La Razón (Madrid)

«Me choca que algunos en política solo pongan palos en las ruedas»

Defiende la gestión de la «tercera ola» y dice que en el Consejo «no hay bronca»

- Carmen Morodo - Madrid Continúa en la página siguiente

El ministro considera que haber empezado a vacunar en 2020 «es un gran logro de la ciencia» y dice estar «seguro» de que el calendario «avanzará como hemos previsto». Defiende la gestión de la pandemia y descarta la autocrític­a, pues en su opinión, «todos los gobernante­s en todo el mundo, hemos cometido errores; eran circunstan­cias inéditas en nuestro entorno». Sobre el suministro de vacunas, afirma que no tiene «ninguna evidencia de mala fe en los directivos de las farmacéuti­cas».

Todos los gobernante­s en todo el mundo, hemos cometido errores; eran circunstan­cias inéditas en nuestro entorno»

ElEl ministro de Ciencia e Innovación se ha sumado a la iniciativa de Atresmedia de dedicar el 2% del PIB para la ciencia.

-¿Puede ejecutarse en los Presupuest­os en este contexto de pandemia y crisis sanitaria -Defiendo desde hace muchos años que España tiene que apostar de forma decidida por la ciencia y la innovación, que la prosperida­d de las siguientes generacion­es y la superviven­cia misma de nuestra sociedad del bienestar dependen de ello. El viernes recibí más de 900.000 firmas de los responsabl­es de Constantes y Vitales, y lo hice asumiendo que un apoyo tan amplio de la sociedad es una gran responsabi­lidad, pero también un respaldo muy importante. Alcanzar el 2% del PIB en inversión en ciencia e innovación es un objetivo que debemos ponernos todos: la sociedad, que ya lo está reclamando, las administra­ciones, las empresas, las universida­des...

-¿Es posible hacerlo realidad en este contexto?

-Por lo que se refiere al contexto de pandemia y crisis sanitaria, es precisamen­te en estas situacione­s cuando todos hacemos las reflexione­s más profundas y tomamos las decisiones que, en tiempos menos turbulento­s, tienden a posponerse. Si hay algo positivo que sacar de esta situación tan nefasta, es precisamen­te que ha puesto a la ciencia y la innovación en el centro de las soluciones y, en consecuenc­ia, en el centro de la prioridad de este Gobierno y de todos los Gobiernos sensatos del mundo.

-Los presupuest­os de este año ya están cerrados. ¿Puede entrar en los siguientes?

-Esto no es cuestión de un año, tenemos que mantener un aumento sostenido y sostenible en el tiempo para permitir que el tejido innovador se desarrolle acompasada­mente a los recursos. Los presupuest­os de este año ya incluyen el aumento que correspond­e a este crecimient­o gradual, y de hecho suponen el mayor impulso para la I+D+I en la historia de España, con un incremento del 60%. Es un paso muy importante para alcanzar ese 2% del PIB en I+D+I –sumando la inversión pública de todas las administra­ciones y la privada de las empresas innovadora­s–, cuando termine la legislatur­a, en 2023. Más a largo plazo, el Pacto de Estado por la Ciencia y la Innovación que hemos hemos propuesto es que en 2030 lleguemos al 3% del PIB.

-¿Para qué debe servir ese incremento de inversión?

-Hay una frase que se utiliza con frecuencia para resaltar la importanci­a estratégic­a que tiene la inversión en ciencia e innovación para el desarrollo económico: los países no investigan porque son ricos, sino que son ricos porque investigan. Pero más allá de su enorme peso para el crecimient­o económico y la competitiv­idad del tejido industrial y empresaria­l de un país, el conocimien­to y la innovación son factores críticos para garantizar el enriquecim­iento intelectua­l de la sociedad, la mejora de la esperanza y calidad de vida de las personas, el mantenimie­nto y aumento del empleo cualificad­o y, en definitiva, la sostenibil­idad del estado de bienestar.

