La Vanguardia (1ª edición)

En nombre de Imad

La madre de la primera víctima de Mohamed Merah lleva un mensaje de paz y tolerancia a las ‘banlieues’

- LLUÍS URÍA París. Correspons­al

Latifa Ibn Ziaten (Tetuán, Marruecos, 1 de enero de 1960) nunca había llevado velo. Decidió ponérselo hace un año, en señal de duelo por la muerte de su hijo Imad, la primera víctima del islamista Mohamed Merah, el terrorista que hace un año asesinó a siete personas en Toulouse y Montauban, hecho que causó una honda conmoción en toda Francia. La vida de esta mujer discreta basculó el 11 de marzo del 2012, cuando el aprendiz de yihadista tolosano mató a su hijo por el mero hecho de ser un paracaidis­ta, cómplice a sus ojos de la muerte de sus hermanos musulmanes en Afganistán. Una placa conmemora desde ayer en Toulouse su sacrificio “al servicio de la nación” y el ministro de Defensa, Yves Le Drian, le concedió a título póstumo el título de caballero de la Legión de Honor. “Es un gran honor para mi hijo”, dijo Latifa, conteniend­o apenas su emoción y su tristeza.

Mohamed Merah mató a Imad Ibn Ziaten por el único motivo de ser un paracaidis­ta

Imad Ibn Ziaten, de 30 años, brigada del 1er Regimiento de Transporte Paracaidis­ta (RTP), fue atraído por Mohamed Merah a una cita con el señuelo de estar interesado en la compra de la moto que aquél había puesto en venta por internet. En las imágenes del asesinato –grabadas en vídeo por el propio asesino– se ve cómo Imad se encaró con su agresor, que le apuntaba con un arma, y se negó a tumbarse al suelo como éste le exigía. “No me tiraré al suelo. ¿Vas a disparar? Muy bien, dispara”, le dijo, antes de caer muerto de dos disparos.

A nadie se le pasó por la cabeza en aquel momento que el autor de aquella muerte incomprens­ible fuera un terrorista islamista. Los investigad­ores aventuraro­n, para indignació­n de la familia, un presunto ajuste de cuentas. Cuando, cuatro días más tarde, el mismo asesino mató en Montauban a otros dos militares, Abel Chennouf y Mohamed Legouade –católico el primero, musulmán el segundo, pero ambos de origen argelino– y malhirió a un tercero, Loïc Liber –negro de origen antillano–, las sospechas se dirigieron erróneamen­te hacia la extrema derecha. Sólo la matanza de la escuela judía Ozar Hatorah, el día 19, en la que Merah asesinó a un profesor y tres niños de corta edad, descubrió la verdad y permitió la caza del terrorista, muerto por los servicios especiales de la policía el día 22.

Numerosos actos de conmemorac­ión han sido organizado­s para estos días en Toulouse, donde el próximo domingo, día 17, se celebrará una “marcha blanca” con la participac­ión del presidente de la República, François Hollande.

Incapaz de comprender el gesto de Mohamed Merah, una de las primeras cosas que hizo Latifa Ibn Ziaten tras el asesinato de su hijo –el segundo de cinco hermanos– fue acercarse al barrio originario del terrorista, Les Izards, en Toulouse, e interpelar a un grupo de jóvenes que se encontraba­n en la calle sobre Merah. Su respuesta le heló la sangre en las venas: “Es un mártir, un héroe del islam, ha puesto a Francia de rodillas”, le dijeron. Ella replicó: “Merah es un asesino sin límites y sin respeto”.

Para Latifa, que siempre educó a sus hijos en la tradición musulmana y los valores de la República, en la exigencia y el respeto, só-

“Merah es un mártir, un héroe del islam”, le dijeron unos jóvenes a la madre de su primera víctima

lo la irresponsa­bilidad de los progenitor­es explica las derivas de los jóvenes descarriad­os de las banlieues. Y se propuso trabajar, a través de su Asociación Imad, para llevar a estos barrios un mensaje de paz y tolerancia.

En el preámbulo del libro que ha escrito dedicado a su hijo, Muerto por Francia (Flammarion), Latifa se dirige a él con estas palabras: “Puedo decirte que el islam en nombre del cual te han matado no es mi islam. Y porque yo soy musulmana, creyente y practicant­e, puedo decir que Mohamed Merah, tu asesino, no tiene ninguna religión”.

 ?? ERIC CABANIS / AFP ?? Con velo en señal de duelo. Latifa Ibn Ziaten (izquierda), madre de Imad Ibn Ziaten, durante la ceremonia celebrada ayer en Toulouse en la que se concedió a su hijo a título póstumo el título de caballero de la Legión de Honor
ERIC CABANIS / AFP Con velo en señal de duelo. Latifa Ibn Ziaten (izquierda), madre de Imad Ibn Ziaten, durante la ceremonia celebrada ayer en Toulouse en la que se concedió a su hijo a título póstumo el título de caballero de la Legión de Honor

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