Preguntas de política fiscal para políticos
un ejercicio de honestidad intelectual para exponer las amenazas reales a las que se enfrenta la sostenibilidad de las pensiones públicas.
Un segundo ejemplo reside en la incertidumbre sobre cómo se piensa acometer la inevitable consolidación fiscal para cerrar la brecha entre gastos e ingresos públicos. Según la Ley Orgánica de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera, tras suspender las reglas fiscales en octubre del año pasado, se debería haber presentado ante las Cortes Generales un plan de reequilibrio que explicase estos “detalles”. Máxime cuando los actuales presupuestos se sustentan en un cuadro macroeconómico con fondos europeos que ya en abril está desfasado.
Esperar durante meses a ver qué se decide en Europa sobre reglas fiscales no es prudencia, es darle una patada (otra más) hacia adelante a un déficit estructural que no tiene visos de mejorar.
Con independencia del modelo de gobernanza fiscal con que se dote la Unión Europea, lo que resulta evidente es que la reducción de la deuda pública no va a ser una opción, sino una exigencia que tarde o temprano nos vendrá impuesta, de una forma u otra. En cuanto la economía empiece a crecer, habrá que ponerse manos a la obra y convendría ir sabiendo por dónde empezar. El Fondo Monetario Internacional se ha manifestado recientemente en este sentido. Y la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal también debería adoptar aquí una postura más exigente, vista la eficacia de sus anteriores recomendaciones.
Un tercer ejemplo relacionado con lo anterior. Reformar el sistema fiscal será una de las claves para garantizar la sostenibilidad de nuestras finanzas públicas. Llevamos meses escuchando que un comité de expertos asesorará al Gobierno en esta tarea, pero al día de hoy la realidad es que más allá del eslogan “fiscalidad para el siglo XXI”, cuando estamos ya en la tercera década de la centuria, o de la confusión entre presión fiscal y justicia social que acreditan algunos, hay preguntas importantes sin atisbo de respuesta. ¿La apuesta por los impuestos medioambientales será sincera o un quita y pon como en el proyecto de presupuestos de 2021?, ¿la reforma del de sociedades seguirá finalmente lo señalado por los especialistas durante años?, ¿qué se piensa realmente sobre los tipos impositivos en el IVA? El planteamiento que hagan los expertos inf luirá, pero el criterio político será determinante, y éste dista de la claridad exigible.
Y si hay una reforma pendiente en la que todo está hecho y, al mismo tiempo, todo por hacer es la de la financiación autonómica. Los expertos ya rindieron su informe hace cuatro años y son las decisiones políticas las que están pendientes. En este caso, además, al populismo reinante se añade la dimensión territorial: barones y baronesas tirando de la manta para sacar la máxima tajada, con risibles manías persecutorias como acredita algún portavoz autonómico. Siendo esto comprensible, en un juego de suma cero como el de la financiación autonómica, solo caben resultados razonables cuando los acuerdos se alcanzan a escala nacional. Ah, ¿que el gobierno y el principal partido de la oposición no se hablan?…¡perdonen!
En definitiva, nuestros políticos no están haciendo su trabajo. Disponen de soporte técnico suficiente, en todos los niveles de la Administración y fuera de ella, para ayudarles a negociar y adoptar decisiones de cierta envergadura, y no parches de corto alcance. Sin embargo, dedican gran parte de su tiempo a lanzarse ráfagas de demagogia que polarizan y enfadan. Uno incluso sospecha que ni siquiera tienen un mínimo de claridad con que orientar sus decisiones.
En cuanto la economía crezca habrá que reducir la deuda y hay que saber qué hacer