Tras la senda de las sacas blancas
Un paseo por estaciones de BARCELONA, BADALONA y MONTCADA para averiguar por qué unas vías dan asco y otras no
El Ayuntamiento de Badalona emitió el pasado lunes una nota de prensa explicando que instaba a Adif a limpiar los márgenes de la vía del tren a su paso por la ciudad, concretamente el tramo ubicado frente a la escuela Progrés, a medio camino entre el centro de toda la vida y el nuevo barrio residencial y portuario. Al parecer tan insigne punto estaba hecho un asco. Y uno acude al lugar dos días después dispuesto a hacer inventario y vivida crónica de la inmundicia que desluce la fachada marítima de la ciudad y se encuentra que todo está ya limpio como una patena. Ni una mísera lata de cerveza oxidada. Y tanta gente pensando que esta empresa no atiende a la ciudadanía, tanta gente convencida de que a esta compañía le da lo mismo que los viajeros lleguen tarde a sus destinos...
“Nosotros, si nos llaman, vamos”, repone un portavoz del gestor de infraestructuras ferroviarias, bien seguro de sí mismo y de sus palabras. La verdad es que ser portavoz de Adif en Catalunya es un trabajo duro. Los rapapolvos son constantes... “Y si no nos llaman pues...”. Además, lo de Badalona no es una simple casualidad. Los agujeros por donde los más pobres de entre los pobres se colaban en la estación fantasma de Bifurcació-Vilanova ya están tapiados. Allí, hace unas pocas semanas, a los pies del Teatre Nacional de Catalunya, un incendio desencadenó una descomunal humareda que durante una mañana puso en un brete al metro y a las Rodalies. Siquiera las ratas saben cuánto tiempo estuvieron abiertos aquellos agujeros. Pero todo está ahora muy adecentado. Los aledaños ya no recuerdan a un estercolero. Y encima aún pueden verse en la zona unos cuantos obreros de Adif muy diligentes retirando rastrojos bien gordos con sierras mecánicas. Y más allá de Badalona, por Montgat, también se dejan ver las brigadas de limpieza. “Pues deben esforzarse tanto que aquí nunca llegan”. Vecinos de la calle Carrill de Montcada i Reixac se quejan de que viven junto a un “criadero de ratas”. “El pueblo tiene cuatro estaciones, y un montón de vías –agregan–, y todas están la mar de limpias menos las que pasan al lado de nuestra casa”. Desperdicios muy viejos, algunos podridos, otros oxidados, se hunden en una mullida selva de malas hierbas.
Un exconcejal de una localidad metropolitana bregado en estas lides reivindicativas, y que prefiere conservar el anonimato, explica que si uno se queja, sobre todo si se queja mucho, le acaban atendiendo, y si se queja poco pues... “Todo es siempre muy coyuntural y puntual. Acabas teniendo la impresión de que Adif no tiene ningún sis- tema establecido, ningún plan estructural de mantenimiento. Además, y esto también hay que reconocerlo, los ayuntamientos tampoco hacen mucho. Muchos apenas tramitan expedientes de disciplina urbanística”. El portavoz de Adif también dirige algunas lindezas a los consistorios. “Alguno se llegó a quejar de que las vallas eran demasiado altas, muy feas... ¡Pues los sofás abandonados no los lanzan desde los trenes! Los municipios podrían sensibilizar un poco a la gente, implicarse un poco más en el mantenimiento de las vías”.
Ricard Font, secretario de Infraestructures i Mobilitat del departamento de Territori i Sotenibilitat, dice que el problema de Adif en Catalunya es que no tiene suficiente autonomía con respecto a la dirección de la empresa en Madrid. “Y también
A Adif le gustaría que los municipios se implicaran más en el mantenimiento de los márgenes de las vías
le falta presupuesto. Y ello puede apreciarse en la instalación de vallas, en la limpieza de los márgenes de las vías...”.
“A veces vienen y limpian, dicen lacónicos los vecinos del entorno del puerto de Badalona, contemplando las grandes sacas blancas llenas de desperdicios. “Y otras veces no –añaden–... Pero el problema son las vallas. Están muy viejas, muy oxidadas... y en algunos puntos son muy bajas”. “Y hay mucha gente que cruza las vías. Es una tontería, una temeridad, pero... Hace apenas un par de semanas un hombre murió atropellado por el tren aquí mismo, un domingo por la mañana”.