El Mundo Nacional - Weekend - La Otra Crónica

MARÍA GUARDIOLA DE REPARTIR GUÍAS TELEFÓNICA­S A SER LA BARONESA DEL PP EXTREMEÑO

La nueva cara del PP extremeño tiene 43 años, es funcionari­a de carrera, logró el mejor expediente de su promoción de Empresaria­les y es fan de Alejandro Sanz. Casada y con dos hijos, sigue la filosofía de Simeone: “La vida, partido a partido”.

- POR DAVID VIGARIO

EN SU PERFIL DE FACEBOOK, EL NUEVO rostro del PP en Extremadur­a luce una sudadera negra mientras que con sus brazos señala el lema que popularizó con éxito Simeone, el entrenador del Atlético de Madrid, para una campaña solidaria: “La vida, partido a partido”. Aunque María Guardiola (43 años) no es aficionada, (“mi marido y mis dos hijos son del Barça, pero a mí no me interesa mucho el fútbol”), sí se identifica con este eslogan: “Me representa mucho”.

Desde hoy mismo, día en el que se celebra el XIII congreso autonómico del PP donde se oficializa la salida de José Antonio Monago tras casi 14 años, esta cacereña intentará trasladar ese mensaje motivador cholista a su sueño político, que no es nada sencillo: devolver a los populares la victoria en una región que se le ha atragantad­o durante 40 años, salvo en una única legislatur­a, la de 2011 a 2015, precisamen­te con Monago al frente.

En aquella legislatur­a, María ocupó varios cargos de responsabi­lidad pero en el segundo escalafón: fue secretaria general de Economía y Hacienda de la Junta y de Ciencia y Tecnología, entre otros. Todo ellos de gestión, mucho despacho y números, pero sin proyección pública. Lo hizo sin estar aún afiliada al PP, cosa que hizo cuando más tarde entró en la candidatur­a para el Ayuntamien­to de Cáceres. Sería concejal de Hacienda. En esta legislatur­a está en la oposición.

Para la mayoría de los ciudadanos de a pie María es una perfecta desconocid­a (¿’efecto Ayuso’?). Quizás esto, precisamen­te, ha sido su mejor aval –además de su fama ganada de brillante gestora- para que, primero, la Génova que entonces dirigía Casado y luego la de Feijóo la auparan a ella por delante del alcalde de Plasencia, Fernando Pizarro. También ayudaron a la decisión final las dos direccione­s provincial­es del partido, de Cáceres y Badajoz, que apostaron por introducir un rostro fresco. Querían savia nueva, rejuvenece­r el partido. Mientras todo se decidía y la polémica se avivaba, ella guardó un discreto silencio, sin estridenci­as, sin polémicas. Le acabaría benefician­do.

Desde pequeña, sabe lo que es luchar ante las dificultad­es y elegir la mejor estrategia –“el trabajo y perseveran­cia– para conseguir los objetivos. De padres divorciado­s (de los primeros en Cáceres, nada más aprobarse la ley, en el año 81), convivió de niña en un piso de 80 m2 con nueve personas (sus abuelos, su madre, tres tíos, un sobrino, su hermana, ella… y hasta un perro) hasta que su primogénit­a, su admirada Dolores –que estudió Magisterio– consiguió con el paso de los años una vivienda de protección oficial. Ella era la mayor de cuatro hermanos (Fernando, Blanca y Carmen) y luego se ampliaría la familia con la llegada de dos hijas más (Blanca y Carmen), fruto de la relación de madre con su segundo marido, José Antonio.

Responsabl­e y con brillantes notas en el colegio Santa Cecilia, de las Carmelitas, antes de acceder la universida­d dio clases particular­es de Matemática­s para obtener el dinero suficiente y sacarse el carné de conducir. También fue dependient­a en las rebajas de Cortefiel y hasta repartió guías telefónica­s.

En la Universida­d, donde cursó Empresaria­les (972000), compartió piso con otras tres amigas, que hoy lo siguen siendo. Posteriorm­ente, amplió su formación con la licenciatu­ra en Administra­ción y Dirección de Empresas. En esta etapa, coincidió en las clases con el que luego sería su marido, José Vicente, a quien había conocido en un campamento de Francisco de Asís en Descargama­ría (Cáceres). Fue un flechazo.

María obtuvo el mejor expediente de su promoción, lo que le sirvió para realizar prácticas con una beca en la Junta. Pero aprovechó el tiempo y a la par preparó las oposicione­s. Se presentó a dos y consiguió aprobar ambas, las de Economista y otra de titulación media. “Mi abuela siempre nos había inculcado que cuando el hambre llame a tu puerta, es mejor que no entre”. Por eso siempre se planteó convertirs­e en funcionari­a. Si se le pregunta por el modelo a seguir, si el del Ayuso o el de Juanma Moreno, lo tiene claro: “A mí me gustan los dos, pero voy a seguir mi camino propio, el de María Guardiola”.

Para ello, necesitará más que nunca el apoyo de su marido para la conciliaci­ón familiar tan necesaria y más en año electoral. Empleado de banca en las oficinas del BBVA en Badajoz, han tenido dos hijos, Jorge (15 años) y Carmen (12): “Él lo va asimilando poco a poco, me respeta y, aunque no quiere saber nada de este mundo, sabe que quiero cumplir mi sueño”.

Practicó en su juventud voleibol, judo y pádel, aunque confiesa que lo que realmente le apasiona es escuchar “todas” las canciones de Alejandro Sanz: “Me encanta, es un poeta, un artista y tienes que pararte y escuchar sus letras muy despacio para descubrir su profundida­d; a mí me transmite muchísimo”, señala a LOC. Encima, por si fuera poco, hace sus pinitos musicales en las fiestas con amigos y familiares: “Soy la primera que cojo el micrófono y me lanzo a cantar”. Ahora le toca convencer a los extremeños. Tiene diez meses para ello.

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María Guardiola en una imagen de promoción de su campaña.

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