Heraldo de Aragón

La máscara que esconde la mejor versión de Kylian Mbappé

El delantero francés sigue alejado de su mejor versión: ha anotado un solo gol en la Eurocopa, y de penalti. No acabó el partido de cuartos ante Portugal

- IÑAKI DUFOUR

demasiado cansado», asumía en la zona mixta Kylian Mbappé, cambiado al descanso de la prórroga de los cuartos de final contra Portugal, en el duelo del pasado viernes. El delantero se halla lejos de su mejor versión, entre «altibajos», con 20 remates y tan solo un gol de penalti, mientras enfoca a España para dar toda su medida, porque «depende» de él mismo estar a la altura.

Mbappé aún no es Mbappé en Alemenia. Ni se parece. En su recorrido con la selección francesa desde su estreno el 25 de marzo de 2017 hasta justo antes de la Eurocopa, promedió un gol cada 126 minutos o aportaba un tanto o una asistencia cada 79 (47 goles y 28 pases en 5.908 minutos); nada que ver con sus actuacione­s en la presente edición del torneo continenta­l.

A lo largo de sus cuatro encuentros en Alemania (en el banquillo ante Países Bajos, sin minutos, por la fractura de nariz que sufrió en el debut en el torneo ante Austria), en un total de 374 minutos, Mbappé sólo ha marcado un gol, de penalti, ante Polonia. Tampoco ha dado ninguna asistencia. Un gol en 374 minutos, tres veces por debajo de su media habitual. Y con la evidencia que supone su cantidad de remates, 20, más que ningún otro de sus compañeros y el segundo dentro de la competició­n, sólo superado por los 23 realizados por Cristiano Ronaldo. También porque ni siquiera la mitad han ido a portería, tan solo ocho. Francia es consciente de que lo necesita a un nivel mucho más alto.

No es decisivo

En esta Eurocopa, dentro de una precisión del 89,3%, con 143 pases completos de 160 intentados, y con 26 regates, el jugador del Madrid ha recuperado dos balones y ha sido objeto de seis faltas. Pero más allá de los números, Mbappé es inconstant­e, parece desubicado, sin tino. No es decisivo. Más allá de ráfagas puntuales de su indudable potencia, su imparable velocidad y su fenomenal talento, no parece cómodo en su juego. No interviene tanto como debería, con toda la trascenden­cia que tiene como capitán, figura y atacante en el esquema de Francia. La máscara no le gusta. La ha cambiado ya hasta tres veces. Su mejor acción del partido del viernes fue defensiva, cuando se cruzó en la segunda parte a un cabezazo de Bruno Fernandes.

Aun con todo, Mbappé es el goleador de Francia. Sus 48 goles –más 14 asistencia­s– en este curso, entre el PSG y la selección son una demostraci­ón. De los 57 choques que jugó en este ejercicio, se quedó sin marcar en 25, pero cinco de ellos ya seguidos son con su selección, tres de ellos en esta Eurocopa. En los otros 32 siempre batió la portería contraria.

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