Una inyección de 14.000 recupera el 25% del cartílago
El equipo de Luis Orozco ya ha tratado a más de 300 personas con las rodillas llenas de dolor y con gran pérdida de funcionalidad por la pérdida de cartílago con células mesenquimales propias (96 casos) y también con células ajenas. Son dos proyectos paralelos. El del BST, pionero, utiliza las propias, por eso es tan caro: hay que pinchar la pelvis para extraer las células del paciente, el BST las cultiva hasta lograr millones y las prepara para que se puedan inyectar de nuevo en la o las rodillas del propietario de las células: 14.000 euros una rodilla, 2.000 más si son las dos. En el ensayo con células de donante participa la Universidad de Valladolid y es más reciente. Es un paso más que permitirá saber si el sistema también funciona con material de donante, lo que abarataría enormemente la intervención.
El problema es evaluar los resultados. “Medimos la recuperación de cartílago mediante una resonancia magnética, no podemos hacer una biopsia. La prueba determina los tiempos de relajación del tejido ante la vibración en 88 puntos. Se le considera una biopsia virtual precisa. Y lo que nos muestra es que mejora el cartílago y se recupera de promedio un 25%, cuando la historia natural de una artrosis de rodilla supone una pérdida de cartílago de entre el 5%y 6% anual”, explica Orozco. En algún caso extraordinario ha sobrepasado ese 25%. Incluso algún deportista ha recuperado su función al máximo nivel.
Hay otro segundo efecto en la aportación de este cultivo de células. Al cabo de dos años la recuperación es mayor que en el primero y lo mismo ocurre con el alivio del dolor. “El trabajo de esas células mesenquimales activa a su vez otras células locales de reparación que van lanzando señales. Algunas células inyectadas se quedan en la rodilla y siguen emitiendo señales antiinflamatorias”, apunta Orozco.