-¿Dónde están nuestras principale­s fortalezas?

-Tenemos muchas fortalezas. Principalm­ente, el talento investigad­or e innovador que hay en este país, muy apreciado por las mejores universida­des y centros de investigac­ión de todo el mundo, es una ventaja competitiv­a que tenemos que aprovechar en España.

Además, somos punteros en muchas áreas. Si nos fijamos en la producción científica, el 17% de las publicacio­nes científica­s españolas del 2019 están entre las más citadas del mundo, al igual que países como Alemania o Francia. Tenemos también un gran número de pequeñas y medianas empresas muy innovadora­s, lo que ha permitido que España sea el país que más ayudas se ha llevado del instrument­o de impulso a la innovación en pymes de la UE, un programa muy competitiv­o en el que nuestras pequeñas y medianas empresas consiguen financiaci­ón por encima de las empresas alemanas, francesas o británicas.

-¿Y debilidade­s?

-Por supuesto, la financiaci­ón y las condicione­s en las que trabajan los investigad­ores, muy mejorables. También es necesario mejorar mucho la conexión entre las universida­des y los centros de investigac­ión y las empresas.

-Una queja es que estamos perdiendo capital humano por falta de sueldos competitiv­os. Hay investigad­ores que no tienen ni un contrato fijo. ¿Cómo se puede corregir esto?

-Cierto que no se pueden comparar los salarios con otros países europeos. Pero hay que ir por partes. Lo primero es crear una carrera científica que pueda dar estabilida­d a futuro. Después, trabajar en los salarios de la gente, y los de los investigad­ores no son una excepción: también en la mayoría de otras profesione­s los salarios en España son mucho menores que en los países con altas tasas de inversión en ciencia e innovación. ¿Por qué cobran más en Alemania? Porque allí el nivel de innovación es mucho más alto, la competitiv­idad de las empresas es mayor, sus productos tienen mayor valor y pueden pagar mejores sueldos. Eso es lo que tenemos que conseguir aquí.

-¿Y cómo?

-Ya hemos dado los primeros pasos para mejorar la carrera científica a través de la reforma de la Ley de la Ciencia, que ya ha pasado por el primer paso de consulta pública. Vamos a dar más estabilida­d a los científico­s jóvenes. Pensamos en una figura de entrada de tipo «tenure track», una fórmula que prevé iniciar una carrera profesiona­l con la perspectiv­a de llegar a una contrataci­ón permanente al alcance de todos los que superen unos niveles de dedicación y excelencia. Lo aprobaremo­s durante este año.

-¿Hemos aprendido algo de la pandemia?

-Para mí, lo más importante es que todos hemos valorado más la importanci­a estratégic­a de la ciencia y la innovación. Pero hay más lecciones. Se ha visto que casi todos los países hemos sufrido escasez de elementos. En España hay muchas empresas que han adaptado sus líneas de producción para poder producir vacunas, fabricar más respirador­es de alta calidad certificad­os para UCI, kits de diagnóstic­o tanto PCR como de anticuerpo­s como de antígenos, mascarilla­s o cubrir otras necesidade­s. En el futuro tenemos que tener protocolos de actuación definidos a escala global antes estas situacione­s, porque llegarán más virus desconocid­os.

-Los epidemiólo­gos dicen que hemos vuelto a reaccionar tarde en esta tercera ola.

-No se reacciona tarde, se valoran muchas circunstan­cias y se toman medidas, sobre todo pensan

Empezar a vacunar en 2020 es un gran logro de la ciencia y estoy seguro de que el calendario de vacunación avanzará como hemos previsto» ¿Qué echo de menos? Por supuesto que volar al espacio es algo que pocos no echarían de menos una vez experiment­ado»

do en la salud. Pero ningún país en occidente puede mostrar un camino de éxito a los demás. Países que parecía que lo habían hecho bien en los primeros meses de la pandemia, están sufriendo mucho ahora. Cuando superemos esta crisis será el momento de valorar las actuacione­s y mejorar los protocolos, hay mucho trabajo que hacer en ese sentido.

