Teherán, la hora de la verdad
La sociedad iraní ve la ocasión para demandar derechos y libertades
El acuerdo en el que Hasan Rohani había depositado todas sus energías desde que fue elegido en el 2013 es ya una realidad, y “una victoria legal, técnica y política para Irán”, según dijo ayer el presidente en una reunión del gabinete difundida por televisión.
“Es un logro que Irán ya no sea calificado de amenaza mundial” y “nadie puede decir que Irán se ha rendido”, afirmó. Rohani admitió que “ningún acuerdo es perfecto, siempre debe haber compromiso”, y que “hubo un momento en el que dudamos de poder conseguirlo”.
Aunque los retos para que este acuerdo entre en vigor son múltiples, incluida su aprobación por parte de los parlamentos de Washington y Teherán, la realidad es que, desde ya, ha abierto una nueva era para Irán. “Se crearán nuevas relaciones económicas con el mundo, dejaremos de estar aislados pero también será la oportunidad para que todos tengamos mayores libertades”, decía Kasraw, un ingeniero de 29 años que el lunes por la noche celebró junto a cientos de teheraníes el firma del acuerdo.
Mientras ondeaban las banderas y los cláxones de los coches ensordecían la ciudad, jóvenes como él aprovechaban para reclamar la libertad de algunos presos políticos, en especial del ex primer ministro y excandidato presidencial en el 2009 Mir Husein Musavi, que está detenido en su casa desde el 2011. “¡Mir Husein!”, gritaban algunos, en un recordatorio de los nuevos retos que se presentan. Muchos esperan que este gobierno luche por ceder mayores derechos, especialmente a los jóvenes y las mujeres, como prometió Rohani en su campaña. Los menores de 35 años representan entre el 60 y el 70% de la población. Y la tensión es latente, como quedó demostrado en la celebración del lunes.
Decenas de cuerpos de seguridad –muchos vestidos de civil– seguían minuciosamente todo lo que pasaba. Pasada la una de la madrugada, invitaron a la gente a terminar la fiesta. “Yo no soy muy optimista, pero el acuerdo debería darle fuerzas – Rohani– para imponerse frente a los más radicales. Un gran paso sería que se liberara a Mir Husein –Musavi– y los demás”, decía una activista que pasó por la cárcel después del 2009.
El sector radical teme que la firma del acuerdo nuclear vaya a dar impulso al reformista, que aboga por mejores relaciones con el mundo y mayor apertura en la sociedad. Este enfrentamiento quedará en evidencia en los meses venideros, cuando los radicales buscarán cualquier excusa para criticar al Gobierno, pero en especial en las elecciones parlamentarias de febrero del 2016.
“La sociedad seguirá pidiendo libertades, pero es muy posible que el señor Rohani no pueda darles todo lo que piden”, explicaba Ramin, un sociólogo convertido en empresario, añadiendo que los cambios económicos y sociales de los últimos años han ido transformado el país. Para bien y para mal. El Irán que recibe este
PRESOS POLÍTICOS Algunos aprovecharon la celebración en la calle para reclamar la libertad de Musavi
LAS PROMESAS DEL PRESIDENTE “Es muy posible que Rohani no pueda darles todo lo que piden”, dice un sociólogo
acuerdo pasa por una “situación crítica”, como lo describe Ramin. La crisis económica, sumada a esa transformación de la sociedad, ha ahondado grandes problemas sociales. Los divorcios y la drogadicción han aumentado considerablemente. “Los problemas económicos han llevado a más gente a las drogas, pero la inflación también tuvo efectos nefastos, la gente buscó drogas más peligrosas”, explicaba Hamid, un asesor psicológico que trabaja en varios centros de rehabilitación. Este hombre, que tiene contacto con los lugares más marginados de Teherán, dice que la crisis no sólo ha aumentado la drogadicción, el alcoholismo y otros problemas sino que ha disparado los robos.
Semanas atrás, el líder supremo, Ali Jamenei, se refirió al aumento del número de presos. “Es- te asunto tiene diferentes costos a nivel financiero, familiar, moral. Necesitamos enfocarnos en varias soluciones”, dijo durante una reunión con el sector judicial. Entre los delitos se incluye la corrupción, uno de los grandes retos que tendrá que superar Irán para que el dinero que entre en el país con el fin de las sanciones termine donde debe.
“Digamos que todos tendremos que recomponernos en esta nue- va etapa. La manera de hacer las cosas tendrá que cambiar y nuestras empresas tendrán que ponerse a punto para competir con las extranjeras”, dice Amir Bagheri, director de una firma de aire acondicionado para coches que reconoce que el levantamiento de las sanciones presenta grandes retos para las compañías que han sobrevivido a estos años: “Es la hora de medirse con la competencia”. Y no será fácil.
“Las sanciones han incrementado el precio de nuestros productos, han hecho imposible atraer inversores extranjeros y acceder a créditos internacionales”, reconoce Manoucher Gharavi, presidente de la fundación de desarrollo industrial Pars. “En nuestro caso las sanciones no volvieron nuestra industria miserable, pero como el resto de empresas en el mundo estamos buscando la manera de crecer”.
“Para muchos el acuerdo es un paso atrás, pero creo que el futuro significará dos pasos adelante”, decía Amir Mohebian, que comparaba la situación de hoy con el fin de la guerra contra Iraq en los años 80. “No fue bueno en su momento pero el futuro sí lo fue. Esta vez será igual, con beneficios para todos los jugadores”, concluía.