La coartada de la izquierda
Los marxistas-leninistas de la Transición repudiaron a Carrillo, como hoy Podemos. El viejo comunista se había «vendido» a la «democracia burguesa» en lugar de lanzar al pueblo contra «el fascismo»; es más, había propiciado el consenso en lugar de la ruptura revolucionaria. El maoísmo ofreció a esos comunistas disidentes un soporte ideológico para su deseo de incendiar «con una chispa la pradera» del franquismo. La unión de varios de aquellos grupos dio lugar al Frente Revolucionario Antifascista y Patriótico (FRAP). Los europeos, no solo los españoles, encontraron en el maoísmo «repertorios rebeldes», en expresión de Julia Lowell en su libro. El repudio al comunismo soviético empujó a jóvenes de la Nueva Izquierda de los 60 hacia otras visiones del marxismo, así la China de Mao. Como resultado de la represión rusa en Hungría y Checoslovaquia, y la guerra de Vietnam, se produjo lo que Lowell llama «fiebre maoísta» entre burgueses occidentales. Ese maoísmo se dedicó a organizarlos en multitudinarias performances y acciones directas: ataques a personas e instituciones. Vietnam hizo que el maoísmo se constituyera en la ideología de guerrillas en el mundo, que tomaron al Che como un modelo y a la muerte, el atentado y la lucha callejera como formas de hacer política. Ver cómo un joven pegaba a un policía emocionaba a un líder revolucionario porque demostraba que algo estaba pasando. Esas acciones directas de los «antifascistas» derivaban en algún caso en terrorismo planificado y callejero. Ocurrió
Que los ejemplos que escoge la autora a lo largo del libro son minuciosos y relevantes
El único inconveniente es que no se detiene a examinar los movimientos en España de estos últimos años
Por Jorge VILCHES