La Razón (1ª Edición)

El temor y la culpa

Frenar a la derecha lo justifica todo y todo lo hace bueno, según el argumentar­io que con tanta facilidad parece haber aceptado gran parte de la izquierda española

- Juan Ramón Lucas

Escuchabaa­ureliohace­Escuchabaa­ureliohace unos días a Martin Ba-ron, Ba-ron, ex director del diario norteameri­ca-no norteameri­ca-no The Washington Post, asegurar que los políticos mienten más que los medios de comunicaci­ón. Sabe de lo que ha-bla. ha-bla. Su periódico hizo en 2019 re-cuento re-cuento de las mentiras de Trump desde que se coronó Presidente y le salen unas treinta mil, mentira arriba mentira abajo. Treinta mil. Mil multiplica­do por el número de veces que el jurado de Nueva York pronunció esta semana la palabra «guilty», culpable, al referirse a los cargos por los que se le había juz-gado juz-gado en ese caso de intento de so-borno so-borno a una señora con la que se había acostado para que no fuera diciéndolo por ahí. Los norteame-ricanos norteame-ricanos toleran mejor el robo o la mentira que la inŽdelidad, de ahí que se ocupara y preocupara de tapar aquella historia. Y por eso sigue creciendo en las encuestas: cuanto más miente y más ladra su victimismo, cuanto más cabalga la Justicia en su afán de hacerle pagar sus delitos, más crece en las en-cuestas en-cuestas frente a un Biden que se va debilitand­o casi tan rápido como su memoria.

Es rentable esparcir el estiércol desde la posición de víctima. Debe de haber algún manual de uso co-mún co-mún del populismo en el que se Žja que los malos son siempre los otros; son otros los que atacan, los que buscan, los que enfangan. Uso co-mún co-mún y generaliza­do. Le parece a Aurelio que ese patrón se repite de manera machacona y previsible, allí, acá y acullá. Las culpas son siempre ajenas. Es probable que el segundo capítulo del manual su-giera su-giera o proponga que se considere la culpa, su reconocimi­ento, como una inaceptabl­e debilidad. Falta de rigor, de criterio, de convicción. No cabe el incómodo Žlo helado del sentimient­o de culpa en la mochi-la mochi-la de un populista que aspire a al-canzar al-canzar el éxito, o sea, el gobierno. La culpa es un sentimient­o que se espanta en política como se conju-ran conju-ran los malos espíritus.

Hay, con todo, momentos en que ésta no puede borrarse por mucho que se pinte sobre ella o se empeñe uno en esconder sus perŽles. En el caso de Trump, que posee una patológica patológica carencia de cualquier tipo de conciencia o empatía social, fue el intento de silenciar a la mujer pagándole ciento y pico mil dólares. dólares. En este caso no es una culpa individual, sino más bien el temor a que una condena social perjudicar­a perjudicar­a su carrera política.

Le parece una deliciosa casualidad casualidad que la condena al hombre que puede volver a la presidenci­a de Estados Unidos si Taylor Swift no lo remedia, coincida con la aprobación aprobación de la Ley de Amnistía en el Congreso de los Diputados de España. España. La ley castiga allí a un expresiden­te expresiden­te que puede volver a serlo. La ley absuelve aquí a un ex presidente presidente que no lo volverá a ser.

Y en ambos casos, pero especialme­nte especialme­nte en el nuestro, flota como una nebulosa presente, aunque apenas perceptibl­e, la idea de una suerte de culpa. Política o personal, Aurelio es incapaz de Žjar la intuición, intuición, pero culpa al Žn, de eso no tiene duda.

Pedro Sánchez ha abonado el peaje para su continuida­d como presidente haciendo lo imposible real y lo inaceptabl­e palabra de Ley. Frenar a la derecha lo justiŽca todo y todo lo hace bueno, según el argumentar­io que con tanta facilidad facilidad parece haber aceptado gran parte de la izquierda española. española. Pero esa misma izquierda, y en particular el presidente del gobierno, gobierno, no puede ocultar el temor y la culpa, que acaso sean aquí una misma cosa.

Porque, a ver, se pregunta y pregunta pregunta Aurelio a quien pudiera responder, responder, si esta Ley de Amnistía es de tanto beneŽcio y tanta concordia, concordia, si abre un tiempo nuevo de amor y entendimie­nto, ¿por qué la deŽende un serie C en el Congreso (Aurelio no recuerda ni su nombre) y no el ministro de Justicia o el mismísimo mismísimo Presidente? Si abre un tiempo nuevo de concordia, amor y entendimie­nto, ¿por qué el independen­tismo independen­tismo se presenta como victorioso frente al Estado opresor (español, por supuesto) y anuncia ya que no se detendrá hasta el referéndum? referéndum? La culpa y la mentira son la respuesta. Dicen los socialista­s que lo de los indepes hablando de guerra, victoria y referéndum es palabrería. Y se les podría conceder que, en efecto, la política de este gobierno consiguió desactivar el procés. Vale. Pero la ley de Amnistía Amnistía les ha dado otro papel, ha activado una suerte de ruleta según la cual si los números no le dan al PSOE volverán a ser necesarios y poderosos.

Han mentido, es evidente y demuestran demuestran una incomodida­d que revela culpa. Y temor. No es gratuito gratuito ni admite dudas el hecho de que no se vaya a publicar en el BOE la Amnistía hasta después de las elecciones elecciones europeas. Si hay un hecho revelador del miedo y la culpa es precisamen­te ese.

Ignora Aurelio si se hubiera conseguido conseguido debilitar el independen­tismo independen­tismo sin la concesión de una amnistía amnistía que reescribe la historia y da por bueno el relato falso de los populistas populistas indepes. Pero le da que pensar esta culpa apenas escondida, escondida, y este pretender mantenerse en la mentira como sobre la tabla que surfea la ola de la política. Tabla acaso de superviven­cia más que de la limpia y saludable práctica del surf.

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PLATÓN
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