El reto de reescribir la política
La crisis del sistema lleva a intelectuales y artistas a ocupar primeros puestos en las listas del 24-M
Juanjo Puigcorbé ha cancelado sus proyectos como actor para los próximos cuatro años. Hace un mes anunciaba su incorporación a la listas de ERC al Ayuntamiento de Barcelona como número dos. No es un florero: su elección está asegurada y ha garantizado que se dedicará a bregar toda la legislatura. “Me dicen que me cansaré, que no sea ingenuo, que no me meta en política –explica–, todos hablan como si alguna vez lo hubiesen hecho, pero yo creo que la sociedad civil está llamada en estos momentos a formar parte de la política”. Puigcorbé, el escritor y periodista Fernando Delgado, el poeta Luis García Montero, la exjuez Manuela Carmena han cruzado la línea y serán primeras espadas en las elecciones municipales y autonómicas del 24 de mayo. Mudan a una profesión incómoda para arremangarse y volver a unir lo político con la política.
Es el retrato, cada uno con sus matices, de un momento de profunda crisis del sistema de partidos –la detención el jueves del Rodrigo Rato redunda en ello– y al mismo tiempo de deseo de participar en la construcción de un futuro nuevo. Esta percepción de cambio, señala Joan Botella, de- cano de la facultad de Ciencias Políticas (UAB), es atractiva sobre todo para las personas de izquierdas en un movimiento interesante en los últimos años. Hasta ahora se “fichaba” a profesionales de otros ámbitos para incorporarse a los partidos, ahora son ellos –intelectuales, artistas– los que aportan las ideas, el espíritu del proyecto.
Hay una conciencia generalizada de la necesidad de renovar el “régimen del 78” pero sin un rumbo claro de hacia dónde hay que ir, explica Fernando Vallespín, catedrático de Ciencia Política (UAM). En este contexto es interesante y lógico que algunos intelectuales den el paso y ellos saben perfectamente por qué lo hacen: es el concepto del compromiso. Como ha sucedido en otros momentos clave de la historia.
“Soy un jubilado del periodismo y siempre he criticado desde la barrera. Me hace ilusión entrar en el ruedo en un momento interesante en cuanto a ideas, en cuanto a necesidad de cambio”. explica Fernando Delgado, último premio Azorín, y que comen- ta que desde el franquismo siempre ha sido un “ser político” como exigencia ética pero sin cruzar la línea de la política. Si la situación no fuese la actual, este “jubilado” afincado en Valencia admite que seguramente no habría dado el paso. “No vengo a hacer carrera, a mi edad sería patético, vengo a echar una mano”, explica. Dice que sigue la estela del “gabilondismo” al entender que la bajada de Ángel Gabilondo a la arena política en Madrid –fue ministro con Zapatero sin perder el talante– ha sido positivo para in-
“La sociedad está llamada a participar para cambiar el régimen oligárquico” “Me hace ilusión entrar en el ruedo en un momento de cambio necesario”
tentar superar la vinculación entre política y basurero.
Los cinco perfiles de estos próximos “políticos” tienen en común que sus carreras profesionales están ampliamente consolidadas o están de salida (como el caso de Delgado y la exjuez Carmena). No lo arriesgan todo en su empeño, subraya Vallespín, sino que ponen sus conocimientos al servicio de la política, para intentar cambiarla. “Al principio dudé, claro, siempre se piensa que es más cómodo quedarse en casa, pero a mi edad (67 años) también es muy atractivo ayudar y disfrutar de una generosidad que es compensatoria”, comenta Delgado.
La implicación de Puigcorbé llega de la mano de la reivindicación de la independencia de Catalunya, pero su lectura va más allá. “La sociedad está llamada a formar parte de la política porque se necesita hacer frente a un régimen oligárquico que ha aumentado las diferencias entre las cúpulas y las clases medias y trabajadoras”, indica. Si dentro de unos cuantos días se convirtiese –los votos dirán– en un concejal de oposición, tampoco va a arrepentirse. Preparar la capitalidad de Catalunya (independien- te) requiere mucho trabajo, dice.
El papel de Podemos –y en otro ámbito el paso de Ada Colau– ha sido importante para cambiar algunos conceptos en España, para recordar –de momento en el plano teórico– el vínculo de lo político con la política, alejarla en su análisis de un sistema vinculado a la corrupción y la inutilidad. Los perfiles de los que hablamos –señala el catedrático Joan Botella– son de personas discretas, modernas, ordenadas, que se pueden sentir en la obligación de participar en un momento de percepción de cambio, lo que supone un homenaje a la pro- pia actividad política. Y también un intento de los partidos ya existentes de izquierda de hacer frente a la irrupción de Podemos.
La crisis del sistema ha movilizado a gente que ha decidido implicarse mucho más allá de la conocida fórmula de ocupar los últimos puestos de una lista –que no salen elegidos– en forma de gesto de apoyo. Unos para reformar desde el mismo sistema, otros para intentar impulsar la ruptura. Recordaba García Montero en un programa de radio que Antonio Machado ya decía “cuídate de quien te diga que no te metas en política”. Unamuno, Ortega y Gasset, Alberti, Barral..., la lista es larga y responde sobre todo a momentos (República, transición..) clave en la historia. Pero no se trata de mirar tan atrás, sino de reflejar cómo hoy lo político vuelve a llamar a las puertas de la política, y los aquí protagonistas han venido para quedarse un tiempo.