Portería blindada
Se marchó un gigante y vinieron dos guardianes. Se fue Valdés y ahora mismo nadie se acuerda de él. El mérito tiene dos nombres y dos apellidos. Claudio y Marc-André. Bravo y Ter Stegen. Los dos porteros que contrató el Barça, bajo los auspicios de Andoni Zubizarreta, están rindiendo a un nivel extraordinario. El chileno pone el cerrojo en la Liga. El alemán echa el candado en la Copa y la Champions. Bravo es el menos goleado de Primera, ha dejado la portería a cero en 18 de las 32 jornadas y sólo ha recibido 19 tantos (0,59 de media). Ter Stegen ha disputado la mitad de encuentros que su compañero (16) y ha logrado que no le marcaran en el 50% de los partidos (8). Ha en- cajado 11 goles (0,68 de media).
A los dos les gustaría jugar las competiciones en las que actúa el otro, pero no se conoce ningún tipo de tensión entre ellos. Es más, cuando Bravo detuvo el penalti ante el Valencia, uno de los que más lo celebraron en el banquillo fue su colega de posición. El alemán también había tenido su momento de gloria en una pena máxima, ya que desvió en la Champions un lanzamiento de Agüero.
Con 32 años el chileno, capitán de su selección, ejerce de veterano. Aporta serenidad y disfruta en un grande tras ocho años en un conjunto mediano como la Real Sociedad. El alemán, con una enorme confianza en sí mismo, es el joven (22 años), un diamante en bruto. Bravo hace mu- cho tiempo que dejó su casa. Ter Stegen salió el pasado verano de su país tras 17 años en la disciplina del Borussia Mönchengladbach. A los dos les une las ganas tremendas de mejorar y una bue- na capacidad de autocrítica. “Me he quitado el mal sabor de boca de Sevilla porque me metieron el primer gol desde fuera del área de la temporada. Quería acabar la Liga sin que me hicieran un gol de lejos y no pudo ser”, recorda- ba el sábado Bravo con relación al primero de los dos goles que le marcaron en el Pizjuán.
Ter Stegen, acertado en el Parque de los Príncipes el miércoles al repeler un disparo de Cavani que habría supuesto el 1-2, también ha tenido sus fallos. Pero todo el mundo habría firmado unas prestaciones de los porteros como las que están teniendo en su primera temporada. Están disfrutando también fuera del campo. Bravo, con su esposa y sus tres hijos, con los que va arriba y abajo tras los entrenamientos haciendo vida en común. Ter Stegen con su novia Daniela, que está estudiando arquitectura. El alemán, que reside en Castelldefels, se lo pasa en grande saliendo a navegar o paseando por la playa con su perro. Eso sí, no deja que nadie toque sus guantes. Si alguien lo hace, pide automáticamente otros nuevos. El punto de locura de los porteros.
Tanto Bravo como Ter Stegen han echado el candado y venden muy caro el gol en contra