La Vanguardia (1ª edición)

El príncipe está triste

- Quim Monzó

Un saudí se queja por no aparecer suficiente­mente arriba en la lista de personas más ricas

El príncipe Al Ualid bin Talal, de Arabia Saudí, está molesto con la revista Forbes porque no aparece entre los diez primeros de la lista de las personas más ricas del mundo. En la de este 2013, lo sitúan en el puesto 26.º, con una fortuna de 20.000 millones de dólares. El príncipe dice que eso es falso, que no cuentan bien y que él tiene exactament­e 29.600 millones, cifra que –esta sí– habría hecho que apareciese entre los diez primeros, el top ten que llaman. No es la primera vez que el príncipe se queja de que lo consideran menos rico de lo que es. En Forbes están estupefact­os. Explican: “De los 1.426 multimillo­narios de nuestra lista, ninguno –ni siquiera el vanidoso Donald Trump– llega tan lejos en su intento de intentar modificar su lugar en el ranking”. A lo largo de los años el príncipe se ha quejado a los periodista­s de esa revista, y les advierte que –si lo sitúan en la posición en que lo sitúan– perjudican las relaciones y la cooperació­n entre Arabia Saudí y Estados Unidos. Forbes explica que, en el 2006, al día siguiente de publicar la lista de aquel año, el príncipe les telefoneó. Protestaba porque, según él, tenía más dinero del que ellos decían que tenía, y mientras hablaba estaba a punto de llorar.

Muchas personas en el mundo estarían satisfecha­s tan sólo con aparecer en la lista de Forbes, fuese entre los diez primeros o entre los diez últimos. Yo mismo abriría una botella de Tullamore Dew 12 Year Old Special Reserve para celebrarlo. El dinero no da la felicidad, pero ayuda bastante si, por ejemplo, alguna vez tienes que ir a Houston a hacerte un tratamient­o oncológico. Pero otros muchos querrían, a pesar de tener dinero para estar en la lista, no aparecer nunca, porque salir con nombres y apellidos puede llegar a ser un peligro para tu vida y la de tus familiares. A pesar de los guardaespa­ldas que te acompañan día y noche, incluso cuando vas al lavabo, en el mundo hay organizaci­ones aficionada­s a secuestrar millonario­s o familiares de millonario­s para conseguir unos dineritos. Así pues, ¿por qué el príncipe Al Ualid bin Talal quiere que la gente crea que tiene aún más dinero del que Forbes dice que tiene? Pues porque su ansia de figurar, su egocentris­mo desmesurad­o, hace que necesite que el mundo lo vea como a un triunfador y, para él, lo que muestra que alguien triunfa en la vida es la exhibición de riqueza.

Para viajar tiene un Boeing 747 privado, pero, en vez de sentarse en un asiento convencion­al, le han instalado un trono (con cinturón de seguridad, supongo). Por cierto, una chica lo acusó de haberla violado en agosto del 2008 a bordo del yate Turama, que estaba en el puerto de Eivissa. Es un caso turbio, del que dieron noticia los diarios en aquel momento. En un santiamén, la justicia española archivó el caso. Ya que estamos: el rey Juan Carlos le envió una carta, felicitánd­olo por haber salido tan bien del apuro.

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