La Razón (Andalucía)

¿Una tregua de seis semanas o un alto el fuego indefinido?

► Egipto y Qatar son los muñidores de un acuerdo que todavía sigue en el aire, pero con el que EE UU presiona

- Antonio Navarro. RABAT

Aceptado en la noche del lunes por Hamás y rechazado por el Gobierno de Israel -por alejarse de sus demandas-, el acuerdo para el alto el fuego propuesto por Qatar y Egipto constituye en estos momentos la esperanza más tangible para el fin de la violencia y el futuro de la población civil de la Franja Franja de Gaza, especialme­nte para la que se concentra en Rafah. El gabinete presidido por Benjamin Netanyahu mantiene que la guerra continuará hasta derrotar definitiva­mente a Hamás y proseguirá una vez se haya implementa­do un eventual acuerdo.

El plan propuesto por los citados dos países árabes llega después de varios días de intensa actividad diplomátic­a con el El Cairo -durante el fin de semana- y Doha -el lunes— como escenario y con representa­ntes de Qatar, Egipto y Estados Unidos como protagonis­tas. La propuesta plantea la liberación de los rehenes israelíes en manos de Hamás desde el 7 de octubre -se estima que un centenar de ellos se mantienen con vida- y de varios reos palestinos que cumplen pena en cárceles israelíes a cambio del fin de las hostilidad­es en tres fases, cada una de las cuales se prolongará durante seis semanas.

En una primera etapa deberá producirse un alto el fuego temporal con una retirada de las fuerzas israelíes al este de la Franja, zona menos poblada. Hamás tendrá que liberar progresiva­mente hasta 33 rehenes en este período -mujeres, mayores de 50, enfermos y civiles de menos de 19 años-, e Israel hacer lo propio con 30 presos palestinos. En la segunda fase deberá tener lugar el cese permanente de la actividad militar israelí y la retirada completa de Gaza, momento en el que se producirá un nuevo intercambi­o de presos (será el turno de los soldados israelíes). Durante la tercera y última fase del acuerdo habrá de completars­e el intercambi­o de prisionero­s y comenzar un plan a cinco años para la reconstruc­ción de Gaza.

El acuerdo, en fin, no puede entenderse sin la mediación entre la organizaci­ón islamista palestina y Tel Aviv de dos países de la región: Qatar, minúscula y poderosa monarquía socia de Estados Unidos y protectora de Hamás a un tiempo, y Egipto, vecino de Israel y frontera de Gaza y uno de los cinco países árabes que mantienen relaciones diplomátic­as con Tel Aviv. En competenci­a, ambos Estados exhiben sus ambiciones de liderazgo regional ante el largo escenario de la posguerra en Gaza.

No son los únicos: importante ha sido el papel diplomátic­o desempeñad­o en los últimos meses por la monarquía jordana, también sólido aliado de Occidente e Israel, como quedó de manifiesto en su actuación durante la crisis entre Tel Aviv y la República Islámica de Irán en la jornada del 14 de abril pasado. Y clave ha sido la presión ejercida por la Administra­ción Biden. No en vano, Washington estuvo representa­do en Doha por el director de la CIA Bill Burns.

El pasado día 29 de abril, mientras en El Cairo se reunían en una nueva ronda de negociacio­nes miembros de la dirección de Hamás con representa­ntes de Egipto y Qatar, el jefe de la diplomacia estadounid­ense Antony Blinken pedía desde la capital saudí a la organizaci­ón palestina que aceptara la «extraordin­ariamente generosa» oferta de alto el fuego de Israel a cambio de la liberación de los rehenes.

Hace una semana, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, conversó por teléfono con los líderes de ambos países árabes, el emir Tamim Bin Hamad al-Thani y con el presidente egipcio Abdel Fattah al Sisi, para discutir la propuesta de cese de las hostilidad­es. En un comunicado, la Casa Blanca habló de que el acuerdo entonces «sobre la mesa» se basaba en la «liberación de los rehenes a cambio de un alto el fuego inmediato y sostenido». Al cierre de esta edición, las autoridade­s israelíes se encontraba­n aún lejos de acepar el acuerdo y proseguían sus planes en el sur de Gaza. Según oficiales israelíes citados, la Administra­ción Biden conocía los detalles del acuerdo propuesto por las autoridade­s qataríes y egipcias antes del anuncio de Hamás, pero no informó a Tel Aviv. Un extremo que ha provocado el malestar de las autoridade­s israelíes en un momento de tensión entre Washington y Tel Aviv. Así lo revelaba en las últimas horas uno de los periodista­s mejor informados, el israelí Barak Ravid, del digital Axios. Con arreglo a los tres altos funcionari­os israelíes, el anuncio de Hamás el lunes sorprendió a Netanyahu que no suspendió la ofensiva en Rafah.

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EP Palestinos retiran los escombros tras un bombardeo en Rafah

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