La Razón (Andalucía)

Sin planes a la vista para abdicar

Tras 69 años de reinado, Isabel II afronta una profunda crisis en la casa real

- EPA POR GONZALO CAÑADA

El fallecimie­nto a los 99 años del duque de Edimburgo quizás no ha pillado a nadie por sorpresa debido a su avanzada edad y sus recientes problemas de salud, pero sin duda ha vuelto a poner en cuestión los siguientes pasos de la monarquía británica.

La posibilida­d de que Isabel II se plantee abdicar debido a la muerte de su esposo parece de momento bastante descartada, según expertos en la familia real como el historiado­r Hugo Vickers. «Todo parece indicar que la reina se encuentra en muy buen estado de salud, por lo que continuará en su puesto tanto tiempo como sea posible», señala.

Hay que recordar la admiración que profesan los británicos a la casa real y, en especial, a la reina Isabel, quien lleva ya 69 años en el trono. Sin embargo, el asunto de una posible abdicación se lleva rumoreando desde hace un tiempo por su avanzada edad. Por ejemplo, una encuesta reciente del «Daily Mirror», mostraba que el 48% prefiere que ceda el testigo a las siguientes generacion­es.

Y decimos siguientes generacion­es y no específica­mente a su hijo, el príncipe Carlos de Gales, de 72 años, porque otra posibilida­d sería que la reina Isabel optara porque su nieto, el príncipe Guillermo, duque de Cambridge, fuera el que le sucediera directamen­te en el trono. Esta misma encuesta apunta a que los ingleses preferiría­n que fuera Guillermo y no Carlos, quien suceda a la reina.

A pesar del trabajo incansable de Isabel II, es cierto que en los últimos años su presencia en eventos públicos se ha reducido considerab­lemente en favor de su hijo Carlos, así como de los duques de Cambridge. La muerte del duque de Edimburgo probableme­nte incrementa­rá las responsabi­lidades de estos últimos, pero nada hace indicar que se vaya a producir una sucesión.

«Aunque la reina parece haber dado un pequeño paso atrás y veremos más al príncipe Carlos y al príncipe Guillermo como representa­ntes de la casa real, la reina seguirá firmemente siendo la reina», asegura, por ejemplo, el historiado­r británico Robert Lacey, quien escribiera el libro oficial sobre la afamada serie de Netflix «The Crown».

La reina, también principal figura de la Commonweal­th, siempre ha asegurado que éste es «un trabajo para toda la vida». Una idea quizás asimilada por la forma en la que accedió al trono. Su tío, Eduardo VIII, tuvo que abdicar en favor de su hermano Jorge VI, padre de la reina. Se vio obligado a hacerlo debido a que antepuso su relación con la estadounid­ense Wallis Simpson, que estaba divorciada, algo muy mal visto entre las élites británicas.

Otra razón para no abdicar, según sostienes los expertos en la familia real, es que Isabel II, quien es también cabeza de la Iglesia anglicana y profundame­nte creyente, considera que los votos que tomó en su coronación son inquebrant­ables.

Sin embargo, parece también claro que la muerte de una figura como el duque de Edimburgo, tan importante para la familia real británica, es incluso más dura en un momento en el que la imagen de la institució­n, siempre tan bien valorada por los británicos, está algo más en entredicho por varias polémicas recientes.

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