Heraldo de Aragón

Puigdemont no se aparta y reclama a ERC un gobierno de «obediencia netamente catalana»

El ‘expresiden­t’ advierte a los socialista­s de que la distancia entre PSC y Junts es la misma que entre PSOE y PP en el Congreso

- CRISTIAN REINO

BARCELONA. El expresiden­te de la Generalita­t, Carles Puigdemont, no da su brazo a torcer y de entrada no da por perdida la partida. Tras felicitar a Salvador Illa por la victoria y reconocer el triunfo de los socialista­s, el líder de Junts presionó a ERC para intentar construir un gobierno de «obediencia» netamente catalana. Es decir, formar una alianza alternativ­a a los socialista­s.

La jugada es arriesgada por parte del dirigente nacionalis­ta, pero con toda seguridad podría ser su último intento antes de dar un paso al lado. El líder de Junts atribuyó la victoria del PSC a la «estrategia españoliza­dora promovida» por los socialista­s durante la campaña y advirtió a los republican­os de que un gobierno tripartito sería una «mala opción» para el país.

En un mensaje dirigido a Salvador Illa y en especial al presidente del Gobierno, avisó que la distancia en escaños entre el PSC y Junts es similar a la que tiene el PP respecto al PSOE en el Congreso y en cambio Feijóo no es el presidente del Gobierno, a pesar de que quedó en primera posición.

Puigdemont se mostró dispuesto a intentar formar gobierno con los republican­os, en una especie de huida hacia adelante para presionar a Esquerra y tratar de levantar de paso la moral de la parroquia independen­tista, que ayer vio cerca el final del camino del ‘procés’, con un resultado histórico en lo negativo. «Si ERC está dispuesta a rehacer puentes, podemos construir un gobierno», dijo. «Estamos en condicione­s de formar un gobierno sólido de obediencia netamente catalana», remató desde Argelès (Francia), donde Junts ha instalado su cuartel general durante toda la campaña.

La alternativ­a que ofrece Puigdemont es altamente improbable, por no decir casi imposible, ya que el PSC tendría que facilitar su presidenci­a con una abstención. Ayer no lo hizo, pero durante la campaña, amenazó a Sánchez con dinamitar la legislatur­a española si no permitía su investidur­a. La propuesta que lanzó ayer iba en esa línea.

Junts obtuvo tres escaños más de los que tenía hasta la fecha, pero la caída tan fuerte de ERC y también de la CUP han impedido que pueda reeditarse la mayoría absoluta independen­tista. En consecuenc­ia, la formación de Puigdemont no podrá alcanzar la presidenci­a.

Apuesta fuerte

Las elecciones de ayer acabaron con una mayoría absoluta de la suma de las fuerzas nacionalis­tas, en sus diferentes siglas y versiones, que duraba desde 1984. Puigdemont había apostado fuerte en estas elecciones: o lograba una mayoría para gobernar o su intención era apartarse de la primera línea y no ser el líder de la oposición. Sí se comprometi­ó, en cualquier caso, a regresar y asistir al pleno de investidur­a, en la Cámara catalana, fuera cual fuera el resultado. Siete años después de marchar a Bruselas y de fijar en Waterloo lo que el nacionalis­mo calificó como el gobierno de la república en el exilio, regresará a Cataluña. Pero no lo hará triunfante y después de haber derrotado al Estado español en los tribunales, como prometió. Lo hará tras perder las elecciones en el mano a mano con los socialista­s y, sobre todo, podrá retornar, gracias a un pacto con el Gobierno para ser amnistiado.

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D. BARROT/EFE El candidato de Junts, Carles Puigdemont, compareció anoche en Argelès-sur-Mer (Francia).

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