Israel causa una nueva tragedia civil, con más de 40 fallecidos, al atacar una escuela de la ONU
El Ejército afirma que bombardeó el colegio porque escondía a miembros de Hamás, aunque Naciones Unidas lo niega
ESTAMBUL. Israel volvió a atacar ayer una escuela de la ONU en Gaza y al menos 40 personas murieron y 75 resultaron heridas, la mayoría mujeres y niños, según fuentes médicas palestinas. Dos misiles impactaron en el colegio que tiene la Agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos (Unrwa) dentro del campo de refugiados de Nuseirat, en el centro de la Franja.
Desde el 7 de octubre estas escuelas se han convertido en refugio improvisado para miles de familias y las imágenes que llegan de Nuseirat repiten las de anteriores ataques contra otras instalaciones parecidas. Los datos de Unrwa revelan que Israel ya ha atacado a 180 colegios y edificios de la agencia. Los pocos hospitales abiertos operan casi sin recursos y no hay apenas medios para tratar a los heridos o evacuarles fuera de la Franja.
Philippe Lazzarini, máximo responsable de esta red de Naciones Unidas, dijo que el Ejército hebreo no avisó antes de su ataque aéreo contra el inmueble, donde se refugiaban 6.000 personas. «Atacar o utilizar edificios de la ONU con fines militares es un flagrante desprecio del Derecho Internacional humanitario», escribió después en X, red social en la que pidió que «esto debe parar y todos los responsables deben rendir cuentas».
Las Fuerzas de Defensa israelíes, que impiden la entrada de prensa internacional y han matado a más de cien periodistas y trabajadores de medios palestinos, admitieron que habían llevado a cabo un bombardeo «de precisión» contra «una base empleada por Hamás». Según estas fuentes, entre 20 y 30 miembros de la milicia y de la Yihad Islámica utilizaban dos departamentos de la escuela como lugar de reunión y
refugio. Algunos de ellos serían milicianos de la fuerza de élite de Hamás que perpetró algunos de los peores episodios de la masacre del 7 de octubre.
Los militares repitieron en su comunicado una frase que emplean en las últimas semanas, desde que está abierto el caso por genocidio contra Israel ante la Corte Internacional de Justicia: «Antes del ataque aéreo se tomaron medidas para reducir el daño a civiles». De hecho, su portavoz precisó que había habido cuatro tentativas previas de lanzar el bombardeo y fueron abortadas por la imposibilidad de evitar una
matanza. Lo que no explicó es cómo entre los muertos y heridos más de la mitad fueron mujeres, niños y padres de familia.
«Historias fabricadas»
Hamás, por su parte, negó que contara con base alguna en el colegio e Ismail Al Thawabta, director de la oficina de medios de los islamistas, dijo a Reuters que «la ocupación utiliza historias falsas fabricadas para justificar este brutal crimen contra decenas de personas desplazadas» . El bombardeo causó el rechazo de la comunidad internacional y sembró la incredulidad ante el hecho de
que todavía se produzcan bajas tan abultadas entre la población civil pese a las advertencias del Tribunal Penal de La Haya.
Además de las escuelas, Tel Aviv tiene en su punto de mira a los hospitales. Así, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó un informe que recoge que los israelíes han atacado desde el 7 de octubre un total de 101 instalaciones sanitarias y 113 ambulancias, acciones en las que ha matado a 727 personas y también herido a otras 933.
El hospital de los Mártires de Al Aqsa, donde fueron conducidas las víctimas del bombardeo de Nuseirat, es un ejemplo de esta situación. Horas antes de la incursión de los aviones israelíes, alertó que había perdido por avería uno de sus equipos electrógenos, lo que ponía en peligro las intervenciones quirúrgicas y la asistencia a los bebés en las incubadoras, El centro, que ha asistido hasta a un millón de pacientes, se declaró en riesgo de «catástrofe humanitaria». Los testigos afirman que hay heridos graves tirados en los pasillos y «un hedor insoportable a sangre seca» en la atestada morgue. «Los cuerpos yacen por todas partes».
Mientras, pasan los meses e Israel no consigue ni liberar a los cautivos, ni cazar a los líderes de Hamás. Y son ya casi 37.000 los palestinos muertos. La operación en Rafah sigue abierta pero, al igual que en Nuseirat, las tropas golpean también en el centro de la Franja, a la que han llegado más de un millón de civiles en apenas tres semanas. Escaparon de Rafah y han llegado a lugares donde no hay servicios mínimos.
Las imágenes de la masacre de Nuseirat demuestran que el alto el fuego parece algo muy lejano. El diario Asharq Al-Awsat reveló que Hamás no acepta la hoja de ruta que le han presentado y alegan que es diferente de la que hizo pública el presidente estadounidense Joe Biden. Los islamistas exigen garantías de que la guerra terminará porque temen que Israel quiera implementar solo la primera fase del plan, –la fase humanitaria y entrega de parte de los rehenes– y luchar de nuevo pasadas las primeras seis semanas de alto el fuego.
Son ya 17 los países que se han adherido a la propuesta presentada por EE. UU., al entender que es la oportunidad «para lograr una paz duradera más resistente y una solución de dos Estados». Entre ellos figuran España, Francia, Reino Unido, Portugal, Canadá, Dinamarca, Alemania o Polonia, para los que «es hora de que la guerra termine», según un comunicado conjunto.