Kilómetros solidarios que cambian vidas
Unas 1.500 personas participan en la quinta edición de la Oxfam Trailwalker, cuyo reto es recorrer 100 km en menos de 32 horas
Primerizos o veteranos, corredores ocasionales o entrenados para largas distancias, veinteañeros o cincuentones, jefes o subordinados. A todos ellos ayer les unía un mismo objetivo: cubrir en menos de 32 horas los 100 km que separan Olot de Sant Feliu de Guíxols, el reto de la carrera solidaria Oxfam Trailwalker, referente contra la pobreza y ejemplo de superación personal.
“Tengo cosquillas en el estómago”, reconocía antes de la salida la integrante de uno de los equipos del bufete de abogados Cuatrecasas Gonçalves Pereira, cuyo reto era batir la marca de 22 horas lograda hace un año. Otros tenían expectativas más altas. “Queremos completarla en menos de 12 horas”, afirmaba Valentí Sánchez, miembro de uno de los seis equipos de Granollers Solidari, formado por experimentados corredores que han parti- cipado en las cinco ediciones.
“La noche, sumada al cansancio y al sueño, será lo peor”, advertían dos padres de la escuela Sagrat Cor de Sarrià que, animados por los maestros, se han sumado a este desafío solidario que ayudará a dotar de agua a personas que no tienen acceso a este recurso. Oxfam Intermón estima que cada año mueren más de 1,5 millones de niños menores de 5 años por enfermedades relacionadas con la ingesta de agua sucia.
Los 356 equipos, de los que más de la mitad son empresas, han recaudado 700.000 euros. “Participar con compañeros de trabajo contribuye a hacer piña y te enseña cómo superar retos”, decía Vanesa Jiménez, empleada de una de las oficinas de Girona de CaixaBank mientras se untaba de vaselina los pies para evitar las temidas ampollas. El grupo la Caixa, cuyos equipos recaudaron más de 100.000 euros, recibió el premio Oxfam Intermón por ser la empresa con más equipos inscritos, 60 en total.
Antes de empezar a correr, algunos ya se sentían vencedores, como el equipo de discapacitados visuales Reto Ilunion o los tres equipos en silla de ruedas de Asepeyo. “El ambiente, el compañerismo y el nivel de superación que viví el año pasado fueron extraordinarios”, explicaba Miguel Luna. Otros corrían por los que ya no pueden hacerlo: Alba, Judith, Rosa y Teresa se enfundaron el maillot por Zenón, un compañero del club Corredors.cat diagnosticado de esclerosis lateral amiotrófica. “Nuestro único objetivo es terminar la carrera por él”. Intrahistorias de una carrera que cura.
Los 700.000 euros recaudados se destinarán a luchar contra la pobreza y la falta de agua potable