Miénteme, Miguel
Bosé presenta en Cap Roig ‘Amo tour’, la gira de un disco de doloroso proceso de cocción
Con Miguel Bosé (Panamá, 1956) nada resulta previsible. Ni siquiera una conversación sobre el inminente tramo catalán de su Amo tour. La gira en la que, además de presentar sus nuevas canciones, el cantante hace un repaso a los éxitos de siempre. Una tormenta de rayos y truenos –literal– hace que la línea telefónica parezca un entrecortada línea telegráfica del Oeste, y Bosé un explorador solitario aislado entre la lluvia y la nieve. El festival de Cap Roig acoge hoy el primer concierto de Bosé en tierras catalanas. Mañana sigue en el Festival de Música de Cambrils, para casi un mes después (7 septiembre), llegar a Barcelona, al Palau Sant Jordi. Bosé ofrecerá seis canciones del nuevo disco Amo, y el resto es un somero repaso a los éxitos de sus casi 40 años de carrera. “Es la oportunidad, tras la gira de los Papitos, de construir un espectáculo nuevo, algo innovador y técnicamente poderoso”, dice.
Le acompañan ocho personas entre músicos y coristas. El escenario, encuadrado por cuatro grandes paneles con pantallas led por las que Bosé, generalmente de blanco, con larga camisola, deambula como si deambulara por su casa (o por su pasado). “Todos los conciertos son idénticos”, subraya Bosé, reacio a la improvisación y a lo inesperado.
Algo de explorador y mucho de solitario transmite la conversación con este veterano del pop español que dice que se acerca a los sesenta (próximo año) “paso a paso, porque cada cosa llega en su momento”. Exacto en sus respuestas y poco expansivo, no busca Bosé una falsa confianza que no existe. En sus respuestas se muestra preciso como la ciencia que dice le obsesiona, “los algoritmos, las estrellas, todo eso que amo desde pequeño”, afirma.
Y ante tanta puntualización, para evitar malentendidos, tentado está uno de decirle “miénteme”, como Joan Crawford a Sterling Hayden en Johnny Guitar. ¿No iba Miguel Bosé para estrella de cine? “No soy actor, lo descubrí hace tiempo. Tuve la suerte de trabajar con buenos directores –Almodóvar, Patrice Chéreau– pero sé que no soy actor”.
“Amo – explica Bosé– hace referencia a la primera persona del singular del verbo amar. No habla de sentimientos de posesión”. Tampoco tiene nada que ver con ser el “amo de su casa”, donde Bosé reina entres sus cuatro hijos, dos parejas de mellizos. “Amo habla de amor en el sentido de amor al conocimiento”, añade. “Soy lo que soy gracias a lo que he aprendido y todavía amo descubrir y aprender y amo mis recuerdos y amo lo que he sido y seré”.
Amo toca muchos asuntos, muchas preocupaciones, muchos temas. “Ningún disco es monotemático, y uno habla en sus canciones de lo que necesita hablar”. Lo que es innegable es que Bosé ha conseguido un sonido propio. El sonido Bosé que el cantante viene desarrollando desde los ochenta. Desde aquel seminal Bandido en el que empezó a cristalizar su estilo. ¿Electrónico? “No; mi música no es electrónica. Lo son Pet Shop Boys o Fangoria. Yo uso la electrónica, que no es lo mismo. O mejor dicho la informática para construir mis canciones”.
Bosé no utiliza instrumentos para componer, caza sonidos en la red, descarga bucles sonoros, no necesariamente electrónicos. Las guitarras, los metales, todo en sus canciones “surge de mi exploración por los archivos informáticos de los que saco las bases musicales”. El 90, incluso el 100% de mis composiciones nace así. Es una forma de componer, quizá por incapacidad de hacer otra cosa”. “De todo el proceso creativo –añade–, la parte más dolorosa es la composición. Un parto. El concierto es lo que más disfruto”. Controlador por naturaleza, incluso interviene en los vídeos. “Poco reconocen aquí mi trabajo de producción”. ¿Qué es entonces Amo tour? “La cereza feliz de un pastel que ha tenido una difícil cocción”.
“Soy lo que soy gracias a lo que he aprendido y todavía amo descubrir y aprender, y amo lo que he sido y seré”