¿Cómo cuidar los lunares y detectar cuáles pueden ser malignos?
Utilizar siempre una crema con un factor de protección solar mínimo de 30 resulta esencial para prevenir los melanomas
El 21 de junio se inaugurará oficialmente el verano. Y con él, muchos decidirán tomar el sol a rabiar mientras permanecen tumbados en su toalla o hacen deporte. Para evitar que después del verano nos salgan lunares nuevos o manchas resulta esencial no exponerse al sol entre las 12 y las 16 horas, puesto que las radiaciones son más intensas y, por lo tanto, más peligrosas, y utilizar en todo momento cremas protectoras con filtro solar para rayos UVA y UVB y un factor de protección mínimo de 30 que tendrá que reaplicarse cada dos horas. Pero incluso con todos estos cuidados, nadie está exento de sufrir problemas dermatológicos, máxime este año que, debido a la pandemia, las pieles no han estado tan expuestas al sol. La detección precoz es fundamental frente al cáncer de piel. De ahí que resulte esencial acudir al dermatólogo una vez al año para que revise el estado de la piel.
«Los lunares pueden aparecer a cualquier edad y en cualquier piel, aunque es más común en la adolescencia y que aparezcan en pieles claras, sensibles, pelirrojas, en personas con ojos claros... También en pieles que se exponen durante muchas horas al sol, sin protección solar y que suelen quemarse», explica Reme Navarro, farmacéutica, nutricionista y directora de Estrategia de Negocio de Mifarma by Atida.
«Algunos de los lunares –prosigue– pueden crecer, otros desaparecer u oscurecerse por los cambios hormonales. Pero la aparición de nuevos lunares en adultos (más de 40 años) puede ser una señal para que tengamos cuidado. No hay que preocuparse
de los que tenemos ‘‘de toda la vida’’ si nunca han cambiado de forma o color, pero sí hay que controlar de cerca aquellos que aparecen en la edad adulta».
Para ello basta con seguir la regla ABCDE de los lunares que nos ayuda a detectar cualquier cambio en nuestra piel. Asimetría: los lunares son simétricos, es decir, si lo partes por la mitad es igual a ambos lados. Bordes: los extremos del lunar si son irregulares, están mal definidos u ondulados es una alerta. Color: la mayoría de lunares son de un único color, en cambio el melanoma tiene varios colores. Diámetro: los lunares malignos miden más de seis milímetros. Evolución: si un lunar ha crecido de tamaño últimamente debes acudir a tu dermatólogo para que lo explore.
Y recuerde, no debe olvidarse de aquellos lunares o partes de su piel que estén más ocultas, por ejemplo, el cuero cabelludo. Un consejo, con un secador que alise el pelo y un espejo puede observar esta piel al detalle. También es importante revisar boca y labios, ya que también ahí pueden aparecer melanomas.
En todo caso, no importa dónde se ubiquen los lunares, «siempre y cuando no cambie de forma, color, tamaño...», afirma Navarro. Así, «los lunares que crecen puede ser que sea por envejecimiento de la piel, que se expande y crece de tamaño, o bien porque se trata de un lunar maligno. Si ha aumentado de tamaño en poco tiempo, pica... se debe acudir a un especialista inmediatamente para que lo examine. En cuanto al color, si un lunar tiene el mismo durante años no debemos preocuparnos. En cambio, si uno que era marrón claro de repente se ha vuelto negro o marrón oscuro, sí que deberíamos de acudir a una consulta dermatológica para un diagnóstico precoz», detalla Navarro, que recuerda que durante el embarazo muchos lunares tienden a oscurecerse, oscurecerse, por lo que en ese caso no deberíamos preocuparnos.
Controlar y prestar atención a las manchas y a los lunares que aparecen en nuestro cuerpo es muy importante, ya que el cáncer de piel es el tipo de tumor más frecuente. Se produce por el crecimiento descontrolado de células cutáneas que se han alterado por la radiación ultravioleta procedente de la luz solar o de las camas de bronceado. Frente a ello, es primordial la prevención. «Yo siempre aconsejo utilizar un protector solar que tenga un SPF del 50 para pieles claras, y para aquellas pieles morenas, un SPF del 30, como mínimo. Nunca recomiendo un fotoprotector solar con menos de SPF 30. Además también es importantísimo cubrir la cabeza con gorra o sombrero, reaplicarse cada dos horas el protector solar o tras darse un baño, sudar o secarse con la toalla.
Y una vez que salen, los lunares hay que cuidarlos al igual que cómo los prevenimos. Usando protección solar todos los días del año, incluso si el día está nublado. Y si tienes muchos lunares es un indicador de que la piel es sensible al sol, por lo que mejor si estás debajo de la sombrilla o protegiendo tu piel lo máximo posible del sol. Eso no significa que no puedas tomar el sol, ya que tiene muchos beneficios, como la vitamina D, pero debes tomarlo con moderación», aconseja la directora de Estrategia de Negocio de Mifarma by Atida.
MANCHAS SOLARES
Unas recomendaciones que sirven también para prevenir las manchas solares «Podemos diferencias dos tipos. Los léntigos que aparecen por un aumento de los melanocitos y hacen que se pigmente la zona y se vea como una mancha, y que salen por la exposición solar, el envejecimiento, etc. Y los melasmas, que aparecen por cambios hormonales. De hecho, es muy frecuente que aparezcan en embarazadas o por la toma de anticonceptivos, antibióticos, tratamientos para el acné... Pueden tratarse con láser. Y hay ciertas cremas o sérums que pueden ayudarnos a disimular o aclarar ciertas manchas, por ello aquellas con ácido kójico, ferúlico o azelaico, ya que estos ingredientes activos tienen propiedades despigmentantes para combatirlas. Para evitar nuevas manchas es esencial, además de usar protector solar todo el año, realizar una correcta rutina de limpieza facial y realizar exfoliaciones de vez en cuando para ayudar a renovar la piel», concluye.