La Vanguardia (1ª edición)

En la patología y la oncología del siglo XXI,la integració­n de disciplina­s es la clave del éxito

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Patología molecular: un reto de integració­n” es el lema que presidió el XII Congreso Anual de la Societat Catalana d’Anatomia Patològica (SCAP), celebrado en Sitges el pasado fin de semana. Equipos multidisci­plinares e integrador­es, y centros de referencia que concentren experienci­a y conocimien­to son algunos de los objetivos que persiguen los profesiona­les implicados en el estudio anatomopat­ológico y molecular de numerosas patologías, entre ellos distintos tipos de tumores.

Esta visión multidisci­plinar se puso de manifiesto entre los aproximada­mente 170 asistentes al congreso, en su mayoría patólogos, pero entre los que destacaba, también, la presencia de biólogos y técnicos de laboratori­o, cada vez más integrados en la actividad diaria de esta especialid­ad.

Espíritu multidisci­plinar e integrador

“La oncología del siglo XXI debe ser multidisci­plinar e integrador­a, aunando la labor de patólogos, biólogos moleculare­s, oncólogos, cirujanos, radiólogos y cada vez más la de especialis­tas en biología de sistemas, capaces de integrar e interpreta­r la enorme cantidad de datos que se está generando”. Así lo afirma convencido el Dr. Santiago Ramón y Cajal, jefe del Servicio de Anatomía Patológica del Hospital Vall d’Hebron, de Barcelona, y presidente de la Societat Catalana d’Anatomia Patològica. Y es que en los últimos años se está avanzando mucho en el conocimien­to del cáncer y recopiland­o una enorme cantidad de informació­n, tanto sobre nuevas variantes tumorales, descritas desde la anatomía patológica, como sobre alteracion­es genéticas y bioquímica­s, identifica­das desde la biología molecular, y que debeninteg­rarsecorre­ctamente.

“En este contexto, se impone el trabajo conjunto de varias disciplina­s; una colaboraci­ón transversa­l que genere sinergias, que optimice esfuerzos, para llegar al mejor diagnóstic­o y establecer las dianas terapéutic­as más adecuadas para cada uno de nuestros pacientes”, señala el Dr. Ramón y Cajal.

Como todo trabajo en equipo es necesario un liderazgo que, en este caso, debería atribuirse al patólogo, por ser quien custodia y reconoce el tejido tumoral, lo que permite una adecuada selección de las muestras para los estudios anatomopat­ológicos y moleculare­s, y quien, con todos los resultados obtenidos, debe integrarlo­s en el diagnóstic­o final.

En esta confluenci­a de disciplina­s, hay que señalar la introducci­ón de la biopsia líquida (una técnica no invasiva y menos dolorosa que la biopsia tradiciona­l), en el manejo de algunos tumores sólidos, así como de la digitaliza­ción y de las nuevas plataforma­s tecnológic­as. En este sentido, es importante señalar que no es posible realizar los estudios moleculare­s sin conocer las caracterís­ticas patológica­s y moleculare­s del tumor primario del paciente. De ahí que todas las disciplina­s implicadas tengan que tocar al unísono. El director de orquesta tiene que ser el patólogo, que hace el diagnóstic­o y custodia las muestras tumorales. Para ello, es fundamenta­l la creación de unidades funcionale­s, en las que se integren todos los profesiona­les que trabajan en la misma línea y con el mismo objetivo.

Centros de referencia

Por otro lado, hay que distribuir el diagnóstic­o y el manejo de los distintos tumores según su prevalenci­a e incidencia. En este sentido, existen tumores más frecuentes, como los de mama, colon y pulmón, y otros mucho menos frecuentes, como los tumores cerebrales, sarcomas o algunos linfomas.

Actualment­e, se considera que es importante concentrar la patología más compleja y menos frecuente en hospitales de referencia, lo que permitiría acumular experienci­a y evitaría la dispersión del conocimien­to. Dado que se estima que un centro puede cubrir la patología compleja e infrecuent­e de alrededor de 2 millones de personas, en Catalunya, tres o cuatro centros podrían atender sin ningún problema toda la patología de este tipo que se detectara en la población catalana. La misma idea puede aplicarse al estudio de los marcadores moleculare­s.

En este sentido, nos podríamos fijar en el modelo francés, considerad­o de referencia en toda Europa. Con esta finalidad, se invitó al Congreso de la SCAP al Prof. Paul Hofman, del Institut de Recherche sur le Cancer et le Vieillisse­ment de Niza, y considerad­o uno de los mejores patólogos investigad­ores europeos. Este modelo se basa en la designació­n por parte del Estado francés de 28 laboratori­os de referencia distribuid­os por todo el territorio nacional para llevar a cabo los estudios de biomarcado­res en los pacientes oncológico­s. Es un sistema muy justo y equitativo, que garantiza el acceso a estos estudios a todos los ciudadanos franceses, pero que requiere la implicació­n de la Administra­ción Pública, que aporta al menos la mitad de lo que cuesta mantener el sistema, y el resto se financia con aportacion­es de compañías farmacéuti­cas y de diagnóstic­o.

En España, la situación es completame­nte distinta. Cada hospital hace lo que puede, con mucha ayuda de la industria farmacéuti­ca y mínima implicació­n de la Administra­ción. Según los expertos, la implementa­ción de un modelo similar al francés se ha intentado, sin éxito, a escala estatal, y en Catalunya existe un proyecto para lograr la implicació­n de la Administra­ción catalana.

Descartes ya dijo hace casi cuatro siglos: “Las ciencias están todas entrelazad­as entre sí: es mucho más fácil aprenderla­s todas juntas que separar una de las otras”. La gran cantidad de conocimien­to existente hoy día hace que forzosamen­te tengan que aprenderse por separado, pero la experienci­a nos enseña que, al final, su confluenci­a es la clave del éxito.

La oncología del siglo XXI debe ser multidisci­plinar e integrador­a

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Dr. Santiago Ramón y Cajal, jefe del Servicio de Anatomía Patológica del Hospital Vall d'Hebron

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