Pau Palacios
AGRUPACIÓN SEÑOR SERRANO
Pau Palacios, miembro de Señor Serrano, reivindicó ayer una “cultura pública y libre” al recoger el León de Plata con el que esta compañía de teatro ha sido galardonada en la Bienal de Venecia. Un premio a su innovación escénica.
El MNAC ha valorado una pintura mural que se halla en el domicilio familiar de Barcelona Las sobrinas del pintor han cedido 158 obras a la Fundació Perramon de Ventalló
Un técnico del Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC) y tres de la Biblioteca de Catalunya examinaron ayer el lote de libros y objetos de los pintores Albert Ràfols-Casamada y Maria Girona que aparecieron en los Encants de Barcelona y que aún no se había vendido. El diagnóstico reduce el supuesto valor del material que había parecido esparcido por el suelo de este mercado de segunda mano. “Se trata de fondos bibliográficos sin ninguna colección o dedicatoria importante”, dice una nota emitida anoche por el Departament de Cultura.
“Son libros pertenecientes al último tercio del siglo XX, gran parte en ediciones de bolsillo. Catálogos de exposiciones, revistas, postales manuscritas, facturas, circulares bancarias...”, señala el inventario provisional de estos técnicos. Y como único documento con perfil propio se alude a “una carta manuscrita del pintor Xavier Valls” (padre del primer ministro de Francia). En cuanto a las obra artística hallada lo único relevante son “tres o cuatro dibujos, no firmados, sobre estudios figurativos de anatomía realizados en papel de embalaje pero atribuibles al pintor”, así como un caballete, paletas y algunos tubos de pintura. La nota de Cultura especifica que la obra de Ràfols-Casamada y Maria Girona “está preservada” y “nada que pueda tener valor documental o patrimonial se ha malvendido”. Sobre una pintura mural que se hallaría en el domicilio familiar de la calle República Argentina, se señala que técnicos del MNAC ya han realizado un informe para poderla retirar. En cuanto a los libros y documentos vendidos en los Encants se añade: “Sería de interés poderlo conservar y darlo a conocer siempre y cuando el precio sea absolutamente razonable”.
El revuelo se inició el viernes pasado cuando el escritor y profesor de literatura Joan Pinyol lanzó este tuit: “La biblioteca, cartas, esbozos y obras de Albert Ràfols-Casamada y de Maria Girona malvendidos en los Encants. ¿Este será el nuevo país?”. Desde el Departament de Cultura se dieron órdenes de seguir la pista y el sábado por la mañana se personaba en los Encants la directora de la Biblioteca de Catalunya, Eugènia Serra. Pero llegó tarde, porque poco antes un coleccionista, Enric Palmitjavila, había adquirido el lote. Los vendedores, Mohamed Essafi y Jamal Graia, explicaron que un conocido suyo, que se dedica a vaciar pisos por encargo, compró el contenido y lo repartió en tres lotes que subastó entre los minoristas. Dos se los quedaron ellos (y, según declararon a Efe, pagaron 3.060 y 2.440 euros) y el tercero fue para otro minorista. La directora de la Biblioteca de Catalunya negoció a pie de parada una opción de tan- teo sobre el lote que aún conservaban (del que ayer emitieron informe) y planteó al comprador del otro lote una posible recompra.
Ràfols-Casamada, considerado uno de los referentes de la abstracción lírica y fundador junto a su mujer de la Escola Eina, falleció en el 2009 sin haber podido poner en marcha la fundación que había creado en Capellades (Anoia) para albergar su obra. Se hizo un proyec- to ejecutivo para la restauración del edificio (dos millones de euros), que tenían que pagar al 50% entre la Generalitat y el Ayuntamiento, pero nunca lo hicieron. Maria Girona falleció el pasado marzo a los 92 años. No tenían hijos y su legado se repartió entre sus sobrinas.
La venta en los Encants provocó un intenso debate en las redes. “Miseria cultural”, proclamaba el escritor Josep M. Fonalleras. El excon- seller Joaquim Nadal pidió una reflexión de fondo. El filósofo Bernat Dedéu se mostraba sorprendido por la alarma suscitada entre una “tribu” que considera el arte contemporáneo absolutamente prescindible pero se moviliza cuando se convierte en culebrón. Y aunque ponía en duda el valor del material, reconocía que podía haberse comprado para cederlo a la Escola Eina o a alguna biblioteca. El Departament de Cultura se autofelicitó por haber actuado “con celeridad”. Vicenç Ruiz, en Núvol, el digital de cultura, se preguntaba si se trataba de un caso de dejadez o de fetichismo patrimonial.
El debate evoca la polémica que se creó cuando los hijos del fotógrafo Agustí Centelles vendieron su archivo al gobierno del Estado y acusaron a la Generalitat de poco interés. Desde el gobierno autonómico no sólo se ha esgrimido en ocasiones la falta de recursos sino también la necesidad de convencer a los propietarios de archivos y bibliotecas para que sean cedidos a cambio de su custodia, catalogación y difusión. Y así se ha hecho recientemente con los fondos de la escritora Montserrat Abelló, del editor Gustau Gili o del filólogo Jordi Rubió i Balaguer, donados a la Biblioteca de Catalunya. Sin embargo, las compras que en su día la Generalitat hizo de los fondos de Carmen Balcells y de Esther Tusquets levantaron cierta polémica. Incluso entre los
archiveros, que lo consideraron un mal precedente.
Las sobrinas de la pareja de artistas, Maria y Marga Fuchs Girona, han mantenido negociaciones con el MNAC sobre el destino de la obra artística de Ràfols-Casamada sin llegar a un acuerdo. Por esa razón, hace tres meses acordaron ceder por cinco años un total de 158 obras a la Fundació Perramon de Ventalló (Alt Empordà), vinculada a la familia Daurella. Aquí, en lo que fue un antiguo pajar ahora acondicionado como sala de exposiciones, se pueden contemplar 62 óleos, que resumen toda su trayectoria.