Aves domésticas y équidos

Hace meses que en Girona aparecen de vez en cuando gallinas decapitadas. En qué lugares exactos lo detalla el imprescindible Diari de Girona: “Ha habido alertas en el río Onyar, en el que se han encontrado gallinas sin cabeza en el tramo comprendido entre el puente de la Font del Rei y la zona boscosa próxima al cementerio municipal. Se desconoce de dónde proceden esas aves y por qué motivo se dejan muertas en espacios públicos como el cauce del río o en torno a un parque. El último hallazgo se produjo la semana pasada en el río Onyar. Hace aproximadamente un mes también se encontraron varios ejemplares, en días diferentes, en la zona del parque de Vista Alegre. En concreto en el cruce de las calles de l’Olivera y Taquígraf Martí. En estos casos se podía ver al ave con el cuello ensangrentado en la calzada y sin ningún rastro de dónde podía estar la cabeza. Días después, en el mismo punto aparecieron, en dos días consecutivos, bolsas con comida masticada en su interior. Tiempo atrás también hubo algún aviso de la aparición de una gallina decapitada en el barrio del Pont Major”.

No se sabe de dónde son esas gallinas ni por qué las decapitan ni por qué las dejan en la vía pública. Normalmente, cuando vas a comprar una gallina, lo primero que hace el vendedor es cortarle la cabeza y tirarla a un cubo, donde acompaña a otras cabezas previas si antes no le avisas de que te interesa. Tiran la cabeza pero no el cuerpo, y en todos estos hechos sucedidos en Girona aparecen los cuerpos. De entrada he pensado en la santería cubana, donde, además de ñame rayado, utilizan sangre de gallinas para propiciar que los orishas, divinidades hijas de Dios, posean al santero y éste hable y actúe en nombre de ellos. Pero, por lo que me explicó hace años un amigo de esa religión, cuando se acaba el ritual limpian la sangre y no lo dejan todo hecho una mierda, con las cabezas y los cuerpos diseminados por la ciudad. Además, ¿hay muchos santeros en Girona?

Tengo una teoría sobre el asunto. En El padrino hay un momento en el que un productor de Hollywood no quiere dar a un cantante protegido por Vito Corleone un papel principal en una peli. Le dice al consigliere de Corleone que ha ido a pedírselo: “Dile a tu jefe, sea quien sea, que ese cerdo de Johnny Fontane no trabajará nunca conmigo y que yo no me bajo los pantalones por muchos italianos que vengan a hacerme la puñeta”. Consecuentemente, al día siguiente el productor se despierta en su cama, ve las sábanas manchadas de sangre y, cuando las retira, encuentra la cabeza de su caballo de carreras preferido. Inmediatamente, a Johnny Fontane le dan el papel que quería. No sé por qué me parece que algunos de los que hace unos días pasaron un casting para tener un papel de figurante en la sexta temporada de Juego de tronos –que se rodará en Girona en septiembre– no han acabado de entender cómo funciona lo de decapitar animales como método de presión para conseguir un papel, y que no son lo mismo cuatro gallinas que un caballo que te ha costado 600.000 dólares.

Últimamente, en la ciudad de Girona aparecen de vez en cuando gallinas decapitadas