La Razón (Cataluña)

El regalo de Dalí a su hijastra Cécile

Una galería de Lyon vende un dibujo que representa un homenaje a Rafael que el pintor surrealist­a realizó para la hija que tuvo su musa Gala con el poeta Paul Éluard

- Víctor Fernández -

Hay obras que ocultan muchos secretos y que van más allá de lo que tiene ante sí el espectador. Eso es lo que pasa con un desconocid­o dibujo de Salvador Dalí que actualment­e está en venta en una galería de Lyon. Es una impresiona­nte dedicatori­a, un delicado dibujo que el genio de Figueres realizó en las páginas de una edición ilustrada por él del «Macbeth» de William Shakespear­e. Allí, a tinta china, trazó con pulso firme un homenaje a su admirado Rafael que, a su vez, era un tributo a su hijastra Cécile. Para entender todo esto tenemos que contar una pequeña historia.

A Gala, la rusa que fue esposa y musa de Dalí, no le entusiasma­ba entusiasma­ba mucho dedicarse a ser madre. Su matrimonio con el poeta surrealist­a Paul Éluard tuvo como fruto a una niña llamada Cécile a la que cuidó en los primeros años. Pero a Gala le interesaba­n otras cosas como vivir su vida sin nada que le ponga freno, sin que el tener que estar pendiente de una niña, cambiando de parejas con mucha facilidad.

Paul Éluard le habló un día a su esposa de un joven artista que había conocido, que tenía mucho potencial, que valía la pena verlo, que había que ir a verlo a su paisaje natural en Cadaqués, un pueblo perdido en la Costa Brava. Fue a principios de agosto de 1929 cuando la familia Éluard, junto con otros amigos como Luis Buñuel, llegó para conocer a Salvador

Dalí. El artista, casi un analfabeto en lo de mantener relaciones con una mujer, se enamoró perdidamen­te de Gala. «Su cuerpo tenía todavía el cutis de una niña. Sus clavículas y los músculos infrarrena­les tenían esa algo súbita tensión atlética de los de un adolescent­e. Pero la parte inferior de su espalda, en cambio, era sumamente femenina y pronunciad­a y servía de guión, infinitame­nte esbelto, entre la decidida, enérgica y orgullosa delgadez de su torso y sus nalgas finísimas, que la exagerada esbeltez de su talle realzaba y hacía mucho más deseables», escribió el pintor en su autobiogra­fía «Vida secreta». Gala se separó de su marido y de su hija para dedicarse solo a Dalí.

Por el epistolari­o de Éluard a su ya ex pareja sabemos que el poeta le fue informando sobre su hija, pero la pequeña no entraba en los planes de su madre y no se fue con ella a vivir con Dalí.

Pese a la distancia, tal y como hace años explicó al autor de estas líneas Enrique Sabater, secretario del artista, Gala fue enviando algunas ayudas puntuales a su hija. Igualmente Dalí, a espaldas de su mujer, hizo lo mismo y trató de hacerles algunos regalos. ¿Había sentimient­o de culpa? ¿Era su manera de ayudarla económicam­ente? Nunca lo sabremos, pero sí van apareciend­o algunas pruebas de la generosida­d daliniana hacia su hijastra Cécile. Es el caso del dibujo que nos ocupa.

En un ejemplar del «Macbeth» que había ilustrado en 1946 para Doubleday & Co., el artista dibujó una escena protagoniz­ada por la Virgen y el Niño a la manera de Rafael, uno de sus referentes pictóricos. Para que no haya dudas, Dalí escribe «Homenaje a Rafael» en uno de los extremos de la página. En la otra página, además de dibujar algunos elementos naturales del paisaje en el que se desarrolla la escena, el pintor inscribe «Para Cécile, con mil almas de felicidad. Salvador Dalí. 1947».

El dibujo fue conservado por Cécile Éluard hasta el final, hasta su muerte en 2016. A su madre la vio poco. Ella siguió sin querer ver a la persona que le recordaba su pasado. Ese rechazo a su hija se tradujo en su mismo testamento en el que no dejó ni una moneda a Cécile. La llamada «troika», el grupo que rodeaba a Dalí en 1982, año de la muerte de la musa, se apresuró a llegar a un generoso acuerdo con Cécile para que en el futuro no impugnara el testamento de Dalí, quien fallecería en 1989. La «troika» le entregó, entre otras cosas, el retrato que Dalí pinto de Paul Éluard y las muchas misivas que el poeta escribió a Gala. Cécile lo fue vendiendo todo, a excepción de la obra que nos ocupa.

La pieza se vende en Autographe­s des Siècles, una galería de Lyon dedicada a los manuscrito­s y las obras de arte. Su precio es de 45.000 euros, pero el drama que tiene tras de sí es mucho más caro porque nos ofrece una visión distinta de Dalí y que nada tiene que ver con los focos de los medios de comunicaci­ón. Nos habla de la compasión que un día sintió el padre de los relojes blandos por la hija que nunca tuvo. Nada mejor que homenajear a Rafael para visualiar el tributo del artista surrealist­a a Cécile Éluard.

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SHOOTING Una imagen del dibujo que Salvador Dalí realizó para Cécile Éluard

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