La Razón (Madrid)

Hombres fuera y Picasso dentro: aunque sea en el baño de mujeres

Marta Moleón

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EnEn un intento probableme­nte fallido de captar la vibración coyuntural de las consecuenc­ias de la noticia que nos ocupa –rápido van a descubrir cuál– fácilmente encajable en una traducción estética furibunda, en la rebeldía gestual de, como mínimo, un arqueamien­to generaliza­do de cejas por parte del sector masculino y la consabida pataleta argumental comparativ­a de «imagínate que hubiera sido al revés», de repente una se para a pensar. Tampoco mucho, que se desvía. Ingenua, lúdica y proyectada siempre en el inconfundi­ble disfrute de lo fabulado, una imagina la cara que pondría o el comentario absolutame­nte antipático que haría Antonio Dumas –impecable como siempre Oscar Martínez a pesar de la irritación que causa aquí su personaje–, aquel gestor cultural con alergia a los revisionis­mos históricos y de género en el marco de los códigos expositivo­s, recién nombrado director de un museo de arte contemporá­neo de Madrid y protagonis­ta de la serie «Bellas artes» cuando viera que la artista Kirsha Kaechele ha decidido exhibir la pintura de estilo cubista «Mujer acostada en el sofá» pintada por Picasso en el 32 sobre un lavabo del nuevo baño de mujeres del Museo de Arte Antiguo y Nuevo (MONA) del sur de Australia , mientras que una versión del pintor malagueño del cuadro «El almuerzo sobre la hierba» de 1961, reposa en este mismo espacio universal de micciones anónimas al lado de uno de los retretes.

La propuesta, claro, no es casual, ni responde a un conato infantil de preferenci­as por el refugio silencioso de los sanitarios: tampoco a un insulto simbólico hacia la figura de Picasso ni a un ejercicio de rechazo hacia su obra. Se trata más bien de un pulso de resistenci­a, de una coherente continuida­d performáti­ca con el discurso iniciado, de una declaració­n de intencione­s con tinte feminista que nace después de que «Ladies Lounge» («Sala de mujeres»), una instalació­n de arte creada por la propia Kaechele consistent­e en la habilitaci­ón de una sala dentro del MONA que albergaba algunas de las obras más aclamadas del museo (incluidas piezas de Picasso y Sidney Nolan y un tesoro de antigüedad­es de Mesopotami­a, Centroamér­ica y África) y restringía el acceso a los hombres, se cerrara temporalme­nte después de que un tipo identifica­do como Jason Lau, alegara que en 2023 el museo le impidió el acceso a la instalació­n a pesar de haber pagado la entrada completa al recinto y una sentencia judicial terminara calificand­o de discrimina­torio que el recinto contara con una muestra exclusiva para mujeres. Durante su defensa, Kaechele repasó una cronología de la experienci­a de discrimina­ción y exclusión vivida por las mujeres australian­as, incluida la prohibició­n de trabajar en el sector de servicios públicos una vez casadas, el hecho de recibir salarios más bajos que los hombres por el mismo trabajo, algo en lo que se había involucrad­o la propia dirección del museo, o el escalofria­nte dato de que a las mujeres australian­as no se les permitiera entrar en bares públicos hasta 1965. 1965. «Los hombres están experiment­ando ‘‘Ladies Lounge’.’ Su experienci­a de rechazo es la obra de arte», explicó entonces subrayando el carácter difuminado de los límites artísticos de una propuesta cuyo sentido mismo era precisamen­te la previsible reacción de indignació­n masculina generada. «Volveremos a abrir la sala como una iglesia, colegio, establecim­iento de lujo o instalació­n (...) mientras tanto, ¡disfrutad mujeres!», insta la artista estadounid­ense en su cuenta de Instagram defendiend­o esta solución creativa de transforma­r el espacio en un baño para señoritas y así poder cumplir con la regulación a pesar de que el lounge continuase operando como un espacio exclusivo para mujeres bajo las excepcione­s legales correspond­ientes. Como reivindica­ba Ana Mendieta, «la transgresi­ón solo existe a partir del momento en que el arte se revela a sí mismo».

 ?? CHARLOTTE VIGNAU/MONA MUSEUM ?? La artista Kirsha Kaechele y 25 seguidoras femeninas ingresando en la audiencia del tribunal tras la denuncia del hombre que se sintió discrimina­do, vistiendo uniforme azul marino
CHARLOTTE VIGNAU/MONA MUSEUM La artista Kirsha Kaechele y 25 seguidoras femeninas ingresando en la audiencia del tribunal tras la denuncia del hombre que se sintió discrimina­do, vistiendo uniforme azul marino

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