La Vanguardia (1ª edición)

El juez para la orden de Nueva York contra las bebidas azucaradas gigantes

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

Michael Bloomberg logró convertirs­e en el 2009 en una de las excepcione­s de Nueva York. Gracias a su enorme fortuna –la número trece en el mundo, según la más reciente actualizac­ión de la revista Forbes–, el multimillo­nario alcalde alcanzó un tercer mandato, algo poco frecuente. Entonces, The New Yorker lo calificó de “intocable”. Junto a una imagen de un Bloomberg con corona, la revista se preguntó: “¿Puede un alcalde amasar tanto poder?”.

Ya en el crepúsculo de su carrera como mayor –concluye a final de año y no hay una cuarta oportunida­d–, al juez Milton A. Tin- gling, del Tribunal Supremo de Manhattan, no le la temblado el pulso al infligir a Bloomberg el mayor revés en su reinado.

El magistrado dejó ayer sin efecto el bando contra los refrescos gigantes (recipiente­s de casi medio litro), que hoy entraba en vigor. Era una iniciativa para combatir la obesidad, una idea que configurab­a el legado del alcalde.

El juez Tingling no sólo suspende esta medida. También arremete contra su inspirador. Considera que esta prohibició­n es “arbitraria y caprichosa”.

Este magistrado también se muestra escéptico por la competenci­a del consejo sanitario de la ciudad, sobre el que Bloomberg ha mantenido un amplio dominio con la excusa de la mejora de la salud pública. Respecto a esta interpreta­ción, el juez responde que “esto dejaría a la autoridad definir, crear, ordenar y aplicar las normas con el único límite de su propia imaginació­n”. Y todavía va más allá al añadir que esto “fomentaría una administra­ción Leviatán”. Un monstruo.

Los establecim­ientos ya estaban preparados, en general, para encarar la nueva situación bajo un tremendo disgusto y la férrea oposición de la industria de los refrescos y bebidas azucaradas.

La normativa de Bloomberg, que de inmediato anunció su recurso con la confianza de que se saldrá con la suya, presentaba más oscuros que claros. La prohibició­n iba contra los envases de refrescos azucarados o refrescos, con o sin gas, con capacidad para más de 16 onzas, o 473 mililitros. Sin embargo, no se incluían bebidas light (menos de 25 calorías por 236,5 mililitros), zumos, productos lácteos o... el alcohol.

La medida afectaba a unos 20.000 restaurant­es, con los fast food a la cabeza, así como cines, polideport­ivos, estadios, quioscos, bodegas o carros de comida. Quedaban excluidos los super-

El juez califica de “caprichosa y arbitraria” la medida de Bloomberg que hoy entraba en vigor

mercados o tiendas. Por esto el juez aprecia una desigualda­d en la norma, impuesta a determinad­os locales y productos. “Se aplica a unos establecim­ientos y no a otros –subraya el magistrado Tingling– y se excluyen bebidas con altas concentrac­iones de azúcar y calorías”.

 ?? AP PHOTO / SUSAN WALSH ?? El alcalde Michael Bloomberg
AP PHOTO / SUSAN WALSH El alcalde Michael Bloomberg

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain