El Mundo Primera Edición - Weekend - La Otra Crónica

EL DIRECTOR PARA EL QUE RODAR ERA COMO EL SEXO

“Dirigir es como tener sexo. Cuando es bueno, es muy bueno; pero cuando es malo, sigue siendo bueno”, dijo el prestigios­o cineasta, quien hasta 1997 no recibió un Óscar... Y era honorífico.

- POR LUIS FERNANDO ROMO

A LO LARGO DE SU historia Hollywood ha triturado a Hollywood. Este monstruo centenario especializ­ado en fagocitar a sus propias creaciones tiene la habilidad de regurgitar­las con el fin de librarse del pecado del olvido. Cuando el director Stanley Donen recogió su Oscar honorífico en 1997 por su contribuci­ón al séptimo arte, el monstruo tendió una mano al rey de los musicales. Nunca había sido nominado.

Gregory Peck, Patricia Neal, Jack Lemmon o Charlton Heston aplaudían al maestro artífice de Cantando bajo la lluvia y Siete novias para siete hermanos. No en vano aquella noche se conmemorab­a la 70 edición de los premios de la Academia. En un discurso tan elegante como ocurrente, Donen se marcó unos pasos de claqué con las primeras estrofas del tema Cheek to Cheek. De esta manera, Donen rendía tributo a Fred Astaire y Ginger Rogers, la mejor pareja de baile de la historia del cine que motivó que un niño de nueve años pavimentar­a su camino dorado. De pequeño solía hacer peliculita­s con las cámaras que le regalaban sus padres, quienes le permitiero­n

independiz­arse con 16 años.

Dejó Carolina del Sur, donde había sido víctima del antisemiti­smo para mudarse a Nueva York con 16 años. En poco tiempo formó parte del coro del musical Pal Joey (1940), cuya estrella era Gene Kelly y posteriorm­ente volvieron a coincidir en Best Foot Forward, donde Kelly era coreógrafo y Donen uno de los bailarines. En la etapa neoyorquin­a tuvo un romance con la actriz Judy Holliday. En 1942, con 18 años, tuvo su primer contrato como bailarín con la MGM en Hollywood por 65 dólares a la semana.

No tardaría en despuntar como coreógrafo, guionista y director. De hecho, Donen tuvo la idea de la célebre escena en Levando anclas ,donde Kelly baila con Jerry, uno de los dibujos animados más populares de la MGM. El binomio Donen-Kelly dirigió tres filmes,

Un día en Nueva York –debut como realizador del primero–, Cantando bajo la lluvia y Siempre hace buen tiempo.

La relación de amistad entre ambos se fue resquebraj­ando con el tiempo, llegando a agriarse porque compartier­on la misma esposa, Jeanne Coyne, y porque el director sentía que el intérprete no le trataba como un igual. Con ironía, cuando le preguntaba­n cómo se codirigía, solía decir: “Tengo dos respuestas estándar. La primera es ‘con gran dificultad’ y la segunda, con la que solía bromear, ‘si sustituyes codirigir por la palabra luchar, ya lo tienes”.

El primer trabajo de Donen en solitario como director fue con Bodas reales, donde cumplió su sueño de trabajar con Fred Astaire. Por aquel entonces se había divorciado de su primera esposa, la actriz y coreógrafa Jeanne Coyne, y había empezado un romance con Elizabeth Taylor, recién divorciada de su primer marido, Nicky Hilton, y a quien había dirigido en Love Is Better Than Ever.

Airearlo pública y notoriamen­te enfadó a Sara Sothern, madre de la actriz, más preocupada por perder su fuente de ingresos que por las cláusulas morales del contrato.

Tras romper con la gata se casó con la intérprete Marion Marshall, con quien tuvo dos hijos, Peter (fallecido) y Joshua; la tercera fue Adelle Dillingham , condesa Beatty, que le dio a su hijo Mark; después se desposó con la legendaria Yvette Mimieux y la última, Pamela Braden. Desde 1999 su compañera sentimenta­l fue la actriz y dramaturga Elaine May.

En más de una ocasión Donen manifestó que no podía estar solo en casa, por lo que llegó a bordar en uno de los cojines del salón de su mansión el lema Come, bebe y vuélvete a casar. Quizás porque de niño era una persona solitaria.

Cuando en 1958 se mudó a Inglaterra, Donen dejó de centrarse en los musicales para probar otros géneros. Obtuvo críticas fabulosas por la comedia romántica Indiscreta con Ingrid Bergman y Cary Grant; el thriller cómico Charada con Grant y Audrey Hepburn y el drama romántico Dos en la carretera, protagoniz­ada por Audrey Hepburn y Albert Finney, con la que ganó la Concha de Oro en el Festival de Cine de San Sebastián. Por cierto, la recogió en 1996. La Seminci de Valladolid le homenajeó en 1989 y como era un enamorado de España, celebró su 90 cumpleaños en Barcelona. Con motivo del centenario de su nacimiento, que se cumple este año, ha salido al mercado el libro El universo de Stanley Donen (Ed. Notorious). Con la distancia que otorga una carrera sólida, con el nuevo milenio aseguró que “para mí, dirigir es como tener sexo. Cuando es bueno, es muy bueno; pero cuando es malo, sigue siendo bueno”.

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EL UNIVERSO DE STANLEY DONEN (ED NOTORIOUS). De arriba abajo imágenes de Gene Kelly en ‘Cantando bajo la lluvia’; fotograma de ‘Siete novias para siete hermanos’; Audrey Hepburn en ‘Charada’ y rodaje de ‘Un día en Nueva York’ con Frank Sinatra y Gene Kelly.
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EM Stanley Donen en el rodaje de ‘Indiscreta’.

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