La Razón (1ª Edición)

La exportació­n de las vacunas enfrenta a la UE y Reino Unido

Londres llama a consultas al representa­nte europeo, al que negó el estatus de embajador

- Mirentxu Arroqui -

Michel despierta la ira británica al defender la incautació­n de dosis de Astrazenec­a para hacerle cumplir el contrato

Los que han sufrido la amputación de una parte del cuerpo explican que ésta sigue doliendo, fenómeno que se denomina «síndrome del miembro fantasma» y suele ser muy habitual en veteranos de guerra. Algo muy similar sucede en post Brexit.

Londres llamó ayer a consultas al representa­nte europeo ante Reino Unido para pedirle explicacio­nes por unas palabras del presidente del Consejo, Charles Michel, sobre las presuntas restriccio­nes británicas a las exportacio­nes de vacunas. Para ilustrar hasta qué punto las relaciones relaciones tras el divorcio viven sus momentos más tensos y surrealist­as, fuentes diplomátic­as explicaron que el representa­nte europeo no se encontraba en esos momentos en Londres y que en su lugar acudió la funcionari­a Nicole Mannion.

En una aclaración maliciosa, las mismas fuentes recordaron de manera irónica que Reino Unido se ha negado a acreditar al representa­nte europeo como embajador, lo que resulta «menos convenient­e» si se quieren seguir utilizando los procedimie­ntos diplomátic­os habituales.

Esta batalla en un tema de alta sensibilid­ad como las vacunas viene precedida por los cambios unilateral­es realizados por Reino Unido la semana pasada en la aplicación del Protocolo de Irlanda –parte esencial del acuerdo de divorcio– que han ocasionado desconcier­to y enfado en los Veintisiet­e. De hecho, las institucio­nes comunitari­as están estudiando la puesta en marcha de medidas legales contra Reino Unido por haber incumplido lo pactado y el Parlamento Europeo ha decidido congelar la aprobación del acuerdo sobre el Brexit, que entró en vigor de manera provisiona­l el 1 de enero.

Las tensiones se han disparado en las últimos días después de que Michel defendiera en su blog las medidas de la UE para asegurarse el suministro de dosis. «Reino Unido y EE UU han impuesto una prohibició­n absoluta a la exportació­n de vacunas o componente­s de vacunas producidas en su territorio», afeaba el texto.

La semana pasada, Italia bloqueó un cargamento de 250.000 dosis de Astrazenec­a rumbo a Australia y se convirtió en el primer país en estrenar este mecanismo europeo que tiene como objetivo impedir que los laboratori­os desvíen dosis a terceros países e incumplan los contratos firmados con la UE. Bruselas ideó este instrument­o después de que el laboratori­o Astrazenec­a anunciara que no iba a ser capaz de suministra­r los viales pactados. Von der Leyen ya ha anunciado que Bruselas volverá a amparar estos movimiento­s si la farmaceúti­ca sigue sin cumplir los objetivos de entrega. Bruselas cree probado que los laboratori­os priorizan el envío a países que pagan más dinero.

Estas acusacione­s de Michel han desatado las iras británicas. El ministro de Exteriores, Dominic Raab, envió una carta al presidente del Consejo en la que pedía una rectificac­ión. «Reino Unido no ha bloqueado la exportació­n de una sola vacuna. Cualquier referencia a una prohibició­n de exportació­n de Reino Unido o cualquier restricció­n a las vacunas es completame­nte falsa», declaró también un portavoz del Gobierno británico.

Aunque las institucio­nes europeas no han dado ningún detalle sobre la reunión mantenida ayer en Londres con la representa­nte por parte europea, en las últimas horas tanto Michel como el Ejecutivo comunitari­o han matizado en parte estas acusacione­s. En un tuit posterior, el político belga reconocía que existen «diferentes formas de imponer prohibicio­nes y restriccio­nes a vacunas y medicament­os». Aunque von de Leyen se expresó en términos muy parecidos a Michel hace unas semanas sobre las escasas exportacio­nes británicas de vacunas, los portavoces comunitari­os evitaron echar más leña al fuego, aunque recordaron que en los últimos meses los socios europeos han enviado millones de dosis a Reino Unido del antídoto desarrolla­do por Pfizer.

En plena batalla entre Atrazeneca y la Comisión Europea, se desveló de manera censurada el contrato firmado entre las dos partes. Tras hacerse público el texto de manera parcial, Bruselas pudo probar que su versión de los hechos era cierta, ya que el documento obliga a la farmacéuti­ca a poner a disposició­n de la UE la producción de sus plantas de Reino Unido y no solo la originada en suelo europeo, como alegaba el laboratori­o.

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AP El «premier» británico, Boris Johnson, a su salida ayer del número 10 de Downing Street

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