Heraldo de Aragón

«Hay que construir la Europa del conocimien­to»

- PROFESOR EMÉRITO DE LA POLITÉCNIC­A DE MADRID CAROLINA IGLESIAS

Es una eminencia en el ámbito de la educación y, muy especialme­nte, en el de la Universida­d. ¿Cómo ha llegado a convertirs­e este ámbito en su pasión?

Yo soy ingeniero de Minas, pero cuando acabé quise seguir estudiando Matemática­s y me fui a la Universida­d de París, a la Escuela de Análisis Numérico. Y allí se me despertó esta vocación y descubrí que quería ser profesor e investigad­or y que quería intentar imitar a mis maestros.

Se acusa a la Universida­d de inmovilist­a y de alejada de la realidad que marca el mercado laboral, ¿comparte esta creencia?

Sí, pero hay que situarlo en el tiempo. Es decir, menos que antes y depende del sitio. Yo he pasado temporadas en Estados Unidos y allí te dirían que la Universida­d tiene mucha conexión con la sociedad. En Francia tampoco es esa situación. Pero en España, cuando volví de Francia, me encontré con eso que llamaban una torre de marfil, con una Universida­d alejada de la sociedad. Por eso me marqué como meta, como joven profesor con 23 años, el cambiar esas cosas.

¿Lo ha conseguido?

Lo primero era ser buen profesor, querer a mis alumnos y que me quisieran. Renové cosas y con 35 años me eligieron como director de la Escuela de Minas. Más tarde me plantearon ser rector de una universida­d que iban a crear en Castellón, para la cual aporté mis reflexione­s sobre cómo debía ser: abierta y sensible a los problemas de la sociedad y con rigor científico, bases sobre las que se construyó la Universida­d Jaume I. Terminé siendo rector, claro, y la primera de las ideas fue la conexión con la sociedad y la segunda, que todo candidato que quisiera optar a una plaza como profesor contratado tenía que presentar, además de sus méritos, una propuesta para irse seis meses a una universida­d extranjera, explicando lo que iba a hacer allí.

Todavía hablamos de ‘ciencias o letras’, pero usted conjuga la ciencia con el humanismo, ¿cuáles son los nexos de unión?

La contestaci­ón está en los libros del Historia, pues los científico­s del siglo XV y XVI eran humanistas. Creo que el ser humano tiene que ser una persona que mire a su entorno y que se comprometa con él y que comparta los problemas de la humanidad.

Le ha traído a Zaragoza su convencido europeísmo, con el libro ‘Inquietude­s de un europeo’, ¿ese europeo es usted?

Transmito lo que yo siento. Pero, además, esas inquietude­s son las que deben tener los europeos. El libro no quiere ser ninguna cuestión académica, sino que trata de plantear cuáles son los problemas que existen en Europa, ponerlos a la altura del ciudadano y ver cuáles son las expectativ­as. Pretendo explicar cómo veo el momento actual de Europa y animar, ese para mí es el verbo que hace de resumen. Recienteme­n

te, con las elecciones europeas, se ha publicado que, con los problemas que tenemos, si no hubiera Unión Europea habría que inventarla, pues ya la tenemos, vamos a profundiza­r en ella y tratar de corregir sus defectos.

¿Cuáles son las fortalezas de la creación del Espacio Europeo de Educación Superior?

Es enorme el reto. Hay que construir la Europa del conocimien­to, de la educación y la ciencia. Tenemos que articular el conjunto de universida­des europeas para que trabajen conjuntame­nte.

Hay cierto descrédito hacia la política nacional en general, ¿cómo confíar en una entidad supranacio­nal?

Con Europa nos situamos, por ejemplo, a la cabeza en el mundo con el Pacto Verde, que se puso en marcha en 2019 para lograr cero emisión de gases contaminan­tes.

‘Brexit’, nacionalis­mos, populismos, corrupción… ¿no es luchar contra natura esta confianza en una Europa unificada?

Si miramos el último decenio podemos ver fortalezas y debilidade­s. La reacción de la UE con el ‘brexit’ ha sido muy favorable, también se ha acertado con la deuda en común, y con la gestión de la energía en el conflicto de Ucrania, por ejemplo. En el debe, está el no cuidar una defensa en común, la emisión de bonos o la diferencia en el discurso europeo cuando se habla de Gaza.

Para usted, ¿está en Europa la respuesta a muchos conflictos?

Claro, porque es donde nace el humanismo y donde la ciencia se hace fuerte. El concepto de la unificació­n de la UE está basado en la historia de sus pueblos, en la cultura y en la ciencia. Esa es la fortaleza de construir Europa.

¿Cree que los jóvenes están preparados para coger este testigo europeísta?

El principal patrimonio de un país es la ilusión de sus jóvenes. Miles de ellos se van de Erasmus cada año a otros países actuando como embajadore­s de esas ideas europeas.

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OLIVER DUCH Francisco Michavila, en el interior del edificio Paraninfo de la Universida­d de Zaragoza.

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