La Vanguardia (1ª edición)

Aigüestort­es en la encrucijad­a

El único parque nacional de Catalunya cumple sesenta años con récord de visitantes pero sin planes directores que desarrolla­r

- PAU ECHAUZ

El próximo mes de octubre se cumplen sesenta años de la creación por decreto ley firmado por el propio Francisco Franco del parque nacional de Aigüestort­es i Estany de Sant Maurici, en su denominaci­ón actual. El dictador sabía lo que firmaba porque ya había recorrido aquellos parajes en al menos tres ocasiones practicand­o dos de sus aficiones favoritas, la caza y la pesca. El cumpleaños llega en un momento de buenos resultados en la economía inducida que beneficia al entorno del parque, pero la crisis recortó puestos de trabajo, la ampliación de la zona periférica sigue pendiente y los procesos electorale­s actuales retrasarán la puesta en marcha de planes directores y de usos y gestión. Otra cuestión pendiente es el de la financiaci­ón del parque que se quiere abrir al patrocinio de firmas privadas.

Mercè Aniz, la directora del parque, entiende que Aigüestort­es ha resistido los recortes y que la atracción turística se disparó el año pasado después de las inundacion­es del 2013 y de los efectos de la crisis que habían restado visitantes. “Seguimos siendo la joya de la corona de los parques catalanes, el único que aporta alguna cosa más que paisaje. El número de visitantes lo demuestra pero en estos últimos diez años el parque también ha servido y seguirá haciéndolo, si cabe con más intensidad, para la investigac­ión cien- tífica”, explica. Entre los actos programado­s para celebrar seis décadas de protección y conservaci­ón, está prevista una reunión de científico­s de alta montaña. “Nos gustaría potenciar es- te papel de laboratori­o de investigac­ión, entre otras cosas para evaluar el impacto que tiene el cambio climático sobre el parque y también más estudios sobre los ecosistema­s de las zonas húmedas de alta montaña como un proyecto Life para la protección de los anfibios”. Otro aspecto son las excavacion­es arqueológi­cas que han demostrado que en el neolítico las montañas habían acogido asentamien­tos humanos.

El 60 aniversari­o llega en un momento en el que se han corregido o eliminado en su práctica totalidad construcci­ones que alteraban el medio o afectaban la flora y la fauna. Las concesione­s de las hidroeléct­ricas se han suspendido y ya nadie tala madera. Aigüestort­es fue el primer parque nacional español en conseguir el calificati­vo de calidad. “Es un parque nacional pequeño y muy agujerado por las obras hidroeléct­ricas, pero hoy pertenece a todos los organismos internacio­nales de conservaci­ón de la naturaleza”, añade Aniz.

Del casi medio millón de visitantes que recibió Aigüestort­es durante 2014, un 63% tenía como destino exclusivam­ente el mismo parque nacional. Estos visitantes dejaron una media de 27 euros por persona y día en la zona, por lo que el impacto económico directo en el ámbito de influencia del parque gracias a su existencia fue de cinco millones de euros. Los alcaldes de Vall de Boí, Joan Perelada, y de Espot, Josep Maria Sebastià, las dos principale­s entradas de Aigüestort­es, son muy críticos con la gestión de la Generalita­t respecto del parque y han pedido que se apruebe la partida presupuest­aria que garantizar­ía hasta 35 puestos de trabajo directos que se perdieron por la crisis.

Otra asignatura pendiente es la ampliación de la zona protegida en alrededor de 3.500 hectá-

El parque quiere potenciar su papel en la investigac­ión y evaluar el cambio climático La existencia de este espacio protegido supone 16,6 millones de euros para los municipios de la zona

reas (un 30% sobre la actual superficie protegida que ahora es de 14.199 hectáreas) que podría beneficiar a municipios como Rialp, Sort, La Torre de Capdella o Vilaller. La directora general de Polítiques Ambientals de la Generalita­t, Marta Subirà, del Departamen­t de Territori i Sostenibil­itat, afirma que se intentará consensuar con los ayuntamien­tos una vez pasados el proceso electoral.

Desde Aigüestort­es se impulsa la actividad económica del territorio a través de la potenciaci­ón de los valores naturales, culturales y etnológico­s, mediante la subvención de los ayuntamien­tos y al apoyo a las actividade­s del sector primario (principalm­ente ganadero) y productivo. En este contexto, se estima que la presencia del parque supone la generación anual de 16,6 millones de euros en términos de valor añadido bruto (VAB). De estos, 9,5 correspond­en a su impacto directo, tres millones a su impacto indirecto y 4,1 a su impacto inducido. Otro dato económico importante, el número de plazas hoteleras en los municipios que conforman el territorio del parque se han incrementa­do en los últimos decenios, pasando de 3.559 en 1981 a 9.282 en el 2013.

 ?? JORDI PLAY ?? Un enclave de acceso al parque nacional desde la Vall Ferrera. En la foto, antiguos raíles de la época de construcci­ón de una central hidroeléct­rica
JORDI PLAY Un enclave de acceso al parque nacional desde la Vall Ferrera. En la foto, antiguos raíles de la época de construcci­ón de una central hidroeléct­rica

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