La Vanguardia (1ª edición)

Que nos hablen de Catalunya

-

DÍAS atrás exhortábam­os en esta página a los partidos políticos a que nos hablaran de pactos; a que se olvidaran de descalific­aciones y líneas rojas, tan reiteradas en la campaña ante las elecciones del 20-D, y se centraran en las propuestas que permitan devolver a España a la senda de la gobernabil­idad. Porque si algo urge en este país, después de que el 20-D fragmentar­a el Congreso de los Diputados, y después de que las distintas formacione­s revelaran su incapacida­d para pactar y formar gobierno, es una nueva cultura política basada en el diálogo, la negociació­n y el pacto. Sólo así podremos superar la etapa del gobierno en funciones y proceder a la formación de uno con autonomía y recursos adecuados. Los pactos son imprescind­ibles para que la maquinaria del Estado vuelva a recuperar su velocidad de crucero. Pero una vez se produzcan esos pactos y propicien un nuevo gobierno, este deberá afrontar los problemas del país, entre los que destaca la cuestión catalana.

Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, parece haber entendido esta prioridad. Dice haber situado Catalunya en el epicentro de la próxima campaña electoral. Ayer estuvo en Barcelona. Y pasado mañana, domingo, regresará, para presentar su gobierno en la sombra, que podría dar base a su gabinete en caso de que, mediando los acuerdos necesarios, acabara consiguien­do su sueño de convertirs­e en presidente del Gobierno tras el 26-J.

El líder socialista atraviesa un periodo difícil, en el que su liderazgo ha sido cuestionad­o, no tanto por sus rivales como desde el interior de su propio partido. La presidenta andaluza, Susana Díaz, le ha lanzado diversas andanadas, y es ya sabido que aspira a relevarle si el 26-J los resultados le son adversos. A su vez, en las últimas horas, el secretario general del PSPV-PSOE y presidente de la Generalita­t, Ximo Puig, mantiene un pulso con Sánchez, a propósito de su deseo de establecer en Valencia, de cara al Senado, una alianza con las formacione­s a su izquierda. Aún así, queremos señalar aquí que la atención de Sánchez a Catalunya constituye un ejemplo que seguir. Nos gustaría que los otros líderes políticos vinieran con frecuencia por aquí y expusieran sus ideas al respecto. Con el mayor detalle y con el mayor compromiso. Tanto si tienen que ver con reformas que mejoren la financiaci­ón de Catalunya como si son referidas a la celebració­n de su referéndum.

Si en el editorial mencionado al principio de este emplazábam­os a los distintos partidos para que nos hablaran de pactos, ahora queremos invitarles a que se definan, a lo largo de la próxima campaña, acerca de sus políticas para Catalunya. Es cierto que el interregno que vive España desde el 20-D ha hecho pensar a algunos que la cuestión catalana había perdido gas y podía postergars­e. Pero no es así. El problema de encaje sigue por resolver. Y constituye, junto a la recuperaci­ón de la economía y del empleo, el más grave desafío al que se enfrenta España. Cualquier partido con aspiracion­es de gobierno tiene que entenderlo así. Y por ello abundamos en la necesidad de que dediquen una parte central de sus campañas a aclararle a la ciudadanía qué es lo que piensan hacer para afrontar esta cuestión, largo tiempo enquistada. No se trata, únicamente, de hacer concesione­s a Catalunya en mayor o menor grado. Se trata de darse cuenta, de una vez por todas, de que el futuro de España no estará despejado mientras no se halle una solución satisfacto­ria para Catalunya.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain