Cruz Roja y la gestión
Reconozco que me ha costado más de seis años redactar esta carta, aunque ya el 14 de marzo de 2017 HERALDO, bajo el título ‘Se puede hacer más’, tuvo a bien publicarme otro escrito referido a mi experiencia como voluntario en la ONG más importante de nuestro país y seguramente también a nivel mundial, en la que invitaba a socios, donantes y sociedad en general a exigir un empleo de los ingresos, sin que pasen a engrosar sus fondos propios y queden, sin utilizar, en cuentas bancarias. Ya entonces, acompañado de otros voluntarios, solicitamos de los responsables provinciales una explicación, que no se produjo con argumentos convincentes, porque sencillamente es inexplicable. Confié en que siguiendo como voluntario podría contribuir a cambiar la situación desde dentro, y lo he venido intentando en la medida de mis posibilidades, sin éxito. Año tras año, los beneficios han ido incrementando sus fondos propios, hasta cerrar el ejercicio de 2022, siempre referido a España, con una cifra de 654 millones de euros, después de tener unos beneficios de 25 millones de euros; excedentes, los denominan. Se pueden consultar en ‘Cruz Roja Transparencia’. Pienso que una ONG cuyo objetivo es atender a las personas vulnerables, y con las ventajas fiscales que tiene, no puede dejar de utilizar el dinero recaudado para los fines que sus socios y donantes pretenden, al igual que sus voluntarios dedican su tiempo con idéntica intención. Inexplicable también, la poca sensibilidad que a sus trabajadores ofrecen, dilatando la aplicación del convenio nacional del sector, aunque la nueva presidenta nacional ha corregido, parcialmente, después de estar recurrido. He suspendido mi voluntariado, como señal de protesta, y mi única intención con esta carta es que la opinión pública ejerza presión, para que los máximos responsables nacionales de Cruz Roja Española sean conscientes de que con su proceder, diferente al de colegas de otros países de la misma organización, no cumplen con el primer principio fundamental de Cruz Roja, que es ‘humanidad’.
José Luis Vicente López
ZARAGOZA