de aquellos grandes protagonistas sigue en primer plano: Florio desarrolla en Italia una intensa labor recuperando repertorios barroco y dirigiendo producciones de antiguas óperas de aquel centro del mundo que fue Nápoles. En esta ocasión también sacó de los archivos algo de repertorio desconocido como el Salve
Regina de Orazio Benevoli y un concerto-Simfonia en La menor de Nicola Fiorenza (s. XVIII), ambas obras muy menores si se comparan con las del resto del programa.
En realidad el programa estaba estructurado en torno a los Salve Regina, con una soprano de buen carácter vocal, con agudos de proyección, buen ejercicio ornamental, voz de cuerpo y portamento al agudo de buena técnica. Aunque costó sacar adelante el de Benevoli que abrió el programa, válido para un congreso de especialistas.
Dentro del género, siguió el de Leonardo Leo, compositor de proyección, posterior a Benevoli. Y luego las cumbres del repertorio: el de Pergolesi, de corta vida pero de intensa y delicada expresión. Afortunado en la ópera, pero a la vez muy respetuoso del carácter religioso de la invocación, y con estructura musical afín a la del Concerto instrumental, que permitió a la soprano exhibir cualidades vocales y expresivas. Las que culminaron con el Salve Regina del gran maestro Vivaldi, que asentó la forma del Concerto, dando además protagonismo al violín solista, en una versión con delicados matices. En medio el magnífico Concerto para violín, cuerdas y continuo –gran labor de esta sección– en Re mayor en el que el concertino Alessandro Ciccolini dejó ver un sonido claro, ornamentación y carácter en el fraseo.