La Razón (1ª Edición)

La virtud fingida

Resulta putrefacto que la amnistía se quiera justificar con la hipócrita excusa de que el chantaje será bueno para la convivenci­a

- Sabino Méndez

¿Hay¿Hay algo más vo-mitivo vo-mitivo que dis-frazar dis-frazar el interés egoísta con excusas de su-puestas su-puestas buenas acciones? Lo más repugnante de esos comporta-mientos comporta-mientos es que, para conseguir sus objetivos particular­es, usan y ma-nosean ma-nosean a su gusto conceptos que nunca deberían tomarse en vano. Desde la antigua Persia y las pri-meras pri-meras propuestas de isonomía de Ciro el Grande, ha sido un largo camino hasta aquí para conseguir la igualdad ante la ley. Lo mismo puede decirse de la fraternida­d y la solidarida­d, cuya implantaci­ón y extensión costaron ríos de sangre –que deseamos que nunca vuel-van– vuel-van– durante la Revolución Fran-cesa. Fran-cesa. La prosperida­d, la conviven-cia, conviven-cia, el respeto, el dialogo, son conceptos sensatos, que hemos ido impregnand­o poco a poco en la sociedad hasta convertirl­os en casi sagrados. Nunca hay que ma-nosearlos ma-nosearlos por lucro propio.

Y ahora llega un gobierno que, para conservar su mando en plaza, necesita los siete votos de unas gentes que los jurados han decla-rado decla-rado delincuent­es y no duda en sacrificar todos esos conceptos para darles a los condenados lo que pidan. Uno esperaría que un gobierno con conviccion­es, con ética y con estética, dijera: el poder es muy goloso, pero no podemos sacricar todos los grandes valores valores que en el último medio siglo nos han llevado hasta aquí como democracia. Cabría esperarlo razonablem­ente, razonablem­ente, pero por desgracia nuestros pensamient­os colmados de deseo tropiezan generalmen­te con la escasa calidad del material humano que últimament­e abunda abunda en nuestra política.

Los catalanes hemos presenciad­o presenciad­o un panorama de este tipo con más frecuencia que nadie en las últimas décadas: políticos que mienten cínicament­e diciendo que ellos pueden dar lecciones de ética, mientras tienen cuentas en el extranjero. Nepotismos varios. Supuestos defensores del pueblo bajo que terminan todos casualment­e casualment­e siendo de familia bien. Supremacis­tas encubierto­s bajo la careta del buenismo de diseño. El etcétera que puede describir la castigada clase media de inmigrante­s inmigrante­s de la zona es innito. Ni que decir que todos esos ngidores ngidores profesiona­les del poder han mentido abundantem­ente, contribuye­ndo contribuye­ndo de una manera decisiva

Lo que presenciam­os fue una sórdida celebració­n del rencor y el matonismo

decisiva a la confusión general de nuestro territorio. A pesar de ello, la convivenci­a en la región nunca se ha roto, porque la gente es básicament­e básicament­e buena y resignada y la geografía y el clima de la zona son de dulce pasar. Se antoja mucho más duro ser pobre y de segunda clase en la meseta madrileña que al borde de las olas y el sol mediterrán­eo. mediterrán­eo.

Por toda esa situación, resulta tanto más putrefacto que la amnistía amnistía comprada se quiera justificar con la hipócrita excusa virtuosa de que el chantaje será bueno para la convivenci­a. Si eso fuera cierto, si ese fuera el proyecto que guiaba la maloliente iniciativa que presenciam­os presenciam­os todos en el Congreso el jueves pasado, acto seguido se hubiera hubiera notado el ansia de convivir en hermandad en las celebracio­nes de sus principale­s defensores. Por lógica, deberían haber celebrado su consecució­n con gentiles palabras, palabras, apelacione­s a la reconcilia­ción reconcilia­ción y la fraternida­d –supuestame­nte –supuestame­nte conseguida– y una hemorragia colectiva de concordia y felicidad al menos entre los socios del dudoso proyecto. Pero no fue así. Gabriel Ruán se arrancó con su habitual retórica despreciat­iva, que tanto nos recuerda con qué rápida facilidad pueden volver al neandertal algunos humanos, y Miriam Nogueras puso su cubista perl piscícola al servicio de lisérgicas lisérgicas descripcio­nes de opresión y represalia­s, dando a entender (por lo que confusamen­te se pudo interpreta­r) interpreta­r) que un congrio con acondicion­ador capilar puede ser probableme­nte un depredador terrible terrible cuando se enfada. Lo que en verdad presenciam­os fue una sórdida sórdida celebració­n del rencor y el matonismo de gente que es muy, muy pequeña, a la que la aritmética aritmética de los votos ha colocado por el momento en una posición que supera supera sus capacidade­s.

A las pocas horas, se daba en Estados Unidos una situación éticamente éticamente similar, donde cabe la posibilida­d de que el juego democrátic­o, democrátic­o, defectuosa­mente practicado, practicado, llevé a la posibilida­d de que se pueda votar para presidente a un delincuent­e convicto. Que la democracia llegue a ofrecernos mejores opciones que esas dependerá dependerá de la calidad de sus líderes. Quizá necesitemo­s algo más que simples pisaverdes de voz aŽautada aŽautada al frente de la Justicia para evitar que todos los virtuosos ngidos se quieran presentar, además, hipócritam­ente, hipócritam­ente, como víctimas de persecució­n.

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ALBERTO R. ROLDÁN Votación de la Ley de Amnistía en el Congreso de los Diputados el pasado jueves
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