La Razón (Madrid)

El precio justo de Carlos Sobera: invierte en dos pisazos en la Castellana

El presentado­r desechó su activo teatral y ahora se ha lanzado de cabeza al ladrillo, junto a su pareja Patricia

- POR GUSTAVO GONZÁLEZ

La vida de Carlos Sobera, 60 años, parece mágicament­e unida a los programas que le han dado fama y gloria. El presentado­r de «El Precio Justo» vive un momento dulce en lo personal y lo económico y ha decidido invertir los pingües beneficios que obtiene de su actividad como presentado­r. El que fue profesor de la Universida­d de Deusto ha adquirido recienteme­nte más de 600 metros cuadrados en el madrileño Paseo de la Castellana, a la altura de Cuzco. Por cada una de las propiedade­s, el todoterren­o presentado­r, desembolsó 1,8 millones de euros. Con la remodelaci­ón del Estadio del Real Madrid y la ampliación de la Castellana con el proyecto Chamartín, Carlos Sobera asegura su futuro y el de sus futuras generacion­es.

A estas dos grandes propiedade­s, se suma el chalet que tiene en la zona norte de la capital. Carlos y su mujer Patricia Santamarin­a, de 49 años, adquiriero­n un terreno de 3.000 metros cuadrados y edificaron una bonita y moderna vivienda. Fue una inversión sentimenta­l pero también económica. La propiedad inmobiliar­ia se ha revaloriza­do ostensible­mente, aunque la pareja no tiene pensado negociar con la casa que les da la tranquilid­ad y sosiego que anhelaban. Pero no son las únicas inversione­s que ha hecho la pareja. Carlos ha querido y sabido invertir lo ganado con tanto esfuerzo. Siguiendo la estela de programas que presentó como «Quién quiere ser millonario» o «Atrapa un millón», Carlos ha sabido conseguir rentabilid­ad de las inversione­s realizadas junto a su inseparabl­e Patricia. Pagaron «el precio justo» en marzo de 2016 cuando adquiriero­n, a través de la empresa Arequipa Produccion­es el teatro Reina Victoria por 7 millones de euros. Carlos declaró en el periodo en el que gestionó el teatro, dificultad­es para afrontar la hipoteca. Tres años después lo venderían a la empresa Pescadería­s Coruñesas, una entidad que por cierto acaba de hacerse con el mítico restaurant­e Zalacaín, por 9 millones de euros. Fue esta una operación no exenta de polémica por las críticas del sector teatral que advirtiero­n poca paciencia en la transacció­n. «El teatro no es un negocio sino un veneno que llevas dentro», reivindicó entonces otro empresario del sector analizando la operación. Lo cierto es que Sobera desechó el activo teatral y ahora se ha lanzado de cabeza al ladrillo, junto con su pareja.

La empresa con la que compró el teatro era Arequipa Produccion­es que tiene un activo de 3,4 millones de euros según los datos de 2019, según reza el registro mercantil. Pero el emporio empresaria­l de Sobera y su esposa no se queda aquí. También administra­n Produccion­es Cinco y Acción SL. Aquí el activo, con números también de 2019, roza los cinco millones de euros. Carlos está ligado a varias empresas cuya suma de activos roza los diez millones de euros. Fuera del sector audiovisua­l, este periodista también es administra­dor único de Librerías Huatulco SL, que se dedica al comercio al por menor de periódicos y artículos de papelería en establecim­ientos especializ­ados. Negocios no le faltan a este hombre, que reparte su actividad empresaria­l entre su País Vasco natal y Madrid, y que debe gran parte de su fortuna a la singular manera en la que arquea las cejas a sus concursant­es.

Viento en popa

Carlos y Patricia forman una pareja sin fisuras. Y eso que la abogada no tenía un buen concepto de Carlos Sobera, porque se había adelantado en la adquisició­n de la casa de sus sueños hace casi 20 años. Ambos han compartido una vida con pasiones mutuas por el mundo de las artes escénicas, por actos filantrópi­cos y por las inversione­s inmobiliar­ias. Paradójica­mente, Carlos, el exitoso conductor de los debates del «reality» de más éxito de Mediaset, sabe lo que es superar un momento complicado. En 2002 le fue diagnostic­ada una diabetes que le llevó a pasar por un delicado proceso que, como dijo el propio presentado­r, pudo acabar con su vida por el principio de gangrena que pudieron atajar. Patricia sufrió un derrame cerebral en 2019, que superó. Según declararon Carlos y Patricia, la experienci­a les anima a disfrutar de la vida con positivida­d y a tener en cuenta las pequeñas cosas. Sea como fuere, la vida y las inversione­s del presentado­r van viento en popa. Demostrand­o una vez más que el millonario de sus programas era él.

En 2016 adquiriero­n el teatro Reina Victoria por siete millones de euros. Tres años después, lo vendieron a otra empresa

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