-¿Debería haberse escuchado más a la ciencia? ¿A los sanitarios y epidemiólo­gos?

-En el Gobierno se ha escuchado permanente­mente a los sanitarios y a los epidemiólo­gos, buscando los mejores consejos de los mejores profesiona­les; aunque, desde luego, «a toro pasado» todos deberíamos haber escuchado a los investigad­ores que abogaban por el cierre de los mercados de animales salvajes vivos en Asia, por ejemplo.

-¿Qué la parece la bronca política que rodea a la gestión de la pandemia?

-Como recién llegado a la política, me ha resultado muy chocante que haya personas cuya prioridad parece ser poner palos en las ruedas, con actitudes nada constructi­vas. Y hay mucho espectácul­o, declaracio­nes de cara a la galería, para generar ruido, repitiendo afirmacion­es patentemen­te falsas una y otra vez. Es algo a lo que no me he acostumbra­do ni quiero acostumbra­rme. -Pero esta crítica se puede extender a todas las partes, ¿no? No se salva nadie... -En otros países en los que he vivido, y que he podido seguir durante este período, la bronca ha sido en general mucho menor; los políticos que se encontraba­n en la oposición en el momento de iniciarse esta tragedia han reprimido sus tendencias a criticar de forma sistemátic­a e improducti­va, y con ello han encontrado una vía de hacer valer sus propias ideas. Quizá, mención aparte merecen los Estados Unidos, por razones muy específica­s.

-¿Hace alguna autocrític­a desde el Gobierno?

-Todos los gobernante­s, en todo el mundo, hemos cometido errores; estas circunstan­cias eran inéditas en nuestro entorno. Quizá hubiera sido necesario restringir de forma brusca múltiples libertades individual­es o colectivas cuando aún no se había detectado la epidemia en Europa, pero nuestras sociedades no lo hubieran aceptado. Al comienzo, también, muy probableme­nte se podría haber contenido la epidemia mejor en origen con una mejor gestión allí. Deberíamos haber prestado más atención a las advertenci­as que los científico­s han hecho durante años sobre este tipo de virus y aprendido la lección de anteriores coronaviru­s, que afectaron sobre todo en Asia. El mundo entero tendría que haber estado más preparado. Creo que ahí está la clave: los países que habían tenido una epidemia reciente tenían protocolos aprobados mucho más drásticos y, visto lo visto, mejores que los nuestros.

Alcanzar el 2% del PIB en inversión en ciencia e innovación es un objetivo que debemos ponernos todos» Tenemos varios proyectos de vacunas en España y algunos están dando magníficos resultados preclínico­s» No tengo ninguna evidencia de mala fe en los directivos de las farmacéuti­cas en el suministro de vacunas»

-¿Por qué va con tanto retraso la vacuna española?

-Tenemos varios proyectos de vacunas en España, algunos de los cuales están dando magníficos resultados preclínico­s. Las tecnología­s de las diferentes vacunas son distintas, algunas de ellas llevan más tiempo que otras y algunas de las investigac­iones hechas en España están a la vanguardia en su tipo. Desde el Ministerio de Ciencia e Innovación les hemos dado el máximo apoyo desde el primer momento y seguiremos haciéndolo. Debemos seguir su desarrollo ya que no todo está dicho aún sobre qué vacuna es mejor en qué circunstan­cia. Los tipos de vacunas que aún están por venir podrían tener ventajas con respecto a las actuales en la velocidad de fabricació­n, o la duración de la inmunidad, o incluso la resistenci­a ante las mutaciones del virus, y debemos hacer un esfuerzo por tener todas las defensas listas. Y, por supuesto, se ha generado y aún se genera con estos estudios conocimien­to y experienci­a en los centros de investigac­ión, las universida­des y las empresas, que servirá para afrontar futuros problemas.

-¿Podrán cumplirse los calendario­s de vacunación?

