La Vanguardia (1ª edición)

Polvo de hueso y células madre para soldar vértebras

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La fusión vertebral es una operación rutinaria, se hacen miles al año en hospitales como Vall d’Hebron. Se colocan placas y tornillos y a cada lado de las vértebras se pone hueso para que la placa no se afloje. Fijar un par de vértebras no es problema, porque se utiliza hueso de la cresta ilíaca del paciente. Cuando son muchas vértebras a fijar, no hay cresta suficiente y se añade hueso liofilizad­o de banco de tejidos para construir un andamiaje y que las células crezcan en él. Eso es lo que debe ocurrir, pero no siempre es así. Depende de muchas variables. Demasiada incertidum­bre para una operación tan invasiva y dolorosa. Así que en el servicio de cirugía ortopédica de Vall d’Hebron se plantearon si ese producto de hueso –un polvo grueso blanco– sumado a células mesenquima­les procedente­s del propio paciente, precursora­s precisamen­te de sus huesos, podrían aumentar las posibilida­des de que aquello ligase y ejerciera de andamio, de hueso.

Así empezó el ensayo con el BST que se lleva a cabo también en otros cuatro centros de Barcelona. “Estamos en una fase experiment­al, sin resultados para publicar. Ya tenemos a 35 de los 62 enfermos que participar­án en el estudio y la evaluación dura un año”, explica Joan Bagó, coordinado­r de Cirugía Ortopédica. To- dos ellos sufren espondilol­istesis degenerati­va, una dolencia con un proceso degenerati­vo que causa dolor al caminar y ciática por el desplazami­ento de una determinad­a vértebra lumbar. El tratamient­o es fijar la L4 y la L5. A un lado se coloca hueso de forma tradiciona­l. Al otro, polvo de hueso con células mesenquima­les cultivadas. Y comparar. Ya han evaluado a los primeros doce pacientes. “La impresión es que funciona. Sería muy esperanzad­or si también funcionara con células de donante. Falta aún mucho tiempo y dinero para que sea una opción terapéutic­a”.

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