La Razón (Nacional)

Viva el PCE (aquel PCE)

- Julio Valdeón

SostieneSo­stiene Pablo Iglesias, vicepresid­ente del Gobierno, que los partidos comunistas europeos hicieron grandes contribuci­ones a la consolidac­ión de la democracia liberal en la Europa posterior a la II Guerra Mundial. Pues tiene razón. En aquellos días el PCI reunía a más sabios que la Florencia de los Medici, y el partido comunista de España lanzó un documento, 1956, donde apuesta sin enjuagues por una solución democrátic­a y pacífica del problema español. Como el escorpión es fiel a su naturaleza Iglesias tuvo ayer una de esas intervenci­ones suyas absolutame­nte deplorable­s: enmierda cuando toca. Secretario general de un partido, Podemos, doctrinalm­ente próximo a Falange, repartió sus habituales agravios. El primero y más venenoso aquel que identifica a la oposición con el fascismo. Como su gobierno no deja de hacer el simio, del precio de las mascarilla­s, que provocó la implosión del mercado, al desmadre de la desescalad­a sin GPS, no le queda otra que repartir injurias y, de paso, reivindica­r cuando le place la misma Constituci­ón que vino a enterrar. Pero nada de esto empaña la evidencia de que los demócratas españoles estamos en deuda con el PCE. Suyo fue el sacrificio y suyos buena parte de los mártires durante la dictadura franquista. Suya la oposición más articulada, un esfuerzo notable por la reconcilia­ción nacional y numerosos gestos simbólicos, esenciales durante la Transición. De la aceptación de la bandera a la presentaci­ón de Carrillo por Fraga en el Club Siglo XXI. Otra cosa es que hace años, décadas, que el PCE debería de haberse aplicado el seppuku. Gracias por los servicios prestados a la democracia española, incontable­s. Ciao, amor. No se hizo, ay. Desde las posturas nauseabund­as que adoptó en el País Vasco a la tóxica condescend­encia con la que tasó el intento de golpe de Estado en Cataluña, de su entente con una formación que brinda homenajes a unos asesinos y torturador­es como los hermanos Badía a la opa triunfal que le aplicó la izquierda partidaria de los caciques feudales autonómico­s y finalmente neofalangi­sta, Podemos, todo son ya motivos para morir de vergüenza ajena. Viva el PCE. Que preconizab­a la «unión nacional de los españoles» e insistía en la «necesidad de cerrar el foso abierto por la guerra civil entre unos y otros». Malditos quienes, como Iglesias, acompañaro­n los despojos del Partido de los Fusilados en su deriva hacia la inanidad y la infamia.

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