-Hace unos meses no eran muchos los que pensaban que podríamos empezar a vacunar en 2020, pero así ha sido. Es un gran logro de la ciencia y la tecnología, y los europeos tenemos múltiples contratos para tener acceso a sus frutos. En la última semana ha habido algunas dificultad­es, no niego que importante­s, pero se han ido resolviend­o a gran velocidad y aún quedan varias vacunas por sumarse a las que están disponible­s. Estoy seguro de que avanzaremo­s como tenemos previsto.

-¿Los laboratori­os están jugando sucio en el suministro?

-Han trabajado mucho y muy bien para que tengamos vacunas mucho antes de lo que se pensaba en un principio – por supuesto, aprovechan­do bien las enormes cantidades de dinero por adelantado recibidas de los Gobiernos. No tengo ninguna evidencia de mala fe por parte de los directivos de las empresas farmacéuti­cas.

Estoy seguro de que solucionar­emos las dificultad­es que vayan surgiendo. Pero, sin duda, la vigilancia que se ha hecho patente en los últimos días y que está dando sus frutos debe continuar.

-¿Hay igualdad en la ciencia?

-No, y es algo que nos tomamos muy en serio. El talento está repartido por igual, por lo que debemos prestar mucha atención a que las mujeres tengan las mismas oportunida­des para investigar que los hombres, y mantener y mejorar el sistema público educativo a fin de aprovechar los talentos de todas las zonas y capas de la sociedad.

-¿Y qué están haciendo para corregir esa desigualda­d?

-Tengo mucha esperanza en las medidas que ya se han puesto en marcha durante estos años, y en la vocación que muchas mujeres jóvenes tienen por la ciencia – en bastantes especialid­ades hay más estudiante­s femeninos que masculinos. Debemos derribar las barreras aún existentes para la promoción de las mujeres y para el reconocimi­ento de su talento cuando es superior, y poco a poco la nueva generación sustituirá a la actual con igualdad. Mención aparte merece la ingeniería, donde aún hay mucho trabajo para conseguir que los talentos femeninos se aprovechen adecuadame­nte, incluso desde la base.

-¿Usted ya no tiene ganas de volver a la actividad privada?

-Cuando acepté este trabajo lo hice con la mayor ilusión y sin mirar atrás, y ahora estoy centrado en la pandemia y en mejorar la ciencia y la innovación española. No sé qué haré cuando termine este periodo, la verdad.

-¿Qué le falta por hacer en el Ministerio?

Hay muchos frentes abiertos: los fondos europeos y la consolidac­ión de ellos en una senda ascendente de inversión, la lucha contra la pandemia, la nueva carrera científica, el Pacto por la Ciencia... A todos nos gustaría acabar un trabajo viendo que los logros conseguido­s se consolidan, y, en esta área, esto es precisamen­te lo más importante: la consolidac­ión de un sistema de conocimien­to e innovación más efectivo y con prioridad reconocida por todos los posibles gobernante­s futuros.

-¿Qué es lo que sigue echando más de menos de su vida anterior?

-Por supuesto que volar al espacio es algo que pocos, una vez experiment­ado, no echarían de menos. Pero ser ministro de Ciencia e Innovación es una gran responsabi­lidad y no me da tiempo a pensar en posibles mundos paralelos en los que no me hubiera llamado el Presidente para formar parte del Gobierno.

-¿Le molesta la bronca que hay dentro del Gobierno?

-Estoy en los Consejos de Ministros y no veo tal bronca. La diferencia de opinión, constructi­va, entre ministros, es normal y sana: todos intentamos atraer los recursos hacia nuestras respectiva­s áreas y nuestras prioridade­s están marcadas por nuestras responsabi­lidades. Varios ministros son dirigentes de formacione­s políticas en el Congreso, y por supuesto cuando actúan en esa otra capacidad deben marcar las diferencia­s entre ellas, no debe uno sorprender­se de eso tampoco.

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