Naturaleza criminal
Los desastres por el calentamiento terrestre han aumentado un 14% en una década
Las catástrofes climáticas, en buena medida derivadas del calentamiento global, han causado 606.000 muertes en los últimos 20 años.
Las catástrofes climáticas (inundaciones, tormentas, olas de calor, sequías y otros sucesos meteorológicos extremos) han ocasionado la muerte de 606.000 personas en los últimos 20 años, según un informe de la ONU. Con este documento, la ONU hace un llamamiento de urgencia –ante la próxima cumbre de París– para que se alcance un acuerdo mundial para reducir las emisiones de gases invernadero causantes del calentamiento del planeta.
Los desastres relacionados con el clima se han hecho más frecuentes, debido sobre todo a un aumento en el número de inundaciones y tormentas. Entre el 2005 y el 2014, se ha registrado un promedio de 335 desastres anuales vinculados al clima, lo que significa un aumento del 14% con relación al período 19952004 (y casi el doble respecto a la década 1985-1994). Así lo indica el informe de la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres. Aunque los científicos no pueden calcular qué porcentaje de este aumento es debido al cambio climático, los datos encajan con las previsiones que marcan un aumento de los fenómenos climáticos extremos.
Las inundaciones, que suponen el 47% del total de las catástrofes relacionadas con el clima, han afectado a 2.300 millones de personas, y han causado 157.000 muertes, la mayor parte de ellas en Asia (un 95%). Las grandes tormentas han sido menos frecuentes que las inundaciones pero más mortíferas, pues han causado el fallecimiento de 242.000 personas (y en total son el 40% de este tipo de desastres). La inmensa mayoría de estas muertes (89%) se dieron en países de bajos ingresos, aunque éstos registraron sólo el 26% de las tormentas. Las olas de calor han sido particularmente letales; han provocado 164.000 muertes y cada episodio ha dejado 405 fallecidos de promedio.
El promedio de muertes anuales por las catástrofes climáticas ha ido aumentando (34.000 muertes al año en el período 2005-2014, frente al promedio de 26.000 muertes al año entre 1995 y el 2004), aunque estas cifras se han visto condicionadas por el elevado peaje del ciclón Nargis, que causó 138.000 muertes en Birmania en el año 2008. En cambio, el número de afectados ha bajado, pues se redujo a 165 millones de afectados al año de 2005 al 2014 (frente a los 245 millones en el período 1995-2004). Aquí la causa es el pico del año 2002, cuando la sequía y la tormenta de arena golpearon a 300 millones de personas en India y 100 millones en China.
Los dos países que más contribuyen al calentamiento, China y EE.UU., han sufrido el mayor número de catástrofes; pero China e India (el tercer país emisor) son los más golpeados atendiendo al número de afectados (seguidos de Bangladesh, Filipinas y Tailandia). En América, Brasil es el país con mayor número de afectados, y en África, lo son Kenia y Etiopía. Las pérdidas suman 1,89 billones de dólares (1,78 billones de euros), el 71% del total atribuido a los desastres naturales. “Por todo esto es importante el nuevo acuerdo sobre el cambio climático”, dijo la directora de la referida Oficina de la ONU.
Sin embargo, el consenso para alcanzar un acuerdo en París está aún lejos, pues sigue habiendo profundas discrepancias sobre la forma jurídica del pacto, cuya finalidad última es reducir los gases que calientan la atmósfera y evitar una subida de dos grados de temperaturas a final de siglo (respecto a la época preindustrial). La UE pide que las reducciones de gases invernadero tengan un carácter vinculante (y sean de obligado cumplimiento), pero EE.UU. y China no aceptan esta premisa y se avienen sólo a que estas exigencias se rijan por la legislación nacional. “Queremos la justicia climática para los millones de pobres”, advirtió ayer el ministro indio de Medio Ambiente, Prakash Javadekar, quien reclamó para las naciones menos adelantadas un fondo para financiar las medidas de adaptación al cambio climático (que golpea sus países) y compensar así los daños y pérdidas que les causa el calentamiento.
Los países pobres piden un fondo de “daños y pérdidas” para financiar medidas de adaptación al cambio climático