La mujer en la ciencia, la gran asignatura pendiente
Solo el 28,5% de las estudiantes españolas se matriculan en carreras científicas
Sólo tiene 17 años, pero ve muy claro su futuro. Acaba de terminar exámenes y es consciente de que este año es fundamental para sus notas y su formación. Sara Ballesteros, en el último curso del colegio Maristas Chamberí, es la pura evidencia de que el panorama educativo ha mejorado con creces. La joven quiere estudiar Bioquímica y ser investigadora médica, por eso ha elegido el bachillerato de la rama Biosanitaria. En la ESO participó en el programa STEM (Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) Talent Girl y, al visitar varios laboratorios decidió que era eso lo que ella quería hacer. «Es verdad que en los libros siempre vemos más ejemplos de hombres y ver a tantas científicas que habían conseguido todo lo que se proponían, me abrió los ojos: También lo puedo hacer yo». Sus referentes son Rosalind Franklin, que descubrió la doble hélice del ADN, y la española Margarita Salas. Tanto sus padres como sus profesores siempre la han animado a seguir con sus aspiraciones, «espero que cuando llegue al terreno de la investigación no me pongan trabas por ser mujer», augura.
Las nuevas generaciones pisan fuerte, aunque la Ciencia sigue salpicada por los perjuicios y es la gran asignatura pendiente en la igualdad. Solo alrededor del 30% de las estudiantes de todo el mundo escogen estudios superiores dentro del campo de las STEM. En España, la cifra total es muy similar, sólo alcanza el 28,5%. Y eso que en la última década, el porcentaje de universitarias ha sido superior al de los hombres. En 2019, el 55,6% de todas las nuevas matrículas fueron mujeres, según datos del Ministerio de Educación. Además, las carreras elegidas siguen gozando de ciertos estereotipos. Así, en los grados de Educación se inscribieron un 77,9% de alumnas frente a apenas un 22,1%. Mientras que en Informática, sólo el 13,4% fueron chicas. «Hay muchas más carreras aparte de ser profesoras o cuidadoras de bebés. La Ciencia también es divertida. Se trata de pasión y trabajo, no sólo de ser hombre o mujer. Hay que luchar por ello», anima esta estudiante de sobresaliente a las niñas de Primaria.
El problema más grave llega después, a pesar de que ellas abandonan menos que los jóvenes (un 13% frente a un 21,4%). Con los años, las mujeres se van cayendo del mercado laboral y de la investigación. La cifra de investigadoras en España se ha mantenido por debajo del 39% en la última década. Asimismo, en nuestro país, las tasas de paro femenino son superiores en todos los niveles educativos y edades.
A nivel global, la ciencia parece aún cosa de hombres. Según la Unesco menos del 30% de los investigadores en todo el mundo son mujeres. Maitane Alonso quiere romper esa brecha. Esta bilbaína de 20 años está en tercero de Medicina y desde los 15 años es investigadora. Alonso reconoce que el principal obstáculo que se ha encontrado ha sido la educación. «Desde que somos pequeños nos enseñan a dejar de hacer preguntas, sin demandar el porqué de las cosas, a hacer todo de la misma manera». Cuando ella comenzó a investigar, en plena adolescencia, sólo escuchaba comentarios negativos tipo «no va a funcionar, sólo vas a perder el tiempo... Así es como se apaga la curiosidad en los niños». Hizo caso omiso y gracias al apoyo de su familia se dedicó en cuerpo y alma a investigar sobre los desechos de la comida tras inspirarse en una de las copiosas barbacoas de su padre. «En la actualidad tiramos el 30% de la producción de alimentos. Es escalofriante sobre todo teniendo en cuenta la cantidad de sufrimiento por hambre que hay y por cuestiones de sostenibilidad». Su innovador proyecto comenzó a ganar premios en ferias de Ciencias hasta que su máquina de conservación viajó hasta Phoenix, Arizona, En 2019 logró alzarse con el segun
Con la pandemia, espero que se le de más importancia al trabajo de laboratorio así como visibilidad a estas carreras»
Sara Ballesteros Estudiante de bachillerato biosanitario
Con el coronavirus, hemos descubierto la importancia de la ciencia y la tecnología. En nuestras manos está no olvidarlo»
Maitane Alonso Investigadora
do premio en Microbiología por el que el MIT le pondrá su nombre a un asteroide y con el premio a la Sostenibilidad de la Arizona State University ni más ni menos que en el certamen más importante del mundo organizado por la Society for Science and the Public. Para ella la clave no es que todo el mundo se dedique a la investigación o a las carreras científicas sino «encontrar lo que te apasiona y dedicarte a ello. Es muy difícil elegir qué quieres ser en una edad en la que ni siquiera sabes quién eres. Hacen falta más herramientas para descubrirlo». Alonso no duda en contar su historia para que sirva de inspiración a las futuras generaciones: «Es surrealista despertarte cada día y comprobar que estás cumpliendo el sueño que tenías de pequeña y ver que hay gente que cree en ello. Detrás de un proyecto únicamente hay esfuerzo, constancia, pero sobre todo pasión».
Preocupada por los datos, Susana Solís, ingeniera industrial y eurodiputada por Renew Europe (Ciudadanos), llevará ante el pleno del Parlamento Europeo un informe al respecto. «Los números no son aceptables», indica. Para Solís, «se debe empezar por la educación primaria, es ahí cuando no hay diferenciación. Incluso ellas tienen mejores notas en este tipo de materias. Pero según pasan los años, empiezan a tener inseguridades, creen que no son tan brillantes y abandonan». Es muy importante que los profesores sepan motivar, despierten sus vocaciones, sin comprometer la libertad, y que haya roles femeninos en los que poder mirarse. Para la eurodiputada, la campaña «No More Matildas» –que evidencia la injusticia de qué hubiera ocurrido si investigadores como Einstein o Schrödinger hubieran nacido mujer–, es fundamental. «Tienen que verse reflejadas en los libros de texto».
Solís destaca que las mujeres se enfrentan a numerosas trabas a nivel profesional. «El porcentaje femenino decrece a medida que subimos en las categorías profesionales. Hacen falta avances en la conciliación, bajas de maternidad igualitarias, horarios flexibles... para que una vez que una mujer elige este tipo de profesiones, su carrera no se vea truncada». «Un factor clave es la maternidad, pues coincide, y esa es mi experiencia personal, tu mejor etapa profesional con la edad a la que puedes ser madre. La sociedad y las empresas no te lo ponen fácil y muchas acaban abandonando. Hay un techo de cristal», concluye la eurodiputada.