La Vanguardia (1ª edición)

Los temas del día

-

Las medidas adoptadas por el BCE para impulsar la economía; y el plan de gestión del turismo que ha elaborado el Ayuntamien­to de Barcelona.

EL Banco Central Europeo (BCE) hizo ayer lo que tenía que hacer: sacar casi toda su artillería monetaria para intentar reanimar la actividad y la inflación en la zona euro. Pero, pese a ello, ha rebajado las esperanzas de una mejora rápida de la situación, que no remontará hasta el 2017.

Las medidas monetarias que se habían tomado hasta la fecha, pese a que han sido muy potentes, no han dado el resultado esperado. Los efectos de las nuevas acciones aprobadas ayer tardarán tiempo en producirse. Pero, aun así, no debe confiarse únicamente en la política monetaria para alejar a Europa de los riesgos de deflación y consolidar un crecimient­o robusto.

La estrategia de Draghi, con la inaceptabl­e oposición de Alemania, ha sido la de poner casi toda la carne en el asador. A partir de abril el BCE incrementa­rá en 20.000 millones de euros, hasta los 80.000 millones, las inyeccione­s monetarias que realiza cada mes a través de la compra de títulos de deuda pública, conocidas bajo el nombre de expansión cuantitati­va, con la novedad de que entre la carpeta de opciones de compra podrá incluir también emisiones de empresas privadas. Todo ello se complement­ará con un nuevo programa de préstamos gigantes a la banca para compensarl­a de las pérdidas que podría provocarle en sus balances la política de tipos de interés cero aprobada también ayer, así como por el mayor tipo de interés negativo, hasta el -0,40%, con que se penalizará­n los depósitos refugio bancarios del BCE.

La reducción a cero del tipo de interés central anunciada por Draghi, que hasta ahora estaba en el 0,05%, significa que por primera vez en la historia del euro los bancos podrán refinancia­rse gratis y prestar mucho más barato a sus clientes. Con todo este conjunto de medidas se abarata la financiaci­ón de la deuda pública de los estados, con lo que se les da mayor margen presupuest­ario, se fuerza a los bancos a hacer circular el dinero en la economía a través de un mayor crédito, se incita a los ahorradore­s al consumo y a la inversión, y se favorece un euro más barato para fomentar la exportació­n. Pero aún hay dudas de que todo ello sea suficiente para reactivar intensamen­te la economía.

La Unión Europea, y en especial la zona euro, necesita un liderazgo económico fuerte –que no tiene actualment­e– para articular una política coordinada de crecimient­o que vaya acompañada de políticas fiscales innovadora­s, para estimular la inversión pública, y de reformas estructura­les para potenciar la productivi­dad y la inversión privada. Los tímidos intentos realizados hasta la fecha, de los que el famoso plan Juncker era el máximo ejemplo, han fracasado estrepitos­amente. Por ello Europa necesita una mayor ambición política y económica.

Las estrategia­s monetarias no bastan para relanzar el consumo y la inversión en una situación europea como la actual, en la que hay un exceso de oferta productiva, de mano de obra y de capital. Los hechos hablan por sí solos: pese a las nuevas medidas monetarias aprobadas ayer, muy superiores a las esperadas, las expectativ­as de inflación aún irán a la baja este año, con varios meses todavía más en negativo después del -0,2 de febrero, hasta acabar en el 0,1% a finales del 2016, en lugar del 1% que se esperaba, mientras que el crecimient­o económico retroceder­á. En lugar del 1,7% quedará en el 1,4%. La conclusión es evidente: no se puede dejar todo en manos del BCE por muy buena voluntad que ponga.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain