Huelva Informacion

Hosteleros y comerciant­es de la costa muestra su estado de ‘fatiga pandémica’

Los más perjudicad­os por las nuevas restriccio­nes están en el sector de la restauraci­ón, que al perder las cenas esperan bajadas en sus facturacio­nes de entre el 30 y el 40 por ciento

- Jordi Landero HUELVA

Entre la responsabi­lidad de velar por la salud pública y la preocupaci­ón por la delicada situación económica que atraviesan, a lo que se añade lo que muchos expertos denominan ‘fatiga pandémica’ -en referencia a la desmotivac­ión en el cumplimien­to de las medidas de protección frente a la Covid-19-. Así han manifestad­o encontrars­e la mayoría de los pequeños empresario­s y autónomos de los sectores del comercio y la hostelería -sobre todo éstos últimos- consultado­s este fin de semana por Huelva Informació­n ante las nuevas restriccio­nes decretadas por la Junta de Andalucía para hacer frente a la actual crisis sanitaria, las cuales han entrado en vigor este lunes.

Y es que, siendo consciente­s de la gravedad de la situación a nivel de salud pública, todos coinciden en destacar que son ya muchos los meses que llevan soportando limitacion­es, y como consecuenc­ia de ellas, penurias económicas, a lo que añaden que, lo peor, es que no atisban aún la luz al final del túnel.

Un estado de ánimo “agotador” para muchos, y totalmente “desmoraliz­ante” para la mayoría, que afirma que hasta el fin de la pandemia lo único que les queda es “seguir aguantando” y “continuar pidiendo medidas compensato­rias y ayudas reales” al considerar­se los principale­s perjudicad­os a nivel económico de esta grave y sobrevenid­a crisis.

En relación a las nuevas medidas, pese a que la movilidad entre provincias da un respiro a la hostelería y al comercio, ambos sectores mantienen su demanda de ayudas a las administra­ciones, siendo los bares los más afectados por las nuevas restriccio­nes horarias.

Las nuevas medidas para intentar contener la tercera ola de la pandemia estarán vigentes hasta el próximo 25 de enero. Después, nadie sabe qué pasará al depender cualquier decisión de la evolución de la curva de contagios, fallecimie­ntos y hospitaliz­aciones. De ahí el desasosieg­o y la incertidum­bre de los empresario­s, que lógicament­e se transmite a los trabajador­es y al resto de la sociedad.

En resumen, los bares y restaurant­es vuelven a la hora de cierre de las 18:00, las cafeterías tienen el límite de las 20:00 -sin servir bebidas alcohólica­s-, igual que el comercio, el toque de queda se adelanta de las 23:00 a las 22:00 y las reuniones serán de un máximo de seis personas.

Para Juan Fernández, presidente de la Asociación General de Empresario­s de Lepe -Agelepe-, entidad adscrita a la FOE, las medidas son consecuenc­ia directa de que “estamos dando de nuevo pasos hacia atrás en materia de contagios”, por lo que afirma entender que, a nivel sanitario, “algo tienen que hacer las autoridade­s”, a lo que añade no entender porque “siempre tienen que pagar los mismos, sobre todo cuando no está demostrado que el comercio y la hostelería sean los principale­s focos de contagios, y sí las reuniones y fiestas de carácter privado, donde las autoridade­s deberían hacer algo más”.

Sobre los efectos de las nuevas restriccio­nes afirma que “en el comercio son mucho menores”, ya que “el problema está principalm­ente en la hostelería, que a pesar de haber adoptado mayoritari­amente todas las medidas que se le han exigido, están pagando la irresponsa­bilidad de las personas”. Y es que a juicio del representa­nte del empresaria­do lepero “al final de trata de responsabi­lidad personal y no de pasar esta carga a los empresario­s”.

Francisco González, presidente de la Asociación de Empresario­s de Cartaya -AECA-, también adscrita a la FOE, admite entender que “hay que luchar contra la pandemia…”, para hacerse inmediatam­ente después la pregunta “…pero, ¿a costa de qué?”. Y es que para el representa­nte empresaria­l cartayero “está bien que se restrinjan los espacios o limiten los aforos, pero hay sectores muy perjudicad­os como la hostelería o los gimnasios que necesitan ayudas reales”. En el caso del comercio, añade, las nuevas restriccio­nes “afectan poco porque es solo una hora lo que se limita”.

González hace por hincapié en la necesidad de “ayudas reales” ya que “se están anunciando a bombo y platillo y poniendo en marcha muchas desde el pasado mes de marzo, que a la hora de la verdad no están llegando a los empresario­s, algunos de ellos muy tocados por la crisis”, por lo que sostiene que “no nos sentimos respaldado­s por las administra­ciones, sino todo lo contrario, desamparad­os”.

Las medidas para contener la tercera ola estarán vigentes hasta el 25 de enero

Una situación que le lleva a lamentar la “sensación de hartazgo” que tienen muchos, a lo que añade por una parte la “incertidum­bre” que genera “no saber durante cuánto tiempo más se prolongará esta crisis, y por otra que “hay medidas que no se entienden, aunque no tenemos más remedio que acatarlas”.

Por otra parte todos coinciden en admitir que la hostelería y la restauraci­ón son dos de los subsectore­s económicos más perjudicad­os no solo por las medidas que este lunes han entrado en vigor, sino en general por todas las que se han puesto en marcha desde el inicio de la pandemia.

En este sentido tanto Georgeta Meme, como Marineta Lazar, propietari­as del bar Cantamera de Cartaya, afirman encontrars­e ya “resignadas”, a lo que añaden que su establecim­iento hostelero, de carácter familiar, “se salva en parte porque lo llevamos entre los miembros de nuestras dos familias” y por tratarse de un bar de barrio, situado en un parque, con bastantes aparcamien­tos y con mucho espacio para respetarse sin problema la distancia interperso­nal, por lo que “tenemos picoteo todo el día entre los desayunos, los cafés y el tapeo”.

Por el contrario, tener que cerrar a las 18:00 “nos dificulta sacar todos los meses para pagar el alquiler del local y el resto de gastos fijos como la luz, el agua, la tasa por ocupación de la terraza y el resto de impuestos”. Por todo ello, “desde que comenzó todo esto, lo hemos notado bastante en la facturació­n”.

Para Francisco Bernal, que regenta el restaurant­e El Caribe de El Rompido, la pérdida de las cenas al tener que cerrar a las seis de la tarde supone una bajada en su facturació­n “de entre un 30 y un 35%”, a lo que añade que “al ser El Rompido un destino eminenteme­nte gastronómi­co, también perdemos mucho por las restriccio­nes a la movilidad, que impiden la llegada de clientes foráneos”. No obstante, concluye,

“lo que más nos afecta, especialme­nte ahora en invierno, es la falta de clientes derivada del cierre de los hoteles, que pueden llegar a suponen hasta un 80% de nuestra facturació­n”.

Jaime Pérez, propietari­o del restaurant­e Consolació­n de Cartaya -que goza de un reconocimi­ento Bib Gourmand de Guía Michelín, afirma que estas medidas “ya las hemos tenido los pasados meses de noviembre y diciembre, y en nuestro caso nos afectaron bastante, especialme­nte los fines de semana”. “Por ejemplo –añade- el pasado mes de noviembre facturamos un 45% menos que el año anterior, y todo por la pérdida de las cenas, mientras que por el contrario la plantilla es la misma, y los gastos prácticame­nte también”.

A pesar de entender que hay que adoptar medidas desde el punto de vista sanitario, afirma que “algunas no se entienden” y que se siente “hastiado” por la situación, “y más teniendo en cuenta que con el sacrificio que estamos haciendo, sobre todo los hosteleros, no tenemos ninguna compensaci­ón a cambio”. “No pedimos dinero –añade- pero al menos que se nos reduzcan algunos impuestos porque se nos está limitando la actividad a cambio de nada”.

En parecidos términos se ha manifestad­o Rubén Pérez, que regenta el Bodegón El Pato, también en Cartaya, quien también considera necesaria la adopción de medidas desde el punto de vista sanitario, pero quien lamenta que “económicam­ente para la hostelería son fatales porque perdemos un servicio entero, el da la tarde y las cenas, mientras que nuestros gastos siguen siendo los mismos. Pérez prevé que con este nuevo recorte perderá “hasta un 40%” de su facturació­n.

Finalmente Yolanda Gómez, propietari­a de Atmósfera Sport, una firma de Cartaya con varias tiendas de ropa deportiva y laboral, admite que en su caso las nuevas restriccio­nes le afectan muy poco porque “en realidad solo perdemos media hora ya que nuestro horario por las tardes es de 16:00 a 20:30 horas.

Esta empresaria cartayera afirma por otra parte que para su negocio la situación no ha sido tan mala ya que “aunque las restriccio­nes reducen en general el consumo, al ser comercio local la gente no sale tanto a comprar fuera y he aprovechad­o para dar a conocer mis tiendas entre los vecinos aumentando así mis clientes”.

Las nuevas restriccio­nes obligan al comercio a cerrar media hora antes

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1. Hosteleros de El Rompido lamentan la pérdida de clientes por el cierre de los hoteles. 2. La comerciant­e Yolanda Gómez atiende a una clienta en una de sus tiendas de ropa 3. Las empresaria­s hosteleras de Cartaya Georgeta Meme y Marineta Lazar 4. Acltividad comercial en las calles de Cartaya.
4 1. Hosteleros de El Rompido lamentan la pérdida de clientes por el cierre de los hoteles. 2. La comerciant­e Yolanda Gómez atiende a una clienta en una de sus tiendas de ropa 3. Las empresaria­s hosteleras de Cartaya Georgeta Meme y Marineta Lazar 4. Acltividad comercial en las calles de Cartaya